domingo, 31 de agosto de 2008

"I'm Not There", Bob Dylan elevado a la sexta.

Un original y arriesgado biopic sobre la legendaria figura de la música contada desde seis puntos de vista distintos.

Bob Dylan no es solo una de las figuras más influyentes de la historia de la música, sino que es una de las personas más importantes del s.XX. Con su música como instrumento utilizó un mensaje antimilitarista y activista durante la década de los sesenta que despertó en la juventud contemporánea sentimientos que hasta entonces no habían aflorado, además de utilizar la música popular para expresar inquietudes sociales y políticas. Aquello —que era algo completamente nuevo— le comportó una fama y una influencia que se verían reflejados en la cultura de la época y que alzarían la figura de Dylan como icono. Cuarenta años después de abrir la Caja de Pandora llega un extraño y peculiar biopic sobre el músico, una biografía nada convencional lejos de otras como "Ray" o "En la Cuerda Floja" que exploran los personajes de Ray Charles y Johnny Cash respectivamente y que siguen una estructura establecida para relatar la vida y obra de los cantantes. En "I'm Not There" no hay ningún actor que interprete a Bob Dylan, a la vez que los seis actores protagonistas lo interpretan. Me explico: la película está estructurada de forma que hay seis actores que personifican cada etapa de la vida de Dylan sin ser el mismo Dylan, intercalándose continuamente e incluso en algunos casos interrelacionándose. El joven actor afroamericano Marcus Carl Franklin es Woody Guthrie, la representación de la búsqueda de la fama y la ingenua ilusión de Dylan; Ben Whishaw es Arthur Rimbaud, la parte rebelde del músico, el narrador de la historia; Christian Bale es Jack Rollins, el icono popular en el que se convirtió Dylan y donde se representa el cambio de su filosofía musical, el punto de inflexión donde finalizó su etapa de protesta para convertirse al cristianismo; Heath Ledger es Robbie Clark que simboliza la relación de la vida familiar con la de icono popular, la incompatibilidad de estos dos factores en la vida de Bob Dylan; Cate Blanchett es Jude Quinn, representa el cambio de un Dylan en pleno apogeo que da un giro a su música tras ser influenciado por el Rock británico, su desvinculación con el folk del que antes era bandera, la etapa en la que quiere desligarse del símbolo en el que ha sido convertido; y Richard Gere es Billy el Niño, la versión decadente del mito que sirve como punto de partida para el resto de historias. Cada etapa tiene su estilo cinematográfico para representar la época, la filosofía del músico, el momento de su carrera, etc. desde el uso del blanco y negro en algunos segmentos hasta la técnica del falso documental para otros, incluyendo constantes números musicales en forma de actuaciones por parte de algunos de los protagonistas.

Como se puede comprobar el reparto es una absoluta maravilla, algunos de los mejores actores de los últimos años se prestan para darle forma al espíritu de Bob Dylan. Además se cuenta con grandes secundarias como Julianne Moore y Charlotte Gainsbourg que lleva a cabo una soberbia interpretación de Claire, la mujer de Robbie Clark. Precisamente el plato fuerte de este film es el de las interpretaciones, pues aunque el conjunto brilla con una luz propia y es todo un recital y la dirección es bastante magistral, el resultado es muy caótico, abstracto, excesivamente simbólico y finalmente aburrido. Este es un film de extremos, por un lado tenemos las soberbias interpretaciones, una dirección poética, una fotografía y montaje apabullantes, una música —por supuesto— fabulosa, una propuesta atrevida y novedosa y una historia jugosa, pero por otro tenemos para empezar que la historia pese a ser jugosa no ha sido exprimida como debería, que el conjunto resulta de un simbolismo tan extremo que si no conoces a la perfección la vida y obra de Bob Dylan te será imposible de descifrar, y en general la película se hace larga y aburrida y en muchos puntos de una inconexión frustrante. Ojo, que a mí las películas abstractas y que se dejan incluso a la libre interpretación me gustan, siempre que se pueda sacar una conclusión —aunque sea propia o surrealista— y disfrute con ella de esa forma, pero en el caso de "I'm Not There" noté que andaba perdido, como que había parte de lo que me estaban contando que se supone que debería conocer y no era así. Como si quisieran dejar claro que si desconoces la historia de Dylan esta película no es para ti. Yo, que no sé nada del músico, no solo no he sabido identificar cada etapa de su vida sino que tampoco he entendido el significado de cada una de ellas. Es una película demasiado abstracta y simbólica, extremadamente poética con todas las cosas buenas y malas que comporta, con todo el juego que ello permite darle a una obra y con todos los contras que trae consigo, como es la frustración y el aburrimiento. Llega un punto en el que te desvinculas de la cinta; me gustan las películas como "Pi. Fe en el Caos" o "La Fuente de la Vida" que parecen darle más importancia a la forma que al contenido, cuando en realidad tienen más fondo que otras pero debe escarbarse demasiado para dar con él, pero en el caso de éstas dos películas es por su abstracción más que por su simbolismo, recurso del que abusa negativamente "I'm Not There". Los que no conozcáis la obra de Bob Dylan debéis ir con cuidado pues es posible que la película pueda pareceros un peñazo; los que seáis seguidores del cantante puede que tengáis otra percepción de ella que yo no he experimentado. En todo caso creo que está falta de intensidad, aunque queda bien reflejada la complejidad y profundidad del personaje.

Esta película me ha resultado una extraña decepción. La crítica la había alabado y por la simple originalidad del relato me había llamado la atención, pero mientras la estaba viendo mi moral se venía abajo, no podía luchar contra ella, no entendía nada, no estaba saboreándola. Es una decepción parcial, por un lado por todas las cosas buenas que tiene, por otro por que en conjunto me parecía una película que no estaba dirigida a mí y por ello me cabrea el no estar preparado para disfrutarla. Aún así creo que si una película con tantas cualidades como esta no ha conseguido gustarme es que no ha sabido aglomerar los elementos de forma correcta.

"I'm Not There" tiene uno de los mejores repartos de los últimos años, aunque no coincidan los actores en la gran mayoría de escenas han conseguido protagonizar su sexta parte del film con maestría, unos con más brillo y otros con menos, pero entre todos los nombres destaca uno: Cate Blanchett ("El Aviador", "Diario de un Escándalo"). ¿Una mujer interpretando a Bob Dylan? Sí, y de forma absolutamente prodigiosa y soberbia. Sin duda alguna una de las mejores interpretaciones del año, Blanchett consigue ser el personaje que más se acerca en parentesco, historia y argumento a Bob Dylan. Jude Quinn, su personaje, representa el cambio de Dylan al Rock, dejando de lado el folk y a sus seguidores para experimentar con un sonido mucho más estridente y revolucionario, expresando la inconformidad con su idolatrada e idealizada figura y la necesidad de seguir expresándose mediante una música diferente y despegarse de la que ya no es necesaria según su criterio. De hecho en su segmento se reproducen episodios que ocurrieron en la realidad, incluido el grito de «¡Judas!» de un espectador indignado en un concierto (si os fijáis el personaje mismo se llama Jude), su amistad con Los Beatles, etc. Blanchett se convierte en Dylan, imita sus gestos, su forma de fumar, cambia su voz, camina como un hombre, expresa su desaire con cada movimiento o palabra que articula; desde que la vemos por primera vez sabemos que no está interpretando, ella es Bob Dylan, ella es el personaje que se ha creado y cada gesto que reproduzca será propio. Por esta interpretación Cate Blanchett ha ganado muchos premios e incluso estuvo nominada al Oscar a la Mejor Actriz Secundaria (¿¡secundaria!?) que le arrebató Tilda Swinton por su papel en "Michael Clayton", que ahora que he visto "I'm Not There" puedo decir que no fue nada merecido en comparación al papel de Jude Quinn por parte de Blanchett. Además, la australiana se llevó el Globo de Oro y hasta ocho premios más por su alucinante actuación, que pudo eclipsar el resto de interpretaciones que también son del más alto nivel. Si no fuera por el poco tiempo que sale en pantalla el segundo en discordia podría ser Ben Whishaw ("El Perfume. La Historia de un Asesino"), que mediante Arthur Rimbaud representa la ironía y subversión de Dylan, el poeta, en su intención de permanecer apartado de las ideas políticas. Su fluidez a la hora de recrear la figura de Dylan le sitúa como otro de los más parecidos no solo físicamente sino en su comportamiento y dejadez; una interpretación poderosa que derrocha talento y que pese a aparecer pocos minutos es capaz de demostrar la valía del actor. Lamentablemente el simbolismo de este segmento queda lejos de mi comprensión, así que supongo que puede representar el inconformismo del cantante y quizá la consciencia acerca de los hechos que él mismo ha realizado; algo de madurez es posible.

