viernes, 28 de agosto de 2009

"Anticristo", sexo, bosque y cámara lenta.

Surrealismo e irreverencia en el nuevo experimento de Lars von Trier.

¡Uff!, a ver por donde empiezo yo hoy... Se me hace complicado comentar una película que siquiera sé en qué género encuadrarla. Lars von Trier es un tipo inquieto, poco convencional y constantemente ha demostrado que su forma de hacer cine va en contra de todo lo habitual. Parece ser que no acepta de buen grado la corriente cinematográfica actual y es por eso que sus películas muchas veces no siguen un patrón inteligible, mucho menos las formas habituales. El realizador danés fue uno de los promotores del famoso movimiento Dogma 95, que para quien no lo sepa es una especie de "pacto" entre un grupo de directores (la mayoría de ellos daneses) en los que se auto-aplicaron una serie de estrictas reglas que les permitirían cambiar la forma de hacer cine y adaptarlo a un tono más clásico; algunas de las imposiciones que debían seguir eran no aparecer en los créditos como directores, no realizar películas de género, la iluminación debía ser natural, no se podían usar actores profesionales, etc. El objetivo del Dogma 95 era revitalizar el cine como forma de expresión artística y dejar a un lado los artilugios que habían convertido el cine (según ellos) en un espectáculo vacío y artificial que había desvirtuado el significado del mismo. Sinceramente, a mí la intención me parece buena y los motivos son honestos, pero si habéis visto alguna película perteneciente al sello Dogma 95 y no os habéis dormido tenéis mi más profunda admiración.

Partiendo de aquí ya sabemos que Lars von Trier no es un tipo corriente ni hace cine corriente. De su filmografía pueden destacarse obras tan variopintas como "Bailando en la Oscuridad", "Rompiendo las Olas", "Los Idiotas", "Dogville", "Manderlay", etc. y exceptuando "Dogville", que me encanta, no he visto ninguna otra de sus películas (entera). Trier, que además de dirigir escribe todas sus películas, es especialista en levantar odios y pasiones en la misma porción, un obseso de la forma que la crítica es capaz de adorar o demonizar al mismo tiempo y que no deja indiferente a nadie por su estilo atrevido, singular y extremado. No soy fan del cine experimental (no me he introducido en él) pero las pocas ocasiones que he tenido contacto con él me han dejado perplejo. El paradigma de ello es "Anticristo", la última película del director danés, un experimento complejo y surrealista que escupe a la cara del cine convencional. Solo las mentes abiertas y preparadas deberían enfrentarse a esta película, y creo que a mi mente le falta aún trabajar mucho para saber apreciar como se debe una obra así.

Antes de empezar debe quedar claro que "Anticristo" no sigue el patrón del Dogma 95, aunque es evidente que siendo el director uno de los promotores del movimiento algo haya empapado a la cinta. "Anticristo" narra la historia de una pareja que tras perder a su hijo intenta salvar su matrimonio y su cordura, decidiendo irse a una cabaña en medio del bosque para una terapia de choque en solitario, rodeados de la naturaleza y la maldad oculta en ella. La obra está dividida en seis partes, comenzando por el prólogo, siguiendo con los cuatro capítulos y finalizando con el epílogo, y toda ella gira en torno a dos únicos personajes (y medio, si contamos al bebé) sin nombre (son Él y Ella), aunque el propio bosque de Edén donde transcurre la historia podría considerarse el tercer personaje (o tercero y medio) ya que como en la misma cinta insinúan el bosque parece cobrar vida ante ellos.

En "Anticristo" nada es convencional, el propio director se salta la continuidad espacial intencionadamente en algunos planos (en algún diálogo concreto se salta todas las normas habituales), decide utilizar lentes para distorsionar el escenario que dan la sensación de movimiento en los laterales de la pantalla, lo cual dota de vida al bosque, también le da por introducir imágenes subliminales (de aquellas de ¿lo he visto o no lo he visto?), y constantemente hace uso de una cámara ultra-lenta, en vídeo digital, aunque en esta ocasión Trier no fue él el camarógrafo como venía haciendo en anteriores cintas. Virtudes tiene muchas la película, así como defectos que giran en torno a lo críptico del desarrollo del argumento. Podríamos decir que formalmente "Anticristo" es una maravilla, aunque la esencia del guión es demasiado caótica y surrealista como para poder ser analizada sin pista alguna sobre lo que el director y guionista quiso expresar. Yo, aficionado a darle vueltas a las películas y amante de los puzles que presentan algunas cintas (como "Primer", "Southland Tales" o "Donnie Darko"), ni me vi con ganas ni motivos para desperdiciar el tiempo tratando de construir una reflexión tan profunda como la que intenta plantear Trier. Soy amante de los análisis profundos de las obras, pero esto es pasarse de la ralla, seguramente ni el propio director sabría muy bien qué estaría intentando explicar (o sí, pero de eso no hay señas). El cine es entretenimiento y también es arte, un director debe decidir que proporción debe tener su película, y en este caso el realizador nórdico ha querido que estéticamente sea un hito pero temáticamente un enigma irresoluble.

La cinta, co-producida entre varios países europeos (Dinamarca, Alemania, Francia, Suecia, Italia y Polonia) supone un reto para el espectador. Tras un supremo prólogo (que sin duda es lo mejor de la cinta) donde a cámara lenta y en blanco y negro vemos como la pareja hace el amor descarnadamente, con una claridad y descaro que a muchos podría parecerles hasta pornografía, con primeros e inéditos planos de genitales (no recuerdo haber visto nunca en el cine tal nivel de detalle), mientras su pequeño hijo se aproxima fatídicamente a un trágico y previsible desenlace. La música de Händel "Lascia ch'io pianga" invade el aire y el alma del espectador que asiste trágicamente a los acontecimientos en un prólogo impactante y técnicamente perfecto. Luego la película va bajando poco a poco el nivel al mismo tiempo que aumenta el surrealismo en cada fotograma y los capítulos van sucediéndose añadiendo cada vez más factores enrevesados. Mientras, el género de "Anticristo" no queda claro: tiene una pizca de survival, una pizca de terror sobrenatural, algo de suspense, pero al fin y al cabo debería considerarse un drama surrealista y oscuro, de una gran crudeza, muy muy explícito en todos los sentidos en cuanto a violencia y sexo, atrevido e irreverente. De hecho levantó una gran polémica en su proyección en Cannes por su rotundidad, además de por otros asuntos con la prensa y el director, donde se quiso malinterpretar las palabras de Trier al decir (bromeando) que era «el mejor director del mundo y no necesitaba justificarse». Polémicas circunstanciales al margen la película goza de una crudeza visual inédita, con escenas de mutilaciones, masturbación, violencia, sexo y toda clase de imágenes que en otra película estarían censuradas o suavizadas (de hecho, me extraña bastante que la película haya sido estrenada con tan poco bombo por eso mismo), y que en el capítulo final, el cuarto ("Desesperación [Ginocidio]"), acaba por desatarse y entrar en el terreno absolutamente explícito y también en el completamente surrealista. Lo de los Tres Mendigos me dejó K.O., al final acabé por no entender nada y me cansé de alegorías, metáforas y representaciones, limitándome a mantenerme sabiendo qué era más o menos lo que pasaba. La tesis de Ella, el tema de los zapatos cambiados de pie, la maldad intrínseca de la naturaleza femenina, las bellotas... todo acabó entrando en un terreno tan irreal que mi mente no pudo asimilarlo todo.

El trabajo de los actores es algo a destacar, Willem Dafoe está espectacular como el marido que no quiere despegarse de su mujer, aguantando estoicamente todo el proceso de recuperación de su mujer, implicándose completamente y dejándolo todo por ella. El mítico Sargento Elias de "Platoon" convence de principio a fin, y aguanta con firmeza el recital de su compañera de reparto Charlotte Gainsbourg, actriz inglesa que ya compartió protagonismo con Heath Ledger en "I'm Not There" y que en el Festival de Cannes de este año se fue con el Premio a la Mejor Actriz bajo el brazo. De los dos intérpretes Gainsbourg es quien acaba comiéndose la pantalla por ser su personaje mucho más desequilibrado, completo y complicado de representar, mostrando la locura, el miedo, el dolor, la pena y la desesperación con una credibilidad espeluznante. Mención especial a los animales que también protagonizan buena parte de la cinta, y sorprende saber tras el visionado que algunos de los animales fueron recreados mediante técnica computarizadas, algo que realmente estaba bien hecho (y que demuestra que al fin y al cabo Trier no está tan en contra de las corrientes de cine actuales).

Las cámaras usadas por el realizador y la iluminación de la cinta son de una exquisitez extrema, quizá lo mejor de la cinta, obra de Anthony Dod Mantle, director de fotografía de cintas como "Slumdog Millionaire" (por la que se llevó un Oscar) o "El Último Rey de Escocia" además de otras de Lars von Trier. El blanco y negro inicial pasa a ser un color saturado y apagado, de fuerte brillo y brillantes contrastes, sobre todo en las escenas nocturnas que juegan con las sombras y los claroscuros de forma sobresaliente. Las cámaras que usa Lars von Trier son increíbles, de una calidad sensacional, la cámara lenta es realmente lenta y el director le saca todo el provecho que puede. A nivel sonoro, como dato, a parte del tema de la ópera "Rinaldo" de Händel la música no tiene ninguna participación en la cinta.