Antes de realizar "El Caballero Oscuro" Heath Ledger ("Brokeback Mountain") interpretó aquí a Robbie Clark, un actor que interpreta al músico Jack Rollins (que es otra de las personalidades de Dylan en el film) en una película decepcionante y que se muestra misógino, adúltero y con una incapacidad para tener una familia típica de las estrellas de cine y música. Ledger elabora en mi opinión la que es la segunda mejor interpretación del film, su forma de fumar, de hablar, igual que Blanchett expresa ese desaire que se dan las estrellas aunque en este caso relacionado con la pareja. Quizá es el segmento más dramático o intenso del film, la relación con su esposa Claire interpretada por Charlotte Gainsbourg en la que es la mejor actuación femenina de la cinta (teniendo en cuenta que Blanchett hace de hombre, claro), que representa la mujer de Bob Dylan Sara, y su intención de conciliarse con las mujeres pese a su incorregible forma de ser. Su segmento también está relacionado con la aventura en el cine de Dylan en "Pat Garrett y Billy The Kid", su pequeño papel y la realización de la banda sonora de ésta. El tercero en ofrecer una actuación suprema es Christian Bale ("American Psycho", "El Maquinista"), coincidiendo por primera vez con Heath Ledger antes de "El Caballero Oscuro", en su papel de Jack Rollins, el Dylan de principios de carrera y el de finales de los 70 cuando se convierte al cristianismo. Este segmento del film está rodado en forma de falso documental, comentando la repentina caída del icono folk de Rollins con la colaboración de Alice que se basa en la activista real Joan Baez y es interpretada por Julianne Moore. Bale se muestra perdido, desorientado y disgustado con su posición de ídolo e instrumento, hasta que decide dar un cambio a su vida que le complazca sólo a él. La interpretación del portentoso Bale resulta absolutamente prodigiosa, realiza varios números musicales y muestra de forma clara su desdén en lo que se ha convertido, incómodo y hastiado de su posición.

Richard Gere ("Pretty Woman", "Chicago") realiza quizá la interpretación más discreta de las seis. Su papel es el de Billy el Niño (supongo que el nombre le viene por la película en la que apareció) y el segmento me resulta el más críptico y abstracto por lo que las conclusiones que pueda haber sacado de este tramo son tan confusas como su mismo planteamiento. Gere realiza una correctísima interpretación del Dylan viejo que huye de su pasado, hasta que su pasado le encuentra y vuelve a atraparle. Como digo no sé muy bien el significado de todo su segmento, supongo que una frase ayuda a entender que lo quiera o no él seguirá siendo el símbolo del pueblo: «¡¿Cree que habla por la gente, Señor?! Sólo porque es una persona educada.». En mi opinión Richard Gere está en un momento álgido en su carrera, nunca ha sido un actor que me gustara especialmente pero en sus últimas películas ha derrochado un talento asombroso, desde su papel del abogado Billy Flint en "Chicago" hasta sus dos magníficas interpretaciones en "La Sombra del Cazador" y en la mediocre "El Caso Welles", dónde el actor es lo único que vale la pena. En "I'm Not There" vuelve a derrochar talento, aunque terriblemente eclipsado por el resto de reparto y por su corto papel. El último de los roles de la vida de Dylan está interpretado por Marcus Carl Franklin como Woody Guthrie, que representa la ilusión del cantante que quiere convertirse en la más grande de las estrellas. Para ello viaja y conoce mundo para tener algo que contar, hasta que se da cuenta de que si quiere ser la voz del pueblo lo que tiene que hacer es cantar sobre su tiempo. Franklin, joven actor de tan solo 14 años lleva a cabo una muy buena interpretación, quizá algo exagerada y adulta en algunos tramos pero precisamente representa el espíritu adulto de Dylan. Como detalle, el nombre de Woody Guthrie es el de un famoso cantante que veneraba Dylan y que realmente llevaba escrito en su guitarra: «Esta máquina mata fascistas».

Además de las soberbias interpretaciones el film cuenta con una dirección magnífica y camaleónica. El director Todd Hayes ("Lejos del Cielo", "Velvet Goldmine") da viva muestra de su polifacética dirección, además de coescribir el guión. Por lo tanto debo hacerle una reverencia por lo primero y quitársela por lo segundo. Hayes derrocha estilo en cada secuencia, buscando el encuadre perfecto y más imaginativo y con una clase excepcional. Incluso el cambio de estilo en algunos tramos, incluyendo el del documental, hacen de ésta una genialidad en ocasiones. El mismo uso de los colores, saturados para algunas escenas, blanco y negro para los segmentos de Jude Quinn o Arthur Rimbaud, y las bellas composiciones hacen de la fotografía el gran baluarte de la película junto a los actores. Me extraña que no se considerase para los Oscar la fotografía de Edward Lachman, rezuma exquisitez por los cuatro costados. El montaje de Jay Rabinowitz es otro de los fuertes del film que de forma muy sobresaliente es capaz de intercalar las seis historias continuamente, dándoles una especie de continuidad-relación que crea un vínculo entre las diferentes facetas del músico e incluso en alguna ocasión las relaciona directamente. Un montaje complejo y resolutivo; aunque en ocasiones la historia no quede clara el montaje es impecable.

"I'm Not There" ha recibido cantidad de premios en muchos festivales, muchos de ellos para Cate Blanchett como he dicho, y una recepción de la crítica excelente; ha estado incluida en muchas listas de las mejores películas de 2007 según los críticos estadounidenses e incluso Bob Dylan ha dado su visto bueno. Pero no creo que en general la opinión del público —por lo menos el público no-norteamericano— se parezca a la de la crítica. Aunque no se ha estrenado aún en España el año pasado en los EEUU lo hizo discretamente, para este año se prevé su estreno en nuestro país pero sus más de dos horas de duración y su simbólico formato me hacen dudar seriamente ya no solo de su aceptación sino de su proyección en las salas patrias. Realmente es un film poco/nada accesible, pese a tener una factura impecable una película de este calibre no puede permitirse estar dirigida a un grupo tan reducido de espectadores, su éxito podría haber sido mucho mayor si se hubiera pensado hacer de una forma ligeramente más convencional, menos críptica, para que el mensaje pudiera ser claramente descifrado.

Por un lado tenemos factores de la más alta calidad: una dirección lírica y muy bella, una fotografía exquisita, un montaje fabuloso, una idea original, una composición de música e imágenes brillante, una excelente música y abundantes números musicales y unas interpretaciones sublimes, destacando por encima de todas la de Cate Blanchett que me hacen imposible dar una nota de suspenso al film; pero por otro tenemos el exceso de simbolismo, el planteamiento exclusivo de la película que deja fuera de ella todo aquel que no haya seguido o no conozca la vida y obra de Bob Dylan, y la sensación de aburrimiento y agotamiento durante las más de dos horas de proyección hacen que no pueda darle el aprobado a una película que prometía mucho más de lo que me ha dado. Es una película que difícilmente veamos en España, pero que igualmente tiene unas carencias imperdonables a la par que unas cualidades excepcionales. Hay que verlo uno mismo para juzgar, no seré yo quien deje de recomendar que se vea una película por muy poco que me guste, y en este caso a mí me ha decepcionado, aunque quizá soy un bicho raro...