"Anticristo" se vendió (hace tiempo cuando comenzó a hablarse del proyecto) como el acercamiento de Lars von Trier al género del terror, pero en realidad la película no refleja ninguno de los componentes clásicos de este género (si no es la típica cabaña en el bosque o la pequeñísima porción de survival que tiene) ni tiene intención de provocar miedo, más bien incomodidad por la cantidad de planos impactantes y nunca vistos (o raramente vistos). "Anticristo" (que por cierto, nada tiene que ver con el demonio pese a su título) es una película incomprensible, cruda, atrevida, con una serie de secuencias espectaculares y preciosas, con abuso de la cámara lenta y que finalmente resulta un experimento, algo nada convencional donde lo más fácil es no enterarse de nada y asombrarse con lo explícito en todos los aspectos de la cinta. No es para nada una cinta de terror, es un ensayo acerca de la naturaleza y el miedo, acerca del terror y la maldad del ser humano, pero no propiamente una cinta de horror, y no sé si sería capaz de recomendarla —sobre todo a amigos y familiares—. Mi nota sería un espacio en blanco porque películas de esta clase no soy capaz de valorarlas con el mismo rasero que otras (me pasó con "Revolver" de Guy Ritchie, por ejemplo), pero para poner algo será un "ni pa' ti ni pa' mí" ya que técnicamente la cinta no tiene réplica y el prólogo es una de las escenas más espectaculares que he visto en el año, pero por contra tiene lo extremadamente críptico de su mensaje y lo surrealista de su planteamiento, lo cual personalmente hace que la desestime como una película notable. "Anticristo" es una película peculiar, una experiencia, y cada uno debería sacar sus propias conclusiones de lo visto. Mi opinión es que es pura provocación, muy elegante en su estética y con grandes interpretaciones, pero provocación al fin y al cabo. O eso espero por el bien de la cordura del director...

Mi puntuación: 5/10.

sábado, 22 de agosto de 2009

"Enemigos Públicos". John Dillinger, ¿héroe nacional?

Historia criminal americana de primera fila, poco convencional pero impecable.

El criminal siempre ha sido una forma de vida odiada por la sociedad, pero en secreto envidiada por vivir rompiendo las normas, por gozar del libre albedrío que le proporciona el ir en contra de lo establecido. El criminal es un ser que para mantener una existencia cómoda y ostentosa debe sacrificar su integridad y traspasar la línea que separa al bien del mal, suprimiendo el derecho de igualdad que por decreto debería ser universal, pisoteando al prójimo y privándolo de su autonomía. Para que unos prevalezcan otros deben sucumbir, y es por eso que los criminales nunca deberían ser personas admiradas. Pero siempre hay un Robin Hood, alguien que parece alzar la voz para representar al pueblo, alguien quien de pronto demuestra que las viles artes no son solo ejercicio de las clases políticas y bienestantes, y que aunque de forma abierta sea rechazado en el fondo está personificando una inquietud popular. No creo que deba ser el caso de John Dillinger, personalmente no considero que ladrones de bancos como él merezcan ser tratados con respeto o menos aún como héroes, pero en "Enemigos Públicos", la última película del gran Michael Mann, se ha realizado un esfuerzo para que el que fuera considerado Enemigo Público Nº1 de América sea visto desde el punto de vista popular, desde la óptica justificadora, desde la perspectiva idealizada.

Volvamos a empezar y pongámonos en situación: "Enemigos Públicos" me ha parecido una gran película a todos los niveles, pero tras su visionado uno se plantea algo, ¿realmente la historia espera que consideremos a un ladrón de bancos un héroe o una persona decente? ¿Por qué se necesita justificar la figura de John Dillinger, bandido y asesino? Es solo una reflexión que me ha suscitado el guión de la cinta, no es que quiera iniciar un debate acerca de la aceptación de los criminales en la sociedad, pero me ha sorprendido ver como descaradamente se ha intentado dulcificar la figura de un delincuente célebre, algo que la brillante "El Asesinato de Jesse James por el Cobarde Robert Ford" —a la que veo algunas similitudes con esta cinta— no tuvo el atrevimiento de hacer, por ejemplo. Reconozco que en "Enemigos Públicos" puede verse un principio de denuncia, un atisbo de dicotomía en la que se rebate quien es realmente el "malo" y quien el "bueno", que plantea hasta qué punto los métodos definen el lado al que se pertenece (y si el fin justifica los medios, por qué no), donde el FBI acaba adoptando tácticas tan criminales como las de los propios delincuentes a los que persigue, y finalmente la película plantea una reflexión acerca de la dualidad e hipocresía de la ley y el amparo del gobierno. Pero de todos modos, aún teniendo en cuenta esto, ¿era necesario humanizar la figura de Dillinger de forma tan atrevida? ¿Es lícito ensalzar de tal forma la figura de un criminal?

Rebobinemos y volvamos al punto inicial, voy a centrarme ahora en la película como obra artística al margen del debate que pueda generar. Michael Mann se atreve con un retrato poco convencional de una época tratada en el cine muchas veces con diversos resultados, abordando una temática que ha dado grandes obras maestras al cine como es el género de los gangsters. Con un delicado tono de cine negro muestra las desventuras y carrera criminal de uno de los ladrones y asesinos más célebres de los años 30', John Dillinger, figura que alcanzó una gran fama y que se alzó como uno de los hombres más peligrosos y buscados por el FBI en la historia de los EEUU. El director, también productor y guionista de la mayoría de sus películas, aplica su particular sello en una película ambientada en la época de la Gran Depresión, pocos años después del Crack del 29, realizando una representación poco convencional de esta clase de cintas, utilizando primerísimos planos, algo poco habitual en este tipo de producciones que se empeñan en mostrar planos amplios y la grandeza de los escenarios para justificar el tremendo trabajo en el diseño de producción y dirección artística.

Mann es un director con un estilo bien definido que desde hace años decidió decantarse por el rodaje con cámaras digitales, cuando experimentó con ellas en "Ali", y más tarde exprimió el recurso en la extraordinaria y sencilla "Collateral", donde pudo aprovechar al máximo la profundidad que le otorgaba este formato en escenas nocturnas, siendo desde entonces ese su habitual sello formal. Algunas de sus películas han pasado a formar parte de la historia del cine como "El Último Mohicano", "El Dilema" y sobre todo "Heat", demostrando que es un realizador muy polivalente y solvente, ya que también ha colaborado en los guiones de todos sus filmes, a veces en solitario. Los protagonistas de sus historias son personajes muy formados y complejos, a veces con una dualidad muy patente e incluso delincuentes, como es el caso de la película que nos ocupa, o de "Heat", o también de "Collateral", películas en las que plantea reflexiones acerca de la ética y la sociedad. Además su cine suele gozar de algo bastante particular que me parece uno de los elementos en los que mejor se desenvuelve, la forma de rodar tiroteos y persecuciones lo definen como uno de los mejores directores de acción del momento. En "Heat", uno de los clásicos del cine moderno, se da la que considero la mejor escena de tiroteo de la historia del cine, la del robo al banco y su posterior huída, que es de lo más increíble que he visto nunca, no solo por la espectacularidad de la secuencia, su planteamiento, narrativa e intensidad, sino por su originalidad, su potencia sonora y su poco convencionalidad. Este tipo de escenas se repiten en varias películas de su filmografía, como el increíble tiroteo en la discoteca en "Collateral", y hasta la mediocre "Corrupción en Miami" tiene una digna refriega final. En "Enemigos Públicos" hay muchas escenas de tiroteos extraordinarias, huidas magistralmente rodadas (la que abre el film tiene algún plano concreto de puro vicio) y sobre todas destacaría el asalto al motel en el bosque, una escena en la que el sonido alcanza cotas de perfección, mostrando diferentes tipos de sonidos para los disparos (según su distancia, perspectiva o clase de arma) e impactos (según el material en el que hagan blanco) situándose como una de las películas con mejor sonido en lo que llevamos de año junto a "Terminator Salvation" y "Up". En este aspecto la película es de 10. Además el director vuelve a rodearse de la crème de la crème interpretativa, como es habitual en su cine, ya que ha trabajado siempre con los mejores: James Caan, Al Pacino, Robert De Niro, Will Smith, Russell Crowe, Jamie Foxx, etc. siendo en este caso las cabezas de cartel Johnny Depp, Marion Cotillard y Christian Bale.

"Enemigos Públicos" impacta por su propuesta visual; como he comentado una película que gira en torno una ambientación de la primera mitad de s.XX suele estar muy recreada en los escenarios, edificios de época, automóviles, etc. En esta cinta la dirección artística en vestuario, peinado y maquillaje, attrezzo, decorados y otros elementos como coches de época y locomotoras está logradísima, y en ese aspecto cumple con creces, pero aún así Michael Mann toma la decisión de rodar la cinta como si de una historia contemporánea se tratara, sin prestar especial atención al entorno para justificar la inversión, centrándose en los actores y dejando escenas de acción para el recuerdo, pero sin hacer hincapié en el contexto.

He dicho que Mann se centra en "los actores", pero el único actor sobre el cual gira realmente la historia de "Enemigos Públicos" es Johnny Depp. A estas alturas el actor norteamericano ya poco tiene que demostrar, tres nominaciones al Oscar en los últimos cinco años hacen patente su calidad interpretativa, y ya sea de la mano de su colega Tim Burton o en todo tipo de producciones variadas el actor siempre cumple con creces con sus papeles. Desde que el actor apareciese por primera vez en la mítica "Pesadilla en Elm Street" su carrera no ha hecho más que ir ascendiendo sin freno, con interpretaciones que han pasado a la historia como las de "Eduardo Manostijeras", "Ed Wood", la trilogía "Piratas del Caribe" y "Sweeney Todd, el Diabólico Barbero de la Calle Fleet" entre muchas otras. Su interpretación en "Enemigos Públicos" pasa a formar parte del grupo de imprescindibles del actor, logrando un retrato de John Dillinger que supone una de las mejores interpretaciones de Depp en toda su carrera y que le hacen el absoluto núcleo de la cinta. Depp construye enteramente el único personaje de la cinta que está perfectamente definido, ya que una de las cosas de las que peca "Enemigos Públicos" es en la pobre construcción de los personajes secundarios, con excepción quizá de Billie Frechette, interpretada excepcionalmente por la ganadora del Oscar Marion Cotillard. La actriz francesa, que ya demostró apuntar maneras en "Un Buen Año", película que la impulsó en Hollywood, se ratifica tras ganar el Oscar a la Mejor Actriz en "La Vida en Rosa (Édith Piaf)" y demuestra que tiene talento para ser una de las grandes actrices de la década, con algunas escenas concretas en las que enamora al público y se lo mete en el bolsillo, destacando aquella en la que le interrogan o sobre todo ese plano sostenido final cuya expresión es un cúmulo de sentimientos contenidos que es el cierre perfecto del film. Cuando vi a la actriz en la modesta "Un Buen Año" supe que tendría mucho que decir, y solo ha necesitado salir de su país, donde había trabajado en varias películas nacionales como "Taxi", para dar un salto enorme y alzarse como una de las grandes musas del cine actual.

Sorprende que Christian Bale, siendo una de las cabezas de cartel y una de las estrellas del momento, tenga tan poca trascendencia en el film. Bueno, rectifico, no es que no tenga trascendencia, de hecho su personaje es clave en la historia ya que el agente del FBI Melvin Purvis fue el encargado de dar caza a Dillinger; lo que es sorprendente es que su personaje tenga tan poca participación en la película (aunque la presentación del personaje me gustó bastante). Ojo, que Bale cumple de sobras con su papel, como siempre realiza una interpretación decidida, pero su personaje no le da la oportunidad a lucirse ni destacar en ningún momento. De hecho, su única escena realmente destacable sería el único cara a cara que tiene con Dillinger —que no creo que llegue a los dos minutos de duración— y poco más, ya que su personaje no está en absoluto construido, ni poco ni mucho: nada. Ni parece tener motivaciones más allá de las evidentes, ni problemas personales, ni una profundidad que nos haga sentir un mínimo de empatía por el personaje. De hecho hasta John Dillinger tampoco muestra demasiada profundidad en su historia, no acabamos de entender qué es lo que rige el comportamiento del bandido, cuáles son sus impulsos, pero por lo menos el personaje está bien cimentado y conocemos algunas de sus motivaciones y preocupaciones gracias a la —ligeramente forzada— relación amorosa que tiene con Billie. Sorprende que haya personajes secundarios y terciarios que tengan tanta importancia o papel como Purvis durante la cinta, como por ejemplo Charles Winstead (interpretado muy correctamente por Stephen Lang), John 'Red' Hamilton (Jason Clarke) o 'BabyFace' Nelson (genial Stephen Graham como el desquiciado malnacido), cuya historia no es del todo fiel a la realidad, al contrario que la de Dillinger, adaptada de la novela biográfica "Enemigos Públicos: la Gran Oleada Criminal en América y el Nacimiento del FBI, 1933-34", de Bryan Burrough. Debe destacarse el reparto en líneas generales, lleno de caras conocidas como David Wenham (Dilios en "300" y Faramir en "El Señor de los Anillos: Las Dos Torres"), Stephen Dorff (el villano de "Blade"), Rory Cochrane (Speedle en "CSI: Miami"), Billy Crudup (el Dr. Manhattan de "Watchmen"), Giovanni Ribisi, John Ortiz, etc.

Dado el desaprovechamiento de la mayoría de personajes puede quedar la sensación de que la cinta podría haber dado un poco más de sí, y aunque el metraje es extenso (casi dos horas y media de cinta) por lo menos no se hace en absoluto larga, algo bastante meritorio teniendo en cuenta que a la hora de la verdad, echando la vista atrás, tampoco llegan a pasar muchas cosas en la cinta. Todo se reduce a una persecución constante en la que Purvis intenta dar caza a Dillinger y éste se escapa siempre en el último momento, entre excentricidad y excentricidad. Esta película recuerda inevitablemente a una de las mejores cintas de hace dos años, "American Gangster", en la que el agente Richie Roberts daba caza al capo de la droga Frank Lucas en los 70'. Cambiemos el tráfico de droga por atraco a mano armada, la década de los 70' por la de los 30', a Lucas y Richie por Dillinger y Purvis, y hasta a Eva por Billie, y la cinta de Ridley Scott gana por goleada. Las semejanzas son muchas y evidentes, pero en "American Gangster" todo está realizado con más tesón, más profundamente, y el metraje es solo un poco más largo. El problema que creo que tiene "Enemigos Públicos" es que no profundiza nada en temas secundarios y centra demasiado la atención en la búsqueda y captura de Dillinger, que no tiene nada particularmente especial. Los escarceos con la mafia se tocan demasiado de lado y ese podría haber sido un tema interesante, los demás compañeros de la banda no tienen ninguna profundidad, a duras penas acabamos conociendo sus nombres, y en la mentada "El Asesinato de Jesse James por el Cobarde Robert Ford" es otro aspecto que tuvieron la inteligencia de trabajar con empeño; en la película de Andrew Dominik también se intenta reflejar la historia de un bandido célebre, pero además se trató de prestar atención a los demás miembros, de importancia capital en la historia y en la narrativa del film. "Enemigos Públicos" se ciega con la figura de John Dillinger, y aunque Depp aguanta el tipo maravillosamente la película acaba entrando en un ligero circuito de monotonía, no aburrida, pero demasiado repetitiva al fin y al cabo.

El corte clásico de la película le suma puntos, la magnífica BSO del irregular Elliot Goldenthal ("Across the Universe", "Cementerio Viviente") es una de las composiciones más bellas del año, una partitura muy adecuada que se adapta al tono de la cinta, como ya hiciera con "Heat", con melodías típicas de películas ambientadas en los años 30' pero con un pequeño toque renovador; una BSO extraordinaria. Técnicamente la película goza de una calidad tremenda destacando las escenas comentadas del tiroteo en el bosque y la secuencia que abre la película, pero particularmente una escena a señalar es toda la que cierra la cinta, desde que Dillinger entra al cine hasta que aparecen los créditos, con ese personaje sintiéndose identificado con la película que ve y la caza y captura del bandido, rodada con maestría por el talento de Mann.

"Enemigos Públicos" es una excelente película, muy disfrutable, con un guión simple, sin giros, algo previsible, que ensalza la figura del bandido John Dillinger pero que plantea un dilema moral acerca de la definición del bien y el mal a través de los métodos que uno escoja. Depp le gana el pulso a Bale de calle, pero es que este último no tiene oportunidad de lucirse con un personaje desdibujado y carente de profundidad, sumamente plano. En cambio Johnny Depp logra una de las interpretaciones de su carrera dando vida al fugitivo que optó por una forma de vida al margen de la ley y que se encontró con el apoyo popular. La película realmente no aporta nada nuevo al cine de gangster en cuanto a fondo, he comentado obras como "American Gangster" que ya contaron una historia parecida con más éxito, u otras como el western crepuscular "El Asesinato de Jesse James por el Cobarde Robert Ford" que también se aproxima en cuanto a planteamiento, pero donde realmente "Enemigos Públicos" innova es en el aspecto técnico, impecable y renovador. Es una película muy interesante de ver en cine dada su calidad sonora y visual, de tono clásico, no la calificaría como imprescindible pero desde luego merece una oportunidad, aunque sea para ver a Depp y Cotillard brillando con intensidad en pantalla grande.

Mi puntuación: 7/10.

lunes, 17 de agosto de 2009

"Eden Lake", pequeños bastardos despreciables...

Hasta los niños son capaces de desatar el peor de los infiernos.