Mi puntuación: 4/10.

martes, 26 de agosto de 2008

"Los Pájaros", la amenaza viene de arriba.

El inquietante y mítico thriller de Hitchcock que hizo temer los cielos.

La carrera de Alfred Hitchcock es larga y provechosa y en su filmografía se encuentran títulos que son considerados obras maestras de la historia del cine, películas que han soportado el peso de los años de forma estoica y a las que el tiempo no ha conseguido arrebatar su genialidad. El llamado maestro del suspense tiene en su haber leyendas del celuloide como "Psicosis", "Con la Muerte en los Talones", "39 Escalones", "La Ventana Indiscreta" o "Vértigo" entre muchos otros prodigios de las más de 50 películas que realizó. Hitchcock otorgaba a sus películas un estilo único que resultaba fácil de identificar y que lo alzaba como un director diferente dotado de una particular visión del cine y, a pesar de formar parte de la gran industria de Hollywood, con cierta independencia.

Tras finalizar su etapa dedicada a proyectos televisivos como "Alfred Hitchcock Presenta" volvió a la gran pantalla en su última etapa cinematográfica con "Los Pájaros" (1963) realizando la que sería recordada como su última gran película, una de las más famosas y populares de su filmografía rodada tras la aclamada "Psicosis" y antes de "Marnie, la Ladrona", donde el director volvería a rodar con Tippi Hedren, la protagonista de este film. La carrera de Hitchcock había ascendido imparable hasta aquel momento y tras tres años sin estrenar película (algo insólito en él, que rodó una película al año durante el grueso de su filmografía) decidió adaptar un relato corto de Daphne du Maurier, quién adaptó años antes en "Rebeca" (1940) de la novela homónima, un relato con tintes apocalípticos y con cierta moralina acerca de la falta de escrúpulos de los humanos a la hora de lidiar con la naturaleza, y la toma de venganza por parte de ésta. Vamos, que cuando se dice que M. Night Shyamalan está muy influenciado por Alfred Hitchcock se dice con razón, ahí está la reciente "El Incidente" con temática similar y estilo parecido; un digno discípulo (aunque no tan prolífico). "Los Pájaros" es una historia sencilla narrada con el estilo inconfundible de Hitchcock, que es capaz de imprimir al film el tono necesario para convertirlo en una película legendaria gracias a sus poderosas imágenes y a su estremecedor desenlace; un relato desesperanzador y estremecedor que crece progresivamente y que además de alertar al espectador le hace pasar un 'agradable' mal rato, objetivo sin duda de la película, cuya frase promocional «Pudiera muy bien ser la película más terrorífica que he hecho...» hace gala de la intención del director.

La película comienza con el sello personal de Hitchcock, el conocido MacGuffin que no es más que una excusa argumental para que la película evolucione hacia donde requiera la historia. En una pajarería de San Francisco, Melanie Daniels, una acomodada joven bella, descarada y consentida, se topa con Mitch Brenner, un maduro y atractivo soltero quien busca unos periquitos que comprar a su hermana por su cumpleaños. Guiada por un capricho (el MacGuffin del film), Melanie sigue a Mitch hasta Bahía Bodega con la intención de sorprenderle regalándole los periquitos, dado el interés que consigue despertar en ella. Una vez allí comienza a darse cuenta del extraño comportamiento de las aves del lugar, que se muestran alarmantemente agresivas. Durante la primera mitad de película la trama está centrada en el propio MacGuffin, en la construcción de los personajes y de un ambiente propicio donde desatar el pánico debido a una amenaza insólita. En esta parte de la película se comienza a introducir de forma aislada el desorden de los pájaros con algunos episodios espectaculares y con cierto escepticismo/desorientación por parte de los protagonistas. Uno de los aspectos fuertes de la cinta, muy presente sobre todo durante la primera mitad de ésta, es la completa construcción de los personajes, una cuidada elaboración de unos personajes profundos y ligeramente redondos que sufren una notable evolución durante las dos horas de proyección del film. La mayoría de los personajes tienen un trasfondo estudiado y explicado para dar cierta profundidad al relato y así poder empatizar más con los protagonistas, comenzado por el personaje que sufre una evolución más significativa y notable, la de Melanie, una chica impulsiva, acostumbrada a tener a todo el mundo a merced de sus caprichos y bromas, una niña malcriada que se ve forzada a tomar las riendas de la situación cuando las cosas se tuercen, se sirve de su carácter para sobreponerse al caos y consigue convertirse en una líder hasta que el trauma es lo suficiente grande como para derrotar su moral y conseguir que se dé por vencida. No falta la pizca de romance en el film, y aunque todo lo que rodea al ataque de los pájaros sobre Bahía Bodega es un mero complemento, este romance tiene su importancia en la historia y es uno de los factores que la convierten en una película comercial de los 60's. Melanie se siente atraída por Mitch, un personaje que aporta madurez y solidez y que se atreve a replicar los caprichos de ella, algo a lo que no parece estar acostumbrada y que le resulta atractivo. Mitch es un hombre encantador y soltero que vive con su madre y su hermana menor, se siente atraído también por Melanie pero no puede evitar que su sobreprotectora madre, Lydia, lo vea como un capricho o desgracia para él debido a carácter de ella. Mitch se muestra protector y receptivo con Melanie con respecto a la repentina ira de las aves, lo que crea un lazo gracias al ataque que afecta a Bahía Bodega y que prevé una relación amorosa al finalizar el suceso. Lydia, la madre de Mitch, no consiente la relación de su hijo con Melanie, una chica que acostumbra a salir en los periódicos protagonizando escándalos y cuya influencia para su hijo no desea. Sobreprotectora, con carácter y chapada a la antigua, tolera que su hijo haga lo que él quiera por la confianza que ésta le tiene y por su devoción hacia él, con la esperanza de que nunca le abandone y no quedarse sola, hecho que más teme tras la muerte de su marido pocos años atrás y que le provoca una falta de valentía absoluta. Su evolución es más que notable, hasta el punto de acabar gustándole Melanie; y pasa de la más serena actitud a un desesperado nerviosismo infundado por los traumáticos sucesos del día. Annie Hayworth es la profesora de Bahía Bodega, una ex-novia de Mitch que se muestra algo celosa ante la actitud de Melanie hacia su antigua pareja, y que finalmente acaba simpatizando con ella y aceptándola igual que Lydia, pues la situación en Bahía Bodega les fuerza a reafirmar sus posturas.

Hitchcock (que no olvida su cameo) descubrió a la actriz Tippi Hedren, la protagonista que interpreta a Melanie Daniels, tras ver un anuncio de TV en el que aparecía e inmediatamente se convirtió en una nueva musa gracias a su belleza y presencia en pantalla. La actriz sufriría un gran estrés en el rodaje de "Los Pájaros" y alguna que otra herida debido a la utilización de pájaros reales en las secuencias de los ataques, lo que crearía una tremenda dificultad a la actriz y una realística reacción frente a la cámara. Además de recibir una nominación al Oscar Mejores Efectos Especiales para la película —que acabó ganando "Cleopatra"Tippi Hedren ganó el Globo de Oro a la Actriz Más Prometedora de 1964, premio que compartió con Ursula Andress ("Dr. No") y Elke Sommer ("El Premio"). Más tarde Hitchcock rodaría con ella "Marnie, la Ladrona", donde el director haría gala de su actitud posesiva con la actriz en la que sería su segunda y última colaboración.

Uno de los aspectos más memorables de "Los Pájaros" es el uso de los efectos especiales. Hitchcock decidió utilizar animales auténticos en vez de mecánicos para la mayoría de secuencias donde éstos no fueran añadidos en post-producción. Además, la mayoría de pájaros de la película están añadidos una vez rodada por lo que los actores debían actuar imaginándoselos (incluso hay por internet algunas escenas de "Los Pájaros" sin los pájaros, lo que resulta bastante divertido) con las dificultades que ello suponía, y más teniendo en cuenta que Hitchcock no sabía cómo iba a solucionar el hecho de incluir los pájaros. Gracias a los efectos de post-producción y al uso de pájaros reales la película tuvo un acabado fabuloso donde cada episodio con los pájaros resulta real, efectista y agobiante, hasta el punto de recibir la nominación al Oscar que ya he comentado. También hay que destacar un aspecto que resultó inédito hasta la fecha en la filmografía del realizador, que es la ausencia total de música. Un instrumento tan (y tan bien) usado por Hitchcock para ayudarse a crear atmósferas de suspense y escenas de tensión no es usado en "Los Pájaros", y precisamente esa falta de banda sonora hace que la tensión sea mayor, un acercamiento a los acontecimientos que ayuda a la integración del espectador en la trama. En ningún momento se echa de menos en esta película ni es necesaria para acrecentar la tensión, Hitchcock se esmeró en crear un ambiente tenso para que los pájaros lo rompieran como un punzón el hielo, es un ambiente opresivo pese a transcurrir la historia en un tranquilo y abierto pueblo pesquero, la ausencia total de música ayuda a estar alerta esperando el momento del ataque y con los nervios a punto.

El sobrenombre de 'maestro del suspense' no le viene por casualidad a Alfred Hitchcock, sabe en todo momento hacer que el espectador esté agarrado a la butaca/silla/sofá aguardando cada ataque de los pájaros, la forma en que éstos siembran el pánico y la incapacidad de defenderse ante tan sobrenatural agresión destila genio. Cualquier ejemplo de las múltiples escenas del film sirve como muestra, el simple hecho de unos cuervos posándose sobre unos columpios en el silencio del día es suficiente como para crear un malestar al espectador que prevé la desgracia, igual que la espectacular escena del ataque al pueblo con la gasolinera y el caos o la asombrosa escena final en la casa. Todo ello dirigido con la maestría del director, que dota a la película de su mejor baza, la poderosa e impactante fotografía que es un recurso básico para transmitir la desazón del relato, la pasividad con la que ocurren los hechos, gracias a un montaje lento y estudiado, sustentado por una serie de secuencias pensadas para pasar a la historia del cine e impactar al atemorizado espectador. Como imagen me quedo con la final, con ese pueblo infestado al milímetro de aves y el coche saliendo sin hacer ruido de la casa, una escena que vale un mundo. El director tampoco olvida sus pequeños toques de humor en escenas aisladas, como una de las más interesantes en el bar donde se intercambian conversaciones con la intención de clarificar los hechos; algunos se muestran incrédulos, otros atemorizados, otros pragmáticos y mientras unos quieren dar una explicación a los sucesos, otros buscan justificaciones y otros más pruebas de lo sucedido. Al final el único al que no se le puede reprochar su planteamiento es al loco: la posibilidad del castigo divino está tan argumentada como el resto. Otra brillantez que tuvo Hitchcock fue algo inusual para la época, y es no explicar ni dejar entrever siquiera el motivo de la locura de los pájaros, dejarlo en el aire para demostrar que eso es lo menos importante, lo más valioso es salvar la vida en un episodio así, y lo peor/mejor de todo: podría pasarnos cualquier día. El hecho de que no haya ningún cartel de FIN al acabar la proyección es la muestra de ello.

Teniendo en cuenta que la adaptación del relato de Daphne du Maurier estaba prevista para un episodio de la serie "Alfred Hitchcock Presenta" y que se acabó alargando para realizar un film que se ha convertido en leyenda, hay que reconocer el oficio de Hitchcock, ya que era un realizador capaz de convertir en arte cualquier tipo de historia con un mínimo de sustancia. Personalmente no me parece que "Los Pájaros" sea una obra maestra, pero sí un peliculón. "La Soga", "Psicosis" y "La Ventana Indiscreta" me parecen mucho mejores y merecedoras de la etiqueta de obras legendarias, y aunque "Los Pájaros" es una película cargada con poderosas imágenes y una tensión muy lograda en mi opinión no logra ser una obra redonda por el quizá demasiado alargado MacGuffin y por el ligeramente irregular ritmo. De todos modos es una gran película con la que disfrutar de un paisaje apocalíptico y de la mano de Alfred Hitchcock, el director que nos obligó a cerrar las ventanas y reforzar las puertas, pues la amenaza está a la vuelta de la esquina... o mejor dicho, sobre nuestras cabezas, arriba en el cielo.

Mi puntuación: 8/10.

lunes, 18 de agosto de 2008

"El Caballero Oscuro", definitivamente de la lycra al cuero.

Llega la entrega del cine de superhéroes que hace trascender el género. El Señor de la Noche se decanta totalmente por el realismo y olvida la fantasía del cómic. El cine de superhéroes sin superpoderes, por Christopher Nolan.

Los superhéroes en el cine ya no son para niños. Así lo estipuló Christopher Nolan cuando decidió dar una vuelta de tuerca al tan ajado género hace 3 años escribiendo y dirigiendo "Batman Begins", película que cosechó un arrollador éxito en taquilla y crítica y que supuso un nuevo comienzo para Batman, el superhéroe que Tim Burton popularizó en los 90 con sus particulares "Batman" y "Batman Vuelve" y que más tarde fue masacrado por las catastróficas "Batman Forever" y "Batman y Robin" de Joel Schumacher. Precisamente 'gracias' a este último director 'El Detective' cayó en el olvido y el hastío total durante 8 años debido a la pésima calidad de sus dos películas, y tuvieron que ser C. Nolan y David S. Goyer los que decidieron retomar el personaje cuando hubo pasado un tiempo para volver a darle un enfoque completamente realista y oscuro, olvidarse por completo de las concesiones coloristas y exageradas y dar un nuevo origen cinematográfico al mito. Así llegó en 2005 aquella película que fascinó y sorprendió a todo el mundo por su gran calidad y por su estilo, más cercano a la adaptación de los cómics que rediseñaron al personaje como "Batman: Año Uno" de Frank Miller, que a la comercialidad de sus predecesoras, definiéndose como un film sobrio, oscuro y realista.

El tremendo éxito de "Batman Begins" en todas las áreas pronosticaba una secuela que siguiera los pasos de ésta. Batman había renacido y con él una forma de hacer cine que superaba enormemente el resto de films del género, la calidad era su sello distintivo y era evidente que el proyecto de resurrección del personaje se estaba tomando con una gran seriedad. Es entonces cuando abalado por una potente campaña publicitaria, un éxito internacional sin precedentes (a todos los niveles) y tras romper con todos los records en taquilla establecidos hasta la fecha llega "El Caballero Oscuro", la película definitiva de superhéroes sin poderes.

Para hablar de "El Caballero Oscuro" empezaré con la palabra que me viene en mente para situar al lector acerca de mi opinión: obra maestra. Esta palabra y otras semejantes las llevábamos leyendo desde hace un mes debido a las reacciones que causó su estreno en los EEUU; por un lado resultaba gratificante ver que la crítica la adoraba al mismo tiempo que en taquilla conseguía unas cifras astronómicas nunca vistas hasta ahora (la más clara señal de que al público le está gustando), por otro sentí una extraña sensación de dubitación al ver que tras salir de la sala del cine mi opinión era la misma que la del resto de gente, igual que con "WALL•E" estaba coincidiendo del todo con la corriente popular... ¿me había dejado influenciar por el estado de éxtasis global? Tras meditarlo pacientemente he llegado a la conclusión de que quizá algo me tiene que haber empapado, es imposible saber el grado exacto de influencia pero sería hipócrita negarlo, pero creo que realmente "El Caballero Oscuro" cumple con todas las facultades que se atribuyen a una obra maestra, comenzando por la más importante (a nivel personal): al salir del cine supe que había presenciado un espectáculo fascinante, supe por las sensaciones que despertó en mí que no estaba solamente ante una buena película, estaba frente a una obra redonda en todos sus aspectos, una obra con la que disfruté de cada fotograma y que me dejó planchado en la butaca. Recuerdo las dos últimas veces que esto me pasó en un cine, con "El Truco Final (El Prestigio)" y con "No Es País para Viejos", películas que tengo en la más alta estima por eso mismo.