No estamos a salvo. El cine de terror nos ha enseñado que no podemos fiarnos de tipos con máscaras, ni de desconocidos —por simpáticos que parezcan—, tampoco de padres de familia, ni de dementes, ni de muñecos, ni de las leyendas urbanas siquiera... y por no poder no podemos fiarnos ni de los niños. Los niños son el mayor símbolo de pureza que puede concebirse en la sociedad actual, y como tal lo vemos como un ser bondadoso en su misma concepción. Pero sabemos que el cine, y sobre todo el de terror, está especializado en ahondar en lo más profundo del alma humana para sacar a relucir los mayores miedos que nos atormentan, y uno de ellos es el hecho de encontrar el horror en lo que por definición debería estar desprovisto de él. De ahí que los niños sean uno de los elementos que siempre se han explotado en el cine de terror desde hace mucho tiempo, son el paradigma del miedo a la traición, a lo inesperado, y por lo tanto esa falta de control y preparación resulta literalmente terrorífica. Es muy lógico que ver a un payaso, una abuela o un niño en el marco de una película de terror nos produzca tanto pánico, porque son seres inofensivos por definición que nos cogen con la guardia baja, desprevenidos, confiados, y ahí todos somos vulnerables... esa es la palabra, la vulnerabilidad es lo que realmente nos aterra, el hecho de que cualquiera pueda dañarnos, acabar con nuestro modo de vida y todo lo que hemos conseguido a lo largo de ella.

Muchas películas han contado con un argumento en el que los niños representan el siniestro mal que acecha a los protagonistas, como "El Pueblo de los Malditos" (1960) y su remake americano dirigido por John Carpenter en 1995, la española "¿Quién Puede Matar a un Niño?" de Chicho Ibáñez Serrador, "Los Chicos del Maíz" o las recientes "The Children" y "Vinyan" entre muchas otras. La propuesta siempre plantea la cuestión de cómo afrontar una amenaza de esa índole teniendo en cuenta que son "solo niños" a los cuales no es moralmente correcto aplicarles el mismo trato/castigo que a un adulto, y como el mismo título de la obra de Ibáñez Serrador sugiere: ¿quién puede matar a un niño?, ¿quién es capaz de materializar el asesinato de un niño y/o poder vivir con ello?

Esta vez el Reino Unido demuestra que, al igual que Francia en los últimos años, también sabe ofrecer obras cinematográficas de terror con una calidad superior partiendo de una premisa básica y un desarrollo atrevido y fulminante; "Eden Lake" describe el infierno en que deriva para una pareja un fin de semana en un lago perdido en la Inglaterra profunda donde se proponen desconectar de la civilización y pasar un tiempo juntos, ya que en ese mismo lago una pandilla de gamberros adolescentes comenzará un cruel juego que hará peligrar seriamente a Steve y Jenny. Tan fácil como eso y tan poco original como eso, pero a la vez una lección magistral de como lo que en un principio puede parecer tópico a más no poder acaba siendo una muestra de calidad, esmero, valentía, entusiasmo y efectividad extraordinarias. Esta película es una manifestación de lo que el cine de terror europeo (fundamentalmente francés y británico) está materializando en los últimos años. ¿Cómo es que si las películas no innovan suponen un soplo de aire fresco? Porque ahora se está asistiendo a una época en la que se presta mucha atención a la factura y al acabado técnico; en décadas anteriores (sobre todo en los 80 y 90 por mucho que duela admitirlo) las películas de terror eran producciones de segunda fila destinadas a un público poco exigente —salvo excepciones— y el apartado artístico era deficiente o directamente brillaba por su ausencia. En la nueva ola de cine de terror europeo (también norteamericano pero especialmente europeo) se cuida mucho este aspecto demostrando que los nuevos cineastas tienen buen gusto, ganas y estilo, y entre otras cosas un estupendo sentido estético de la fotografía. Eso es lo que está haciendo cambiar la concepción de las películas de género que se realizan en nuestro continente y lo que está generando interés por las mismas.

El principal mérito de "Eden Lake" es la penetrante tensión que logra imprimir a los poco más de 80 minutos de cinta, que van creciendo exponencialmente durante todo el metraje y consigue captar la íntegra atención del espectador. Precisamente la mayor virtud de la película es quizá que, a pesar de que tarda un poco en arrancar, va de menos a más de forma notable. A la media hora justa comienza lo bueno y desde entonces hasta el final es un no parar, de 0 a 100km/h en menos de una hora, cada minuto que avanza la película consigue ganar más y más hasta el brillante final que me recordó vagamente a un tramo de "La Matanza de Texas", un final al que me dieron ganas de aplaudir por su mala baba. El inicio puede hacerse algo lento aunque es necesario para que empecemos a mascar la tragedia y nos familiaricemos con los protagonistas y el terreno que están pisando, el barrio de paletos al que han llegado lleno de niños malcriados y descarados, padres alcohólicos y agresivos y violencia arraigada en los hogares. Porque en ese aspecto hasta hay lugar para una pequeña crítica o examen de conciencia acerca de la educación de las futuras generaciones, pero sin querer adoctrinar ni satirizar nada en concreto, solo de pasada. El uso de la tensión por parte de James Watkins, que escribe y dirige la película, es directamente magistral, digno de figurar en los registros. El desconocido Watkins, que por primera vez dirige una película tras realizar algunos guiones (incluido el de la futura secuela de "The Descent"), demuestra que con un guión pensado al milímetro, privado de incongruencias serias y que dé sensación de realismo como el que desprende "Eden Lake" es capaz de mantener al espectador pegado a la butaca mordiéndose los labios. Porque un hecho fundamental en esta cinta es precisamente eso, la capacidad de "naturalidad" o "autenticidad" de lo que vemos, la sensación de "me podría pasar a mí" lograda gracias a un minucioso guión elaborado inteligentemente que refleja unos comportamientos más o menos lógicos, sobre todo por parte de las víctimas, y por lo tanto refleja un transcurrir de los hechos bastante creíble y por lo tanto el doble de terrorífico. Y eso es de un mérito colosal.

Al principio de la cinta creo que uno no puede hacerse a la idea de lo cabrones que pueden llegar a ser los adolescentes que protagonizan el macabro juego, y más siendo solo críos; parece increíble que puedan joderle a uno de forma tan exagerada y que se les vaya el asunto de las manos de esa forma, pero aún así la cinta te invita a sumergirte de pleno y a sufrir como una víctima más, sobre todo gracias a un personaje clave: Brett. El jefe de la pandilla es el único que es propiamente un psicópata, el resto se mueve por morbo, por seguir la broma y fundamentalmente por miedo a las represalias de Brett, lo cual le convierte en uno de los cabrones malnacidos más despreciables del panorama cinematográfico reciente. Chapó a Jack O'Connell ("This is England", "Skins"), el joven actor que lo interpreta y que consigue provocar realmente miedo, pasar de ser simplemente un gamberro descarado a una bestia movida por la ira. El otro descubrimiento interpretativo es el de Kelly Reilly ("Mrs. Henderson Presenta", "Las Muñecas Rusas"), la actriz protagonista que actúa como perfecta 'scream queen'/'final girl' y que realiza una de las mejores interpretaciones femeninas protagonistas que he visto en mucho tiempo en una cinta de terror. Reilly se mete de pleno en la piel de la asustada y traumatizada Jenny y representa una estupenda superviviente, eje argumental de una cinta de esta clase, y se come la pantalla desde el primer momento; su interpretación realmente me ha convencido mucho. El tercer miembro del excelente trío protagonista es Michael Fassbender ("300", "Hunger") quien interpreta a Steve, el fornido novio que no puede dejarse humillar por una panda de gamberros aunque sin dejar de aparentar esa sensación de normalidad; para nada es un héroe ni lo intenta, simplemente es un tío normal que no quiere verse pisoteado por unos críos delante de su novia y no puede permitir que sobrepasen ciertos límites. Realmente la interpretación de Fassbender me ha parecido brutal sobre todo en las partes finales, y no diré más para no destripar la cinta. Como curiosidad también aparece en esta cinta el estupendo Thomas Turgoose, protagonista de "This is England" en la cual también aparecía Jack O'Connell. El resto de reparto, sobre todo el de los chavales, está sobresaliente, destacando quizá a Harry, creo que interpretado por James Burrows y Shaun Dooley como Jon, el padre de Brett en una corta aparición.

El tono sangriento es uno de los puntos fuertes de la cinta, tiene un excelente nivel de gore, mostrado de forma contenida y ejecutado con inteligencia pero sin recrearse demasiado en las escenas truculentas. Resulta tremendamente repulsiva, consigue con creces su propósito y es ciertamente sobrecogedora, sin escatimar en ningún momento en barbaridades; y para no spoilear solo diré que no se cortan a la hora de mostrar atrocidades con niños implicados que en otros casos seguro que censurarían o reprobarían. Está claro que este estilo está claramente inspirado en la nueva corriente francesa de cine de terror que ya he comentado alguna vez, un estilo sin complejos basado en el buen hacer de los cineastas y en el descaro y arrojo que demuestran con su visión de la violencia no reprimida, explotada y en beneficio del espectáculo. Ciertamente el trabajo de James Watkins tras las cámaras es loable, el ritmo con que dota a "Eden Lake" es el idóneo para una película en constante crecimiento, progresiva, intensa y sin complejos: sabe lo que es y sabe lo que debe ofrecer, y eso es a lo que se limita, sin pretensiones ni falsas promesas. El inteligente uso de la música de David Julyan ("The Descent", "El Truco Final") es el elemento definitivo para crear la atmósfera que consigue tensar los nervios del más avezado aficionado al género. Si vas bien mentalizado puedes disfrutar enormemente con la sencilla propuesta de Watkins, y darte cuenta que "Eden Lake" es de lo mejor en cuanto a cine de terror que se ha estrenado en los últimos meses. Una grata sorpresa, desde luego.

Extrañamente, pese a lo impactante que es esta cinta (la polémica y el impacto son algunos de los más poderosos elementos de marketing), se convierte en otra más a engrosar la lista de películas de la nueva ola del terror que no verán su estreno en cines en España, no por su mala calidad sino por su violencia incontenida que les dote de una restricción para mayores de 18 años. Se hace paradójico que lo que más pida y busque la gente sea lo que menos se ofrezca. Curioso es que alguna película del corte de "À l'Intérieur", "Martyrs", "Frontière(s)" o "Alta Tensión" no vea su estreno en cines (exceptuando esta última) cuando la polémica que crea un estreno de este tipo acaba convirtiéndose en una vía de promoción muy poderosa. En el Reino Unido se estrenó en Septiembre del año pasado, y en España solo la pudimos ver en el último Festival Internacional de Cine Fantàstic de Sitges donde ganó el Premio Especial del Jurado (en este caso, al contrario que con "Surveillance", estoy conforme).

En definitiva, "Eden Lake" es una estupenda película de género, una producción inglesa que ha decidido adoptar el modus operandi de la última legión de cintas francesas que se decantan por la brutalidad en pro de un espectáculo transgresor y enormemente disfrutable, pero sin tener esa crueldad extrema de las antes mencionadas y dotándola de una tensión sin límite, una actriz protagonista muy cómoda en su papel, un grupo de gamberros hijosdeputa con muy mala fe y una dirección extraordinaria, aprovechando al máximo las posibilidades del boscoso escenario en el que transcurre la acción y sacándole partido al perfectamente construido guión, cimentado sobre una idea básica y sólida y pensado con bastante precisión, algo importante hoy en día en la época de las incongruencias y el todo-vale. Una obra que merece la pena ver y que el aficionado al género sabrá degustar, sobre todo si se mentaliza que la película no pretende ofrecer nada nuevo si no distraer y acongojar. Y vaya si lo consigue.

Mi puntuación: 8/10.

lunes, 10 de agosto de 2009

"En Busca del Fuego", maestría sin diálogos.

Sin palabras. Literal y figuradamente; cine prehistórico, épico y de aventuras de una calidad extraordinaria.

La época prehistórica es una de las peor tratadas en la historia del cine. Son relativamente pocas las películas que se han centrado en la época correspondiente a los albores de la humanidad, todo y su amplio espectro de tiempo, y si descartamos producciones de Serie B y Z y películas repletas de anacronismos colosales (voluntarios o no) la lista se reduce considerablemente. Dentro de este escaso grupo de películas con temática prehistórica hay pocas que realmente se centren en el género en sí o en las andaduras de hombres o razas primigenias exclusivamente; un ejemplo es el mítico tramo inicial de "2001: Una Odisea del Espacio" denominado El Amanecer del Hombre, el cual intenta mostrar un ápice del comportamiento de nuestros antepasados aunque el evidente tono de Ciencia Ficción de la cinta acaba alejándolo por completo del género. Otro ejemplo reciente es la película animada "Ice Age", que adopta en clave de comedia la época prehistórica como escenario, centrándose esta vez en un grupo de animales parlanchines lo cual, obviamente, también le quita seriedad a la película como fiel reflejo de la edad prehistórica.

Este castigado género tuvo que esperar hasta 1981 para encontrar una de sus obras más significativas (sino la más) y excepcionales, "En Busca del Fuego", obra conjunta de Canadá, Francia y EEUU, y desde entonces la temática no ha vuelto a tratarse con tanta calidad y esmero. De hecho las veces que se ha realizado un film de este tipo desde entonces pueden contarse con los dedos de una o dos manos, y en los últimos años es un género directamente olvidado, con "excepciones" como "10.000" de Roland Emmerich, que creo que sería un insulto a la inteligencia el hecho de considerarla una historia prehistórica no fantástica. "En Busca del Fuego" es una película muy especial, épica, una aventura realizada con artesanía y devoción, con un cuidado milimétrico de los detalles y una estructura y esencia bellísimas, un homenaje al cine.

Un pequeño texto introductorio nos pone al día del argumento a grandes rasgos tan solo empezar la película, aunque más que el argumento es un preludio/contexto, y esas serán todas las palabras inteligibles que veremos/oiremos en los 100 minutos de cinta; hace 80.000 años el ser humano necesitaba el fuego para subsistir ya que le proporcionaba calor, alimento y defensa, y la lucha por el fuego podía convertirse en una lucha esencial por la supervivencia ya que los seres humanos prehistóricos aún no sabían provocarlo (podía surgir por medios naturales como rayos u otros efectos meteorológicos) pero sí que eran capaces de mantenerlo vivo, tarea fundamental para asegurar su propia conservación. Los protagonistas de esta cinta son miembros de una tribu de neandertales, los Ulam, los cuales son víctimas del ataque de una tribu de Homo erectus, los Wagabou (especie que, por lo visto, no pudo coincidir con los neandertales ni los sapiens cronológicamente ya que se supone que la cinta transcurre en el Pleistoceno Superior), que obligan a los Ulam a abandonar sus cuevas y alejarse a terrenos más húmedos, libres de las amenazas de animales salvajes. El problema es que allí el fuego se apaga y toman la decisión de enviar a tres de sus miembros para que vayan a buscar fuego y traerlo de vuelta evitando así la inminente muerte que les sobrevendrá por los intensos fríos de la era glacial. Este es el hilo argumental a grandes rasgos y no se pueden dar más detalles porque durante el transcurso de la película el interés va creciendo y el atractivo de la cinta se fundamenta precisamente en contemplar el devenir de los hechos y cuán difícil es sobrevivir en los tiempos prehistóricos.

En su odisea los tres protagonistas, los llamados Naoh, Amoukar y Gaw, descubren el mundo de una forma que hasta entonces no habían experimentado, se topan con animales que desconocían o temían (o ambas cosas) dando lugar a escenas divertidas como la del árbol con los dientes de sable o directamente épicas y memorables como la de los mamuts, también demuestran su añoranza por el fuego, descubren el canibalismo de otras tribus de neandertales, aplican sus conocimientos con las lanzas y cruzan su camino con una raza superior, la de Homo sapiens, lo cual posibilita muchos de los mejores momentos de la cinta donde comprobamos el asombro, miedo y alegría que provoca en los neandertales asistir a los avances de los sapiens, desde una simple risa al uso de armas arrojadizas, pasando por supuesto por la forma de crear fuego (la cara de Naoh cuando presencia dicho hecho es colosal), el uso del maquillaje, joyería y disfraces, el descubrimiento de algo tan aparentemente trivial como una cabaña o la medicina arcaica. En todo este periplo es tal la cantidad y calidad de los detalles que enriquecen la cinta de forma considerable que el ritmo no cesa en ningún momento, alcanzando la cinta la categoría de obra de artesanía y de culto inmediatamente, al margen de sus inexactitudes históricas.

"En Busca del Fuego" empieza exactamente con el mismo plano que acaba, muestra un ciclo en la vida del ser humano primario, el neandertal, el clásico hombre de las cavernas. El Homo neanderthalensis se caracteriza en esta cinta por ser una criatura bastante avanzada con respecto a los Homo erectus que aparecen al inicio de la cinta, más parecidos a primates que a seres humanos; se comunican precariamente mediante algunos sonidos y palabras, sus movimientos no dejan de ser simiescos y son capaces de utilizar lanzas y garrotes para luchar y protegerse. Un aspecto interesante que se analiza en la cinta es la posibilidad que algunos neandertales fuesen caníbales y otros no, de hecho uno de los momentos más interesantes de la cinta es cuando el trío protagonista descubre que una tribu, los Kzamm, se comen a otras razas homínidas, lo que causa repulsión entre los Ulam. Otro hecho interesante es ver como la cinta se adelantó a los descubrimientos hechos años más tarde donde se concluía que los neandertales pudieron tener el cabello negro (como los Ulam) o pelirrojo (como los Kzamm), diferencia que se quiso acentuar más en la película dándoles un aspecto más bruto a estos últimos. Los Ulam demuestran inteligencia en algunos momentos, como aquel en el que al encontrarse rodeado Amoukar comienza a exhibir sus habilidades con las lanzas, lo que asusta a los Kzamm, también cuando utilizan la piel de un animal muerto para adentrarse en territorio rival, camuflando su olor al poderoso sentido del olfato que poseía la raza en aquellos tiempos. Pero también hacen gala de su barbarismo y su lado animal, salivando ante una manada de gacelas, mostrando su poco sofisticada forma de aparearse (momento único aquel en el que la Homo sapiens enseña a Naoh a fecundar en una posición distinta a la habitual), pero lo más interesante de este aspecto es que se introduce una historia de amor maravillosa entre Naoh e Ika, la Homo sapiens rescatada por los Ulam, un romance primitivo, prácticamente irreflexivo y sumamente puro. Es una especie de arranque, de coqueteo primerizo, de cariño neófito, de amor prehistórico. El espectador presencia cada parte de ese romance floreciente y lo ve fluir con naturalidad, casi como una cuestión de necesidades bilaterales, y finalmente lo comprende: "En Busca del Fuego" también habla de la tolerancia, dos razas distintas, incompatibles, son capaces también de aceptarse y sentir amor. Son unos Romeo y Julieta ancestrales.