El artífice de la película, Christopher Nolan, no es ninguna joven promesa recién descubierta por un productor visionario que le encargó la dirección de una película de superhéroes, hecho que se viene repitiendo desde hace tiempo con factorías como "Spiderman" que reconvirtió la figura de Sam Raimi ("Evil Dead") de director de películas de Serie B a realizador de blockbusters para toda la familia, o Guillermo del Toro ("El Laberinto del Fauno", "El Espinazo del Diablo") que fue arrancado de forma más discreta de películas como "Mimic" o "Cronos" para dirigir superproducciones como "Blade II" y "Hellboy". Las películas de superhéroes no las dirigen 'Steven Spielbergs', 'Martin Scorseses' ni directores por el estilo por el motivo que sea, y en este caso se ha hecho una excepción, C. Nolan ha hecho una película de calidad y seria, con todos los detalles que la hace grande y consiguiendo aunar crítica, público y taquilla. Comercialidad y Calidad garantizadas. Como digo, Christopher Nolan no es ese tipo de director reconvertido, Nolan es un realizador con carácter, gran talento y una facultad especial para realizar guiones complejos (sí, también es guionista de todas sus películas), dotar de un montaje sublime a sus films y realizar un exhaustivo control de cada uno de los apartados de sus películas para que encajen a la perfección en el conjunto. Su sello distintivo es la calidad, quizá como otro de los grandes Ridley Scott, que no tiene un estilo rápidamente identificable pero que dota a sus películas de una perfección que solo un director talentoso es capaz de realizar. Nolan es para mí desde hace tiempo uno de los mejores realizadores del panorama actual, con tan solo 6 largometrajes y 38 años se ha ganado el respeto del mundo del cine con grandes películas como "Batman Begins", "Memento" (por la que el director inglés recibió una nominación al Oscar al Mejor Guión Original) o "El Truco Final (El Prestigio)", estas dos últimas consideradas por mí también obras maestras absolutas y clásicos de culto instantáneos. Cabe destacar como a falta de ver dos de sus primeras películas, "Following" y "Insomnio", su filmografía me parece de lo más exquisito que se ha rodado en la última década incluyendo esta "El Caballero Oscuro" (que se convierte en mi película preferida de superhéroes pasando por encima de su anterior film) que sigue la línea ascendente del director y que ha acabado de dar su salto a la fama gracias la primera película de Batman que realizó en 2005. Además en "El Caballero Oscuro" Nolan ha mejorado el aspecto que quizá flojeó más en "Batman Begins", es decir la dirección de la acción ya no es tan movida y los combates pueden apreciarse perfectamente, cosa que no solo suma puntos al film sino que demuestra que el realizador aprende de sus errores y es capaz de mejorar en cada ocasión que se le presenta. Hay que tener en cuenta que Nolan no había dirigido ninguna película de acción hasta "Batman Begins", lo que significa que es un director novel en este género y lo que le da más mérito.

La dirección es uno de esos factores que creo que marcan la diferencia en una película. Una de las tres razones por la que "El Caballero Oscuro" deja de ser una gran película de superhéroes para ser una gran película sin más es la soberbia y exquisita dirección de Nolan. Las otras dos razones son el enfoque que adopta el guión y las potentísimas interpretaciones, pero hablaré de ello más adelante. Respecto a la dirección, hay planos cuidados al extremo y secuencias rodadas con genialidad, por ejemplo adoro la forma que tiene el film de comenzar con el atraco al banco acompañado de la magnífica música de Hans Zimmer y James Newton Howard para El Joker mientras se suceden los flancos del crimen. La forma que tiene de presentar al villano principal de la película sumado a la enorme tensión del momento y el suspense que logra con esa escena forman un conjunto redondo y un inicio de película sencillo y tremendamente efectivo. Por cierto, gloriosa aparición de William Fichtner ("Black Hawk Derribado" y Alexander Mahone la serie "Prison Break") en esa primera escena del film. Otra escena gloriosa es la que transcurre en Hong Kong, desde el principio de la acción hasta el desenlace, brillante secuencia de acción. Y no me puedo olvidar de la memorable escena en la que El Joker sale tranquilamente del hospital, una secuencia rodada con clase, sin duda. Cada escena está realizada con talento, la película es una gran obra vista con perspectiva y examinada con lupa, en general y en particular, prestando atención a los pequeños detalles. Es una película que no solo se toma en serio a sí misma sino que también al espectador.

Este es uno de los grandes factores que hacen de la película una obra imprescindible, pero el secreto está en que Christopher Nolan se sirve de su propio guión, co-escrito con su hermano Jonathan (también co-guionista de "El Truco Final (El Prestigio)" y "Memento"), lo que le da una visión única y personal de lo que quiere hacer con su película, y la oportunidad de llevarlo a cabo con total libertad. Y este guión tiene un acierto que convierte automáticamente esta película en algo mucho más allá de una película de género, siendo un thriller policiaco con todos los elementos comunes a este, y este acierto es el enfoque realístico del personaje de Batman y su envoltura. No hay superpoderes en "El Caballero Oscuro", Batman nunca los ha tenido en su historia regular pero en este caso no hay ni una sola facultad sobre humana que se entrometa en el film; el cine de superhéroes ha descubierto un nuevo sendero (que Zack Snyder seguirá explotando en "Watchmen") que sitúa los acontecimientos en un universo que no vive bajo la influencia de seres voladores ni con fuerza sobrehumana y que ha sustituido a los iconos vestidos en lycra por humanos enfundados en capas de cuero. Este realismo no solo sienta magníficamente al superhéroe de DC sino que ofrece al espectador un nuevo tipo de cine que hasta ahora había sido difícil de contemplar dado el éxito y bombo del supercolorido y auto-parodiado universo de los héroes de cómic. Aquí Batman viste cuero, sus enemigos son delincuentes con la única habilidad especial de tener una voluntad férrea, todos los personajes son vulnerables y las reglas son las mismas que en nuestro universo. Una muestra del realismo que imbuye al film (que incluso se acentúa desde la anterior película) es el traje de Batman, que al principio de la película es el mismo que utiliza el Hombre Murciélago en "Batman Begins" y que luego vemos como sufre una necesaria mejoría (aquí la comparativa). A la par que ha mejorado la dirección en los combates ha aumentado la agilidad de Batman gracias a su remodelación del traje, que tras una evidente readaptación deja atrás el grueso (y siempre criticado) cuello y las planchas macizas para dejar paso a pequeñas placas de cuero que aumentan la movilidad del héroe aunque aumenten su vulnerabilidad. Es un traje menos corpulento y ostentoso pero más complejo y realista, no es tan majestuoso e inmaculado pero es más sofisticado y adecuado. El concepto del traje no se ha perdido con esta remodelación, y aunque he de confesar que la primera vez que lo vi me resultó extremadamente artificial, cuando entendí el concepto de la película de acercarse a la realidad lo máximo posible me resultó gratificantemente acertado. Un detalle acerca del traje que me ha agradado en sobremanera es la utilización en una escena de unos sensores en los ojos de la máscara que ponen a éstos de color blanco, exactamente como siempre ha sido Batman en los cómics, un detalle agradable hacia los aficionados que seguro habrán captado el guiño.