No tengo ni idea de prehistoria pero por lo visto podría haber sido posible la co-existencia de Homo sapiens y neandertales durante el periodo mostrado en el film, y fruto de ese vínculo vemos como chocan dos culturas distintas, una mucho más avanzada que la otra, y parece que estemos viendo elementos que hoy en día se reproducen casi con la misma diferencia de costumbres y hábitos, el mismo choque cultural. El asombro no abandona los rostros del trío protagonista desde que se encuentran a los enmascarados y ornamentados sapiens de la tribu Ivaka, capaces de hacer fuego, de usar herramientas más complejas, de reflejar sus sentimientos con la risa, incluso de comunicarse con un lenguaje desarrollado, lo cual sobrepasa la capacidad de los neandertales que vuelven a su tribu con unos conocimientos que probablemente no sean capaces de transmitir. La curiosidad innata del hombre obtiene un fiel retrato en este film, la ingenuidad e instinto de supervivencia también.

Basada libremente en la novela de J. H. Rosny "La Conquista del Fuego" escrita en 1911 la película se intentó realizar minuciosamente, tratando de acercase lo máximo posible a la probable realidad prehistórica. Desde luego el tono realista está muy presente, por eso productos como la comentada "10.000" no pueden ni compararse a esta; el realizador Jean-Jacques Annaud se rodeó de antropólogos y arqueólogos prestando atención al comportamiento, aspecto y contexto de los homínidos que vemos en el film para retratarlos de forma verídica. Además de los detalles comentados del pelo de los Kzamm y de la ornamentación de los Ivaka, los Ulam se retrataron de la forma más cavernícola posible y con rasgos caucásicos, a diferencia de los Ivaka que tenían rasgos africanos. Se contó con varios especialistas para poder encarnar de forma convincente a los hombres prehistóricos, por eso fue esencial la colaboración de Anthony Burgess, el escritor inglés autor de "La Naranja Mecánica" y su particular jerga, el nadsat (responsable del título de este blog), para que inventara un idioma creíble para las diferentes tribus, el Ulam. El experto lingüista creó el primitivo idioma con el que se comunican los protagonistas, una serie de sonidos formando palabras confusas que vienen a representar determinados conceptos, como el fuego (¡azra!), por ejemplo. El mérito que tiene la cinta es colosal por el hecho de no tener una sola conversación claramente comprensible y mantener el hilo argumental constantemente, los pocos "diálogos" a los que asistimos son suficientemente evidentes como para no tener que prestar atención a las palabras, guiándonos por las necesidades de los interlocutores y los gestos que tan bien diseñó Desmond Morris, zoólogo y etólogo autor del polémico libro "El Mono Desnudo" que enseñó a los actores a comportarse de forma simiesca y desmañada, realizando un estudio del comportamiento humano realmente asombroso en su puesta en escena.

Jean-Jacques Annaud se atrevió con una película nada atractiva a priori, sin precedentes serios, con altísimas pretensiones, con un gran presupuesto, sin diálogos y con actores amateurs, y tras dirigir dos comedias se metió de pleno en el desconocido mundo prehistórico en una cinta de aventuras cavernícolas. Y la jugada le salió redonda, el ingenio del realizador y su prodigiosa visión se impusieron en una cinta sumamente equilibrada que refleja la naturaleza tal y como es, a veces es dura, a veces ridícula, pero todos esos sentimientos el director los refleja a su voluntad; lo que vemos en la película es el instinto primario, el ser humano en su estado puro, y ese mérito de conseguir vernos a nosotros 80.000 años antes es de una valía extrema. El director de "El Nombre de la Rosa" (que fue su siguiente película y obra maestra absoluta) y "Enemigo a las Puertas" logró una película a la que el tiempo no ha parecido afectarle en demasía, la época a la que pertenece argumentalmente ha ayudado a que no envejezca y siga siendo tan impactante ahora como entonces, casi 30 años después. Mucha parte del mérito artístico de "En Busca del Fuego" se debe a dos aspectos fundamentales en la cinta: la fotografía y la música.

El director de fotografía Claude Agostini ya trabajó en las dos anteriores películas de Annaud y repitió en esta tercera, y puso al servicio del film su talento sacando el máximo partido imaginable a los escenarios, cuya dificultad a la hora de dar un aspecto épico era sumamente difícil. Los escenarios son rudimentarios, naturales, "sosos", no tienen prácticamente ningún elemento artificial puesto que en esa época el ser humano no dejaba demasiados vestigios de su presencia por lo que el trabajo de Agostini se centra en dotar de amplitud y magnificencia a los paisajes naturales, sacándole buen partido a los paisajes abiertos y a las escenas nocturnas iluminadas por el todopoderoso fuego. La exquisitez del trabajo visual de Agostini se ve complementada por el aspecto quizá más imprescindible y fundamental de la cinta, la banda sonora. El francés Philippe Sarde, consciente de la importancia de dar réplica sonora a la preciosidad visual y lo esencial de compensar la falta de diálogos, realiza una de las BSO más completas, preciosas y apropiadas que he tenido el placer de escuchar en mi vida. Sarde, que por aquel entonces llevaba ya más de diez años de bandas sonoras a sus espaldas, compuso unas melodías primitivas, elaboradas con instrumentos de viento y percusiones por la London Symphony Orchestra y Les Percussions de Strasbourg bajo la dirección de Peter Knight, que dan una apacible sensación de tranquilidad, también de tensión, a la vez que dotan a la película de grandeza y esplendidez; y no solo tienen una gran presencia sino que sabe cuando desaparecer estratégicamente y dejar lugar a los sonidos de la naturaleza. La poderosa y cuidada BSO es perfecta para la cinta como también lo es el sonido, que está realizado con una calidad extraordinaria, pieza elemental en el film. Y es Jean-Jacques Annaud realiza un trabajo digno de figurar en los registros con esta película. De hecho ganó un Premio César (de la Academia de Cine Francesa) a la Mejor Dirección, además de recibir el galardón a la Mejor Película.

Otro de los premios que recibió la cinta fue el Oscar al Mejor Maquillaje, la segunda vez que se otorgaba el premio después de que un año antes "Un Hombre Lobo Americano en Londres" inaugurara la categoría, y es que el trabajo de caracterización no fue para menos. Cuatro actores brillan con luz propia en el film, empezando por el más famoso, Ron Perlman, en la que fuera su primera interpretación en el cine. El polivalente y camaleónico Perlman es Amoukar, el hábil y simiesco cavernícola que se impone de forma brutal, se come la pantalla en cada aparición con su aspecto rudo y su suprema interpretación. Solo son gestos, andares, muecas, pero su interpretación es digna de mención especial. También el de Everett McGill fue un magnífico rol como Naoh, el valeroso candidato a líder de los Ulam que es quien tiene la oportunidad de mostrar un amplio abanico de sentimientos, desde la risa hasta el amor, pasando sobre todo por el asombro constante ante animales gigantescos o tribus desconocidas. El simpático Gaw es interpretado por Nameer El-Kadi, quizá el más secundario de los protagonistas que tiene sus momentos de gloria, sobre todo hacia el final con la secuencia del oso, y que también consigue una magnífica representación, recordando especialmente su graciosa risa. La miembro de la tribu Ivaka es interpretada por Rae Dawn Chong, actriz que luego veríamos trabajando codo a codo con Schwarzengger en "Commando" y muchas más películas, y en la piel de Ika también lleva a cabo una representación magnífica, la avanzada Homo sapiens cuyo descubrimiento supone para los Ulam la apertura de un nuevo mundo. Los cuatro actores realizan unas interpretaciones complicadísimas y magistrales.

"En Busca del Fuego" es una película especial, atípica, magistral, y debe verse obligatoriamente para entender hasta qué punto el cine puede resultar un placer para los sentidos sin tener un guión complejo ni una estructura tradicional. Su diseño de producción es increíble, el vestuario, el maquillaje y la ausencia de efectos especiales son factores que engrandecen la película y están realizados extraordinariamente y el profundo estudio del comportamiento humano dota de un realismo extremo a la cinta, que sin ser un documental consigue que podamos disfrutar de una película corta, de ritmo pausado en la que no dejan de pasar cosas maravillosas y creíbles constantemente, fruto del excepcional tempo al que Jean-Jacques Annaud dota al film. Sin palabras, literalmente la película no tiene una sola palabra comprensible, y aún así consigue enganchar y ser completamente accesible. Sin palabras, Annaud consigue dejar sin palabras al espectador, que asiste a una lección de cine de una forma poco convencional y totalmente épica. Todo un ejemplo de cómo debe hacerse una película legendaria.

Mi puntuación: 9/10.

miércoles, 5 de agosto de 2009

"Up", hacia lo más alto.

¡Hasta Sudamérica y más allá!

Uno ya pierde la cuenta de las veces que Pixar le ha dejado boquiabierto. El año pasado con "WALL•E" me robaron el corazón por enésima vez, y prácticamente doce meses después lo han vuelto a hacer con una nueva hazaña creativa: "Up". La décima película de Pixar Animation Studios, distribuida por Disney de nuevo, vuelve a partir de una idea original, de un concepto nuevo, rechazando ser una repetición de algo que ya funcionara en el pasado; ni es secuela, ni es "remake" (curioso, ahora que lo pienso, que de películas animadas no se hagan remakes actualmente tal y como está la industria) y eso es algo que siempre ha definido a Pixar, continuamente intentando subirse el listón, nunca poniéndoselo fácil, exigiéndose el máximo. Es una filosofía de hacer cine lo que sostienen estos habilidosos hacedores de fantasía, especialistas en potenciar y hacer brotar los sentimientos más profundos y agradables del alma humana.

Desde 2006 Pixar nos lleva regalando una de sus películas cada verano, una preciosa costumbre la de no faltar a la cita anual desde hace ya unos cuatro años, aunque también es verdad que la mayor pausa entre películas fueron los tres años que separaron a "Toy Story" de "Bichos", desde entonces no han dejado pasar más de dos años entre películas, y desde "Cars" la visita anual de los magos de Pixar ha sido inquebrantable. Este prolífico ritmo no merma la calidad de las cintas del estudio, todo lo contrario, parece que con cada nuevo proyecto que afrontan la calidad sube un peldaño en algún aspecto, y tampoco cesa la originalidad, bandera de Pixar. Solamente cuentan con una secuela en su haber, "Toy Story 2" (lo cual provocó desacuerdos entre Disney y Pixar), y curiosamente la próxima película del estudio será "Toy Story 3" para el año que viene, la única secuela en preparación junto a "Cars 2", prevista para 2011. Es raro que Pixar se permita hacer secuelas sus películas, pero la presión (e influencia) de Disney es grande y Pixar ha acabado cediendo, no de muy buena gana. De todos modos es innegable que la tónica general de Pixar es la de la originalidad, haya secuelas o no, y "Up" vuelve a ser una vez más un clarísimo ejemplo de ello.

La sinopsis de "Up" sorprende mucho, no solo es increíblemente genuina (no hay ninguna película que ni se le parezca en argumento, que yo sepa) sino que es tan estrambótica como curiosa; a priori: un septuagenario decide lanzarse a la aventura atando miles de globos con helio a su casa para transportarla por el cielo hasta las exóticas tierras de Sudamérica y rendir homenaje a su difunta esposa. Y punto (a grandes rasgos, claro). Y solo con eso los chicos de Pixar se marcan una de las aventuras más bonitas, profundas y maravillosas que recuerdo haber visto. Desde buen comienzo uno se hace a la idea de que no solo será comedia lo que veremos, con un prólogo-express completamente sobrecogedor conocemos a grandes rasgos los antecedentes del protagonista, el entrañable y cascarrabias Carl Fredricksen, un protagonista que rompiendo con los esquemas del cine de Hollywood no es ni joven ni guapo, es un cansado y malhumorado abuelo de 78 años que vive en una pequeña casa cuyo derrumbamiento es cuestión de tiempo; ya rompemos con el primer tópico del cine en general. Luego tenemos el dato de que "Up" es la segunda película de Pixar protagonizada exclusivamente por seres humanos (la primera sería "Los Increíbles", a pesar de que sean superhéroes), y aunque en "Monstruos S.A.", "Toy Story", "Ratatouille" o "WALL•E" los humanos tuvieran un papel importante no eran los verdaderos protagonistas de la cinta. Es decir, no diré que no tenemos a animales parlanchines (lo de los perros es uno de los puntazos más épicos que recuerdo haber visto en una película) pero desde luego no es otra película más con animalitos como protagonistas como parodiaba aquel mítico tráiler de la película de "Los Simpson".

La última vez los chicos de Pixar se pasaron a la Sci-Fi (y al género post-apocalíptico también) con "WALL•E", esta vez vuelven a rendir tributo a los géneros de aventura y fantasía, aunque hay géneros que siempre están presentes en las películas del estudio: la comedia, el drama y la aventura (con algo de acción) nunca faltan, y son como el colchón o los cimientos para el resto de géneros añadidos, en este caso la fantasía, aunque "Up" no es 100% fantástica sino que tiene elementos fantásticos sobre un universo aparentemente real (estamos hablando de una casa que vuela con globos, vale, pero en general casi todo es bastante verosímil). No solo son originales en cuanto a planteamientos y argumentos sino que también son brillantes a la hora de cambiar de tercio.

Otro aspecto en el que "Up" en concreto es un ejemplo a seguir (intentaré centrarme ahora en "Up" y solo en "Up") es en su vertiente de comedia, pocas películas me han hecho reír como esta, y es que está llena de constantes puntazos humorísticos; la actitud de los perros es directamente épica, aunque hablen gracias a un dispositivo electrónico no dejan de ser simples "estúpidos" perros, Kevin es otro de los grandes logros de la cinta con algunos momentos de pura gloria como el primer encuentro entre el pájaro y Carl (cuando se pone a imitar al abuelo casi me descoyunto de la risa), también el repelente Russell al final acaba ofreciendo grandes dosis de humor, y por supuesto el gran Carl Fredricksen que sin quererlo es el personaje más gracioso de la cinta y el más entrañable. Con Carl conocemos la risa y el llanto, y es que como he explicado antes el prólogo es realmente conmovedor, una corta secuencia donde la figura de Carl queda reflejada a la perfección, solamente con ese pequeño tramo conocemos lo suficiente del personaje para entender su mal humor y su pasión y encariñarnos con él para el resto de la cinta. El guión está diseñado para que igualmente el pequeño explorador/cartero, Russell, nos resulte en primer lugar repelente y más tarde simpático, ya que su personaje, al igual que Carl, sufre una interesante (y tópica, admitámoslo) evolución. Estos son los dos protagonistas principales aunque se tendría que destacar también a la esposa de Carl, Ellie, que sin aparecer en la cinta —exceptuando el prólogo— resulta ser un personaje clave. También el villano de la función es digno de mención, Charles Muntz, el explorador desaparecido que por una vez es un villano con ambiciones menos insanas de lo que pueda parecer, aunque sus métodos son ciertamente malignos. Un personaje la mar de interesante, sobre todo porque es un villano con el que empatizar y sentir pena, aunque en ningún instante el mismo Muntz quiera provocar ese sentimiento sino que es su historia la que lo hace. El reparto canino es de lo más alegre, destacando al gran Dug y el trío de perros al servicio de Muntz, unos personajes muy frescos y divertidos. Cabe destacar el doblaje de la cinta al español, un trabajo de la máxima categoría como siempre; la voz de Carl Fredricksen (en versión original el prolífico Edward Asner) la pone el gran Luis Varela, extraordinario actor no solo expresivamente sino también vocalmente, una voz flexible, experimentada, que es capaz de despertar toda clase de sentimientos y dotar de personalidad al protagonista. La voz de Muntz (voz original del mítico Christopher Plummer) es del también famoso vocalmente Claudio Rodríguez (voz habitual de Charlton Heston) es una interpretación vocal excelente. El resto del reparto principal de voces lo cierran Juan Amador Pulido como Alfa, el Doberman (Bob Peterson en V.O.), Julián Mora como Russell (en la V.O. Jordan Nagai en su primer papel como doblador), Fernando Cabrera como Dug (también Bob Peterson en V.O.), Luis BajoBrian Griffin en "Padre de Familia"!) como Beta, el Rottweiler (Delroy Lindo en V.O.) y José Escobosa como Gamma, el Bulldog (Jerome Ranft en V.O.). Por supuesto tampoco falta en la versión original John Ratzenberger, actor que ha puesto su voz al servicio de todas y cada una de las películas de Pixar, en este caso para uno de los trabajadores de la construcción. Todos soberbios, la verdad. Hay veces que nos quejamos del doblaje español en algunas cintas y este es momento para reivindicarlo; sí que es verdad que la Versión Original debería ser la que se viera en el cine pero dadas las dificultades con el idioma debemos reconocer la enorme calidad del doblaje que se hace en España, "Up" es buena prueba de ello. ¡Y atención al 'cameo' de Matías Prats!

La animación de la cinta vuelve a ser una vez más suprema, el máximo nivel imaginado en el cine actual. "WALL•E" ya definió donde debería estar el listón en el género animado y "Up" sigue la estela de aquella, con unos personajes dibujados con trazos exagerados, mezclando formas redondeadas con rectilíneas, muy caricaturizados pero realísticos a la vez, y gozando de un paisajismo extraordinario. Como ejemplo de la atención que se ha prestado a los detalles se podría destacar cómo crece la barba de Carl mientras está en la selva, un detalle casi imperceptible pero presente. Además la fotografía es maravillosa (no sé si se puede considerar propiamente "fotografía"), con unos escenarios maravillosos que te dejan embobado, sobre todo los del paraje perdido de Las Cataratas Paraíso, un paisaje basado en el viaje que el director Peter Docter y otros miembros de Pixar hicieron a Venezuela años atrás y en el que tomaron fotografías y bocetos tras quedarse prendados del lugar. Técnicamente la película no tiene réplica, el nivel de perfeccionamiento de Pixar parece insuperable en cada nueva cinta y "Up" goza de unas animaciones supremas, sobre todo en algunos efectos en concreto como las texturas de la ropa y tejidos, es decir, los dobleces en los pantalones al andar, el pelo de los perros (diferente en cada una de las razas de perro que aparecen en la cinta), el cuero de la chaqueta de Muntz, el pelo de Carl, etc. y también hay escenas que son de lo mejorcito en cuanto a secuencias de acción en el año: todas las persecuciones de Kevin por parte de los perros son increíbles, en concreto la que hace acompañado de Carl y Russell, tanto técnicamente como artísticamente, están planeadas al milímetro y dan una sensación de frenesí espectacular; también la secuencia final en el dirigible es de vértigo, tanto la parte que transcurre en la misma nave Spirit of Adventur como el ataque con las avionetas (esos huesos de juguete/gatillos), una maravilla en todos los aspectos rodadas con mucho sentido del gusto y talento. Y no me puedo olvidar de otra de las secuencias estrella de la cinta, aquella en la que vemos por fin como la casa de Carl se eleva hacia los cielos impulsada por los globos de helio, un momento que pone la carne de gallina.