El tercer aspecto clave del film es el del apabullante reparto que se ve incluso mejorado por el de "Batman Begins", cosa nada fácil. Nolan pudo contar para su anterior película con estrellas de reconocida fama y talento, intérpretes de la talla de Christian Bale, Michael Caine, Morgan Freeman, Gary Oldman, Liam Neeson, Ken Watanabe, Rutger Hauer, Tom Wilkinson... la lista es inacabable; en "El Caballero Oscuro" han repetido papel todos los que han podido, incluyendo de nuevo a los protagonistas (exceptuando el cambio de Katie Holmes por Maggie Gyllenhaal en el papel de Rachel Dawes) e incorporando a Heath Ledger, Aaron Eckhart y Eric Roberts (Maroni) entre otros. Repiten rol M. Caine en el papel del siempre fiel mayordomo Alfred, Morgan Freeman repite en el equivalente a Q de la saga de James Bond, Lucius Fox, el gran Gary Oldman vuelve a demostrar su talento en la piel de James Gordon (que por fin vemos como comisario) y Christian Bale por supuesto vuelve a ser Bruce Wayne / Batman con ese porte elegante y decidido que le caracteriza. Lo mejor del panorama actual como se puede comprobar, y más aún teniendo en cuenta las nuevas incorporaciones, por un lado y debido a que Katie Holmes no aceptó el papel de Rachel tuvo que ser Maggie Gyllenhaal la que pusiera rostro a la amiga de la infancia de Bruce. Su papel es minoritario y no tiene tiempo para lucimientos, de hecho está claro que la intención de meter ese personaje en la película es darle la dimensión de romance que necesita toda superproducción, pero aún así cumple como es de esperar para una actriz con categoría. El plato fuerte viene con los dos nuevos integrantes del reparto, Heath Ledger y Aaron Eckhart.

El recientemente fallecido Ledger lleva a cabo una de las interpretaciones más poderosas que se recuerdan en el año, y ya se comienza a hablar de Oscar póstumo por su rol de El Joker. Ledger se deja llevar por la magia del villano y lleva a cabo una lograda y equilibrada interpretación de un personaje mentalmente inestable, voluble, impredecible, detestable y siniestro. Lograr encontrar un punto en el que el personaje no se haga excesivamente histriónico es complicado; no querría comparar la interpretación de Heath Ledger con la de Jack Nicholson en "Batman" pero éste logra lo mismo que el veterano Nicholson hallando un punto medio, por supuesto mostrando la locura que caracteriza a El Joker (de hecho su único 'superpoder' es la más pura y desatada locura), pero sin desbarrar como lo hicieron más tarde Tomy Lee Jones como Dos-Caras en "Batman Forever" o Jim Carrey como Enigma en la misma película, unas interpretaciones dantescas y excesivamente histriónicas que lo único que conseguían era acentuar ese agrio sabor a telefilm y cabrear al personal. Ledger interpreta un personaje que hace propio, y como tal no puede fallar en lo que hace con él ya que le da una personalidad que le permite moldearlo a su gusto pese a ser el villano más importante de Batman desde los inicios del cómic y tener esa responsabilidad sobre sus hombros; cada estremecedora risa, cada torcido gesto y mirada perdida se transforman en una fuente de expresividad que traduce en pantalla en todo momento el estado mental y la personalidad del personaje, dando una réplica a Batman en cada diálogo que directamente lo convierten en el protagonista de la cinta por encima del propio Detective. El Joker se deja llevar por el Caos, quiere divertirse y provocar, y este carácter está perfectamente reflejado en el actor. Ledger es El Joker por completo. Un aspecto a destacar es el aspecto del villano, una muestra más de la voluntad de acercarse al realismo con personajes que puedan existir en un mundo real, El Joker se muestra ajado y roído, algo diferente a lo que estamos acostumbrados en los cómics, con la cara destrozada por cicatrices cuyo origen es constantemente cambiante y que le dan el aspecto siniestro de la sonrisa permanente que tan bien le sienta. Además los gadgets-bromas que tan característicos son han quedado en segundo plano para dar paso a los cuchillos, un arma sincera como dice él mismo y que refleja su crueldad y sadismo. Genial la declaración de principios a Batman donde le anuncia que seguirá de forma perpetua el juego entre ambos, una máxima en los cómics del superhéroe.

Aaron Eckhart es Harvey Dent, el fiscal del distrito que luego se convierte en Dos-Caras (no creo que destripe la película a nadie con esto), una interpretación más discreta que la de Ledger pero no menos talentosa, aunque no tan suculenta y participativa que la de El Joker. Su papel es excelente durante gran parte de la película pero su momento llega en la transformación en el mítico villano, cuando la locura, desesperación y sed de venganza lo convierten en ese ser que lo deja todo a la justicia del azar. La construcción del personaje está muy bien realizada, entendemos sus motivaciones (no es un personaje que se guíe íntegramente por la locura, como El Joker) y su forma de actuar, y aunque se convierta en un villano se debe entender la dualidad que tiene el personaje que se representa a la perfección de forma más que evidente en su aspecto físico. Por cierto, espeluznante y repugnante el rostros de Dos-Caras, un efecto muy logrado y bien conseguido.

El personaje de Batman sufre alguna evolución durante esta película, ya no es el inexperto héroe enmascarado que surcaba las calles de Gotham intentado paliar el mal que la infectaba, ha pasado un tiempo y el Caballero Oscuro es una amenaza latente para el mundo del crimen, una leyenda viva que hace vigilar el cielo constantemente y que mantiene un orden gracias al miedo. Además su amor por Rachel mantiene vivas sus esperanzas de dejar atrás el héroe enmascarado para retirarse con ella, dada su promesa al final de la anterior película, y su intención es la de dar el relevo a un espíritu incorruptible y esperanzador como es Harvey Dent, El Caballero Blanco de Gotham. La presión de El Joker le obliga incluso a tener que revelar su secreto pero evidentemente se impone el sentido de la justicia de Batman y su eterna lucha y sacrificio, cuyo máximo exponente lo vemos al final de la película. Quizá el personaje desaprovechado en esta cinta es el de El Espantapájaros, reducido a un simple traficante común.

No hay lugar para los niños en esta película. Por fin se enfoca el cine de superhéroes para el público adulto y se excluye al infantil, no es que sea algo malo pero por una vez ya está bien que no sea así, y más con un personaje como Batman. La película es dura por momentos, compleja en su guión y larga (150 minutos) y las concesiones al humor son escasas (acertadas) y no accesibles para un público menor, pese a estar calificada para mayores de 13 años. La intensidad del film, el género en el que se ha englobado definitivamente, el carácter de sus personajes y la maestría de su dirección hacen de la película un plato suculento para el amante del cine, para el amante de los superhéroes, para el amante de las superproducciones y para todo aquel que guste de pasar un buen rato en el cine.

Un apartado que ya es una tónica que sea del máximo nivel en el cine de Nolan es el montaje. Junto con la fotografía éstos son elementos exquisitos en "El Caballero Oscuro" (y en el resto de su filmografía) y en concreto el montaje vuelve a ser un factor espléndido que realiza un mosaico perfecto de la acción y de los diversos frentes de la película. Es difícil superar los montajes de "Memento" (de Dody Dorn, habitual de Ridley Scott desde hace un tiempo) y de "El Truco Final (El Prestigio)" (de Lee Smith, el mismo montador de "Batman Begins" y de ésta "El Caballero Oscuro"), ya que éstas me parecen las mejores ediciones de película de la historia del cine debido a su estructura compleja y poco habitual (sobre todo la primera), y aunque en "El Caballero Oscuro" el montaje no requiera tantas virguerías vuelve a mostrarse no solo solvente sino especialmente brillante. La fotografía corre a cargo de Wally Pfister, dos veces nominado al Oscar por la fotografía de "Batman Begins" y "El Truco Final (El Prestigio)" (Nolan demuestra una fidelidad absoluta con sus colaboradores), repleta de tonalidades grises y oscuras y con brillantes juegos de sombras destacando por encima de todas una de las mejores secuencias de la película, la del interrogatorio en la comisaría donde los acentuados contrastes e ingeniosos encuadres ofrecen un interesante y melódico cuadro para la intensidad del momento. Muy interesante el juego de luces y sombras, e igual de interesante el color y la colocación de la cámara.

La ambientación de Gotham es un aspecto interesante de la cinta, una ciudad oscura y decadente pero más cercana a una metrópolis actual y real que a la exageración de la Gotham de las películas de Tim Burton y no digamos ya de las de Joel Schumacher. Quizá es una ciudad menos oscura que la que pudimos ver en "Batman Begins" pero más viva, aunque en este caso no es tan protagonista de la película como en la anterior. Una dirección artística sobresaliente teniendo en cuenta además la cantidad de escenarios que presenta el film.

La música de la película merece una mención aparte, la colaboración de Hans Zimmer ("El Rey León" —por la que ganó el Oscar—, "Piratas del Caribe. El Cofre del Hombre Muerto", "Piratas del Caribe. En el Fin del Mundo" y también habitual de Ridley Scott) y James Newton Howard ("La Guerra de Charlie Wilson", "Michael Clayton" y un habitual en las BSO de las películas de M. Night Shyamalan) ha dado un fruto excelente ofrenciendo una de las mejores bandas sonoras originales de lo que llevamos de año, repitiendo tándem tras "Batman Begins". Temas épicos como "Why So Serious?", "And I Thought my Jokes Were Bad" o el tema final "A Dark Knight" añaden tensión y dramatismo al film, dando un trasfondo heroico necesario; el sello distintivo de ambos compositores está muy presente en cada tema, siendo muy fácil distinguir el estilo de ambos en cada uno. El tema principal se ha diseñado para esta nueva película, se decidió no aprovechar el de la película anterior y se puede saborear sobre todo en temas tan bellos y majestuosos como "Like a Dog Chasing Cars", una pieza imprescindible.

La acción está rodada con buen pulso, como he dicho, mejora el punto flojo de "Batman Begins" en los combates cuerpo a cuerpo sobre todo y tiene muchas escenas de acción con elaborados efectos visuales (no necesariamente por ordenador, como estamos acostumbrándonos) de la más alta calidad, un trabajo de dobles titánico y un espectáculo digno de ver en pantalla grande. Secuencias de puro vértigo, como la persecución del camión de la policía por el túnel y la inclusión del Batpod, la moto de Batman a la que le saca buen partido.

Como curiosidad, al poco de estrenarse "El Caballero Oscuro" fue capaz de encaramarse en lo más alto de la lista de IMDB (TOP-250 IMDB) con las mejores películas de la historia según los internautas. Anteriormente el primer puesto estaba ocupado por "El Padrino", seguido de "Cadena Perpetua" y "El Padrino Parte II", pero en pocos días la película de El Señor de la Noche (como se le conoce en los cómics, aunque El Caballero Oscuro es una traducción literal de The Dark Knight, el título original del film) se colocó la primera desbancando a la que durante tantos años había permanecido inamovible. En los momentos que escribo mi crítica ya no está en el primer puesto sino que está en el tercero, y aunque estos films sean imposibles de comparar y este dato es meramente anecdótico es un vivo reflejo de la opinión de un grueso de los internautas, "El Caballero Oscuro" está gustando y mucho. El récord de taquilla es indiscutible, pasó por encima de "Star Wars. Episodio III: La Venganza de los Sith" ($16.9M) siendo el estreno que más ha recaudado la medianoche del estreno ($18.5M), luego aplastó a "Spiderman 3" ($59.8M) en la recaudación del primer día de estreno ($66.4M) y en el estreno que más taquilla ha hecho en el primer fin de semana ($158.4M). En 5 días ya había superado los 200 millones de dólares, siendo la película de superhéroes más taquillera de la historia de los EEUU con más de 400 millones recaudados, aún lejos de los 1800 millones de "Titanic" pero superándola en el tiempo que ha tardado en recaudarlo.

Cuando una película pasa de ser 'una gran película de superhéroes' a 'una gran película' el éxito ha sido asimilado, y en caso de "El Caballero Oscuro" el éxito ha sido total. Es la segunda película consecutiva a la que le doy la etiqueta de "Películas 10/10", y aunque soy de los que piensan que sí existen películas perfectas (no necesariamente una película perfecta es un 10/10) me cuesta darle una puntuación así a una cinta, en este caso es bien merecido; esta nueva entrega de Batman ha probado que con ganas y mucho talento la cosa no falla. Christopher Nolan vuelve a demostrar que pese a las altas expectativas de sus películas siguen sin defraudar, su intención de hacerse un hueco entre los grandes directores de nuestra época y ofrece productos de una calidad inmejorable. La evolución respecto a "Batman Begins" es notable, se ha mejorado cada aspecto de aquella película, se ha aprovechado el hecho de que las pautas ya estuviesen marcadas por aquel film y se ha explotado al máximo las posibilidades que ello ofrecía. "El Caballero Oscuro" es una película increíble, repleta de escenas trepidantes, suspense, dramatismo y de épica, un homenaje al personaje de Batman y su universo con el que es imposible no rendirse, además de ser una película con la que poder disfrutar cinematográficamente de cada apartado, cuidado y estudiado hasta la perfección. Una película absolutamente imprescindible.

«¿Por qué tan serio?»

Mi puntuación: 10/10.

sábado, 9 de agosto de 2008

"WALL·E". El futuro pinta muy negro... habrá que limpiarlo.

Suma y sigue. Pixar sigue sin fallar y nos regala su enésima maravilla.

Hay marcas que son garantías de calidad. Fueron los primeros y los mejores. Fundada en 1979 como una división de Lucasfilm llamada The Graphics Group y comprada en 1986 por Steve Jobs (padre de Apple), Pixar Animation Studios fue la primera compañía cinematográfica en rodar un largometraje animado completamente por ordenador: "Toy Story" (1995), utilizando las también llamadas técnicas CGI (Computer-Generated Imagery - Imagen Generada por Computador). No lo hizo sola, colaboró con la factoría de la fantasía y Reina del panorama occidental animado de la época, Walt Disney, la cual compró a Pixar en 2006 haciéndola subsidiaria de ésta (no le quedaba otra, se hizo imposible competir contra ella), y el historial de la compañía es impecable hasta el punto de ser la factoría animada más en forma del panorama actual y desde hace años, la líder absoluta y la que tiene la clara supremacía. La empresa que estuvo a la sombra de ILM (Industrial Light & Magic, compañía de efectos especiales de George Lucas) se ha convertido en un referente en el cine de animación, familiar y de entretenimiento, dando un paso adelante en el concepto de cine "para niños" que puede gustar a cualquier persona de cualquier edad y haciendo gala de un estilo inconfundible siempre asociado a la calidad y al buen hacer. El éxito de "Toy Story", que ganó un Oscar especial y resultó ser el film más taquillero de 1995, consolidó la relación entre Disney y Pixar que forman hasta la fecha una fructífera asociación que actualmente podría considerarse el Studio Ghibli occidental. El Studio Ghibli para el que no lo sepa es el estudio japonés de animación fundado en 1985 y formado por genios de la talla de Isao Takahata ("La Tumba de las Luciérnagas") y sobre todo Hayao Miyazaki, el visionario realizador con uno de los índices más elevados de obras maestras 'per cápita': "Lupin III: El Castillo de Cagliostro", "Nausicaä del Valle del Viento", "El Castillo en el Cielo", "Mi Vecino Totoro", "Nicky, la Aprendiz de Bruja", "Porco Rosso", "La Princesa Mononoke", "El Viaje de Chihiro" y "El Castillo Ambulante" además de colaborador en las míticas series de "Heidi" y "Marco". Afortunadamente el éxito siempre ha acompañado a la empresa, desde luego el historial de Pixar es también impresionante: sorprendió a todo el mundo con "Toy Story" ofreciendo un producto cuya concepción era completamente novedosa y alucinante, volvió con una segunda parte cuatro años después, en el 98 con "Bichos" consiguió superar a "Hormigaz" (en mi humilde opinión) de Dreamworks, su gran rival en el mercado, tocó el cielo en dos veces consecutivas con "Monstruos S.A." y "Buscando a Nemo", la que para mí hasta la fecha era su mejor película y la que más beneficios les ha otorgado, con "Los Increíbles" recuperaron un género que había evolucionado de una forma peligrosa y se alejaron de la moda de los animales parlantes, hace dos años con "Cars" (la única que no he visto aún) conquistaron el corazón de los más pequeños de nuevo y el año pasado con "Ratatouille" se acabaron de hacer con el de los que aún eran reacios a este tipo de films, considerada por muchos la mejor creación de la empresa y un éxito total. Y este año llegó "WALL•E", la que se preveía que sería la película que confirmaría por fin la supremacía del estudio y la que desde ahora mismo se convierte para mí en su mejor película y por lo tanto una de las mejores obras animadas de los últimos años.

El teaser tráiler que hace unos meses apareció (por cierto, uno de los mejores tráileres de la historia en mi opinión, sin enseñar nada cautivó los corazones de todo el mundo) ya vaticinaba algo grande. En él se hablaba de un desayuno que tuvo lugar en 1994 en un café con los máximos responsables de Pixar Studios, John Lasseter (director y creativo de los estudios Pixar), Andrew Stanton (director, guionista y actor vocal de varios films de Pixar), Peter Docter (director y guionista de Pixar) y el fallecido Joe Ranft (actor vocal y animador de storyboards de Pixar), y del cual salieron ideas de proyectos que incluían lo que luego serían "Buscando a Nemo", "Monstruos S.A.", "Toy Story", "Bichos" y en último lugar hablaron de uno con un simpático robot. El hecho de asociar este proyecto a los anteriormente citados ya suponía una garantía de éxito y calidad, y más viendo quién estaba detrás de la idea; en el verano de 2008 por fin nos ha llegado la obra definitiva de los magos de Pixar, una entrañable, fascinante y fabulosa película con un protagonista igualmente entrañable, WALL•E (Waste Allocation Load Lifter Earth-Class - Elevador de Carga Asignado a Desechos Clase-Terráquea), un robot que lleva 700 años haciendo las tareas de recolección y clasificación de la basura en un planeta Tierra devastado, abandonado, sin vida y repleto de basura. Antes de seguir quiero remarcar que obviaré cualquier tipo de ridículo subtítulo añadido en España como "Batallón de Limpieza" o "Pillado hasta las tuercas". Un punto en contra para la distribuidora en España a la que hay que sumarle otro gran tanto pero a favor en cuanto al detalle y mimo que han demostrado al traducir la gran mayoría de carteles, indicaciones y texto que aparecen en el film al español de forma perfectamente integrada, en vez de ayudarse de subtítulos o dejarlo en inglés sin más. Me quito el sombrero ante este aspecto.

El argumento de la película va trazándose conforme avanzan los minutos y precisamente la parte menos definida argumentalmente, la primera media hora del film, es absolutamente sublime: sin un solo hilo argumental definido ni un solo diálogo la película va hilándose y avanzando hacia ninguna parte con una asombrosa facilidad. ¿Cómo es posible que sin haber ninguna historia durante esa primera media hora / tres cuartos de película funcione tan bien? No lo sé, quizá es por el carismático robot que enamora a primera vista, por la espectacularidad de los escenarios y por cómo van presentándonos el escenario de una Tierra desolada, pero la cuestión es que pocas veces en mi vida he disfrutado tanto de una media hora como esa en el cine. La presentación de la película es acertada y genial, con el robot de marras haciendo sonar su radiocasete con el tema "Put on your sunday clothes" de Michael Crawford, resonando en el vacío de la soledad Terráquea mientras lleva a cabo su labor. Pronto nos hacemos una idea del perfil de WALL•E —quién guarda un tremendo parecido con otro robot de cine: Johnny 5 del film "Cortocircuito"— un simpático robot que colecciona con gran entusiasmo objetos sin aparente valor y que tiene una actitud infantil, estricta, juguetona y bondadosa. En el año 2815 la Tierra está abandonada, ahogada en el polvo y la basura, el cielo está tapado por una infinita nube opaca y ya no queda ningún otro robot de su misma categoría que realice su tarea ya, todo ha quedado en un pasado olvidado y extinto pero WALL•E sigue haciendo aquello para la que fue construido pese a ya no ser necesario. WALL•E es feliz acumulando en su guarida objetos inútiles a los que le da un valor especial, una cuchara (¿o es un tenedor?), un mechero, un cubo de Rubik, un tapacubos, etc. y le encanta ver musicales de Hollywood de hace casi un milenio. Cuando acaba su jornada de trabajo corre raudo a su hogar para admirar sus nuevas adquisiciones del día y ver una película en VHS. Su único amigo es una cucaracha (no es parlante, no) que le sigue allí a donde va y que parece ser el único ser vivo en toda la capa de la Tierra. Pero de repente llega una nave del espacio que deja un brillante y elegante robot de nombre EVA (EVE en versión original: Extraterrestrial Vegetation Evaluator - Evaluador de Vegetación Extraterrestre) de la que no puede evitar enamorarse tras un complicado primer contacto. Lo más interesante de toda la historia es que, como digo, la primera parte de la película es puramente de presentación por un lado del personaje de WALL•E, entrañable donde los haya, y por otro hacernos una idea de lo que ha pasado con el planeta y la raza humana. Nos da pistas de un exilio forzoso al espacio exterior debido a la basura del planeta (yo aquí vi un clarísimo homenaje —de los muchos que pueblan el film— a la novela "¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas?" de Philip K. Dick en la que se basó Ridley Scott para su película "Blade Runner", una progresiva huida del planeta y su consecuente residuo de 'kippel'), de la tecnología del momento y del forzoso destino al que nos dirigimos hoy en día. Aquí también hay un nada forzado ni empalagoso mensaje a los niños, que por un lado hay que agradecer.

En esa primera parte de la película podemos ver un soberbio espectáculo mudo, sin un solo sonido humano, palabra articulada ni mucho menos diálogo, y ahí está la magia del director Andrew Stanton (director de "Buscando a Nemo", "Bichos" y guionista de otras tantas) que consigue crear uno de los mejores momentos que nos ha dado el cine sin mediar una sola palabra. El mérito de este hecho se comparte además con muchos otros aspectos, por un lado por el sublime apartado gráfico. Hasta la fecha creo que es sin ningún tipo de duda el film (de Pixar y de cualquier otro tipo de película animada vista) con la mejor animación, mejor que "Ratatouille" y todas las demás. También hay que tener en cuenta un dato algo "injusto" para el resto de films, y es que en "WALL•E" la mayor parte de escenarios y personajes son robots con formas lisas y rectas, lo que "facilita" que la animación se vea más perfecta. Por poner un ejemplo la infravalorada "Robots" de Blue Sky Studios ("Ice Age" y "Horton") también gozaba de esa "ventaja", que siempre evitará dificultades mayores en la animación CGI como el pelo en los humanos o materiales líquidos, como por ejemplo en "Monstruos S.A.". Igualmente, con este tipo de detalles al margen la animación de "WALL•E" se coloca en el primer puesto de mi ranking personal de animación por ordenador, incluso soy capaz de ponerlo al nivel de la animación tradicional del maestro Miyazaki y sus obras de arte. El nivel de detalle en WALL•E y en todo su entorno es exquisito, y el diseño de EVA me parece lo más acertado y depurado en años, exhala perfección y pulcritud. En el resto del film el juego de luces, contraluces, formas redondeadas y pulidas, etc. en la nave Axiom es perfecto, un conjunto equilibrado y absolutamente armonizado.

Otro aspecto que contribuye a la excelente ambientación de la Tierra es la magnífica música que tiene absoluto protagonismo durante gran parte de la película. Teniendo en cuenta esto creo que se ha encontrado un punto de equilibrio clave para este film. Ya que no iba a haber diálogos ni ningún otro tipo de soporte sonoro, la música debía hallarse en un lugar en el que destacase pero no acabara saturando al espectador por su continua aparición. Para ello se contó con la colaboración de Thomas Newman, prolífico y camaleónico autor de las BSO de conocidas y variopintas películas como "Cadena Perpetua", "La Milla Verde", "Buscando a Nemo", "Camino a la Perdición", "American Beauty" o "El Buen Alemán" entre otras muchas, y que ha estado nominado hasta en 8 ocasiones al Oscar. Su banda sonora hace uso de la orquesta, con melodías épicas e intensas y hay canciones excelentemente escogidas para momentos puntuales como "Así Habló Zaratustra" de Richard Strauss —en uno de los homenajes