El director de esta cinta es Pete Docter (en IMDB aparece como co-director Bob Peterson, guionista de esta "Up", "Ratatouille" y "Buscando a Nemo" y voz de Alpha y Dug), director de la suprema "Monstruos S.A." y el corto que la acompañaba, que ocho años después ha sido el encargado de volver a dirigir otro ambicioso proyecto tras varios años de preparación. Además de animar algunos de los cortos más famosos de la factoría Docter fue una de las cabezas pensantes que parieron las historias de "Toy Story", "Toy Story 2", "Monstruos S.A." y "WALL•E" junto a los otros cerebros de Pixar como John Lasseter, Andrew Stanton, Joe Ranft, etc. Lo bueno que tiene Pixar es que son como una familia, todos están involucrados de una forma u otra en las distintas películas del estudio, ya sea escribiendo el guión o dando la idea original, doblando voces, animando, dirigiendo o cualquier otra cosa, en Pixar no se destacan a los directores sino a la propia Compañía y eso dice mucho del buen hacer de esta polifacética gente y de la filosofía antes comentada. En este caso concreto Peter Docter no solo dirige "Up" sino que también realiza su primer guión para un largometraje de la compañía, siendo además uno de los promotores de la idea principal junto a Bob Peterson, el otro guionista y cabeza pensante de la cinta. El actor y guionista Thomas McCarthy ("The Wire", "Michael Clayton") es otro de los cerebros que plantaron la semilla para el guión de la cinta, un guión lleno de ternura, divertido, tremendamente emotivo... una cinta que no solo distrae y divierte sino que promulga una serie de valores que aunque estén algo ajados no se hacen nada artificiosos ni forzados, y visto con perspectiva incluso son un bien para la sociedad teniendo en cuenta el público infantil que acudirá a las salas (no quiero yo tampoco pecar de catastrofista con el mensaje del cine actual). Lo bueno que tiene es que lo que motiva al personaje es diferente a otras películas de Pixar, no busca mantener su status quo como Woody en "Toy Story", ni rescatar a alguien querido como Marlin en "Buscando a Nemo", tampoco romper las normas en pos del bien como Sully en "Monstruos S.A.", ni proteger a los suyos como Flik en "Bichos", ni siquiera demostrar su valía como Mr. Increíble en "Los Increíbles" o conocer el amor como WALL•E, lo que quiere Carl Fredricksen, igual que Remy en "Ratatouille", es cumplir un sueño, pero esta vez el sueño no le pertenece solo a él sino que también es el de su amada y difunta esposa, un sueño que en vida nunca pudieron realizar por culpa de los avatares de la vida pero que ahora, de la forma más bonita imaginable, quiere cumplir rindiéndole tributo y eterno amor. "Up" no solo va de cumplir los sueños, también trata sobre el profundo y auténtico amor.

El aspecto visual es inapelable, pero donde destaca la película tremendamente también es en el apartado sonoro. Los efectos de sonido en el cine son de una calidad extraordinaria, nada estridentes y muy poderosos a la vez, dan una potencia extra a las secuencias de acción y desde luego complementan perfectamente el excelente diseño gráfico, su diseño sonoro es extraordinario. La BSO merece mención aparte, Michael Giacchino realiza una de las mejores Bandas Sonoras Originales del año (año en el que hemos tenido extraordinarias BSO como las de "Slumdog Millionaire", "El Curioso Caso de Benjamin Button" o "Ponyo en el Acantilado"), musicaliza con pistas cortas pero intensas, muy fáciles de recordar y que seguramente tararearemos a la salida de la sala, algo que dice mucho acerca de la calidad y lo contagiosa de la BSO. La música está omnipresente, afortunadamente, durante todo el metraje y Michael Giacchino vuelve a hacer gala una vez más de su camaleónico estilo; el compositor es autor de bandas sonoras como las de "Misión Imposible III", "Ratatouille", "Speed Racer", la reciente "Star Trek" y series como "Fringe" y "Perdidos", casi siempre de la mano de JJ Abrams, y siempre mostrando una capacidad de adaptación sorprendente. Si en "Ratatouille" las melodías tenían fundamentalmente un estilo afrancesado, muy europeo, en este caso acompaña la película con una melódica partitura, una música flotante que invita a sostenerse en los cielos y que no baja, se mantiene suave y delicada, excepto en los momentos de tensión donde saca toda la potencia de su orquestra para crear tensión y la necesaria sensación de frenesí. La BSO tiene un tema principal al que recurre constantemente y eso le da carácter y personalidad, y es esa la razón por la que la partitura de Giacchino acaba haciéndose tan familiar y agradable. A destacar las pistas "Memories can wigh you down", "Carl goes up" y por supuesto los fabulosos créditos finales, de nuevo maravillosos y fundamentales para saber cómo continúa la historia tras el final de la cinta.

Merece especial atención el corto con el que Pixar acompaña esta vez al largometraje, titulado "Parcialmente Nublado" y de seis minutos de duración. Personalmente creo que es uno de los mejores, sino el mejor, de los cortos de Pixar, y eso que los he visto todos; de corte mucho más intenso que la mayoría "Parcialmente Nublado" contiene un poco drama, un poco de comedia y un poco de emoción, todo lo que un corto debe tener, todo un ejemplo de síntesis en un cortometraje. La historia es sencilla y muy original, una pequeña nube quiere hacer lo mismo que sus habilidosas hermanas y crear pequeños bebés de las diversas criaturas de la Tierra para dársela a la cigüeña para que ésta se la lleve a sus padres. El problema es que los bebés que crea son de feroces y peligrosos animales que lastiman constantemente a la pobre cigüeña. Peter Sohn (animador y dibujante de varias cintas de Pixar) dirige esta corta perla en la que se condensa tolerancia, llanto, risas, ira y ternura, una pequeña píldora de fantasía que prepara el terreno para lo que vendrá y le deja a uno con los sentimientos a flor de piel y boquiabierto, algo que sumado al tremendo inicio de la película le hace rendirse a los creadores.

No voy a decir que "Up" supera a "WALL•E" pero desde luego logra un nivel similar y de 10, un nivel supremo que solo pocos son capaces de alcanzar, como Pixar y Ghibli, y es que "Up" tiene todo lo que debe de tener una buena película, ofrece todo lo que debe ofrecer el buen cine: diversión, fascinación, capacidad de ahondar en los sentimientos del espectador y hacer aflorar sentimientos, etc. Es una película emotiva y tierna, muy divertida y maravillosa a nivel técnico. Y parece ser que la crítica se ha volcado con la cinta reconociéndole esas mismas virtudes, tras abrir el último Festival de Cannes —el primer film animado en la historia del festival que lo hacía— y recabar excelentes críticas la cinta ha sido alabada allí por donde ha pasado consiguiendo figurar (a día de hoy) en el ranking #25 del TOP-250 IMDB y logrando la cifra de $340M a nivel mundial en taquilla, colocándola entre las 12 películas que más dinero han recaudado en el mundo y la segunda película que más dinero ha logrado en EEUU, tras "Transformers: La Venganza de los Caídos".

Personalmente considero a "Up" una de las mejores películas del 2009 junto a "Ponyo en el Acantilado" y "Watchmen", de lo mejor del año sin duda. Una película sin un solo defecto plausible y serio, que te transporta a un universo de fantasía, una particular visión del mundo realizada por gente con talento y con cariño a su profesión, cine animado para adultos y niños que puede recibir varias lecturas diferentes para cada tipo de público. Con "Up" Pixar ha tocado el cielo, literalmente, una vez más y para no variar nos ha dejado con un excelente sabor de boca, privilegio solo reservado a las grandes películas de la historia del cine, y es que es precisamente lo que estos chicos están haciendo: historia. Pixar sigue siendo el haz de luz que brilla al fondo del oscuro túnel de escasez de ideas general en el que está sumido Hollywood, una "meca del cine" que le ha cogido el gusto a repetir fórmulas, copiar y re-hacer y no se esfuerza en inventar nuevos conceptos. Pixar ha demostrado valentía en cada paso que ha dado, ha demostrado que no todo es negocio en el cine de EEUU y que si las cosas se hacen bien, con originalidad y mimo, respetando al espectador, cuidándolo, el público responderá. Hay luz al final del túnel, y esa luz se llama Pixar; quizá su mascota no sea una lámpara por casualidad...

«¡Ardilla!»

Mi puntuación: 10/10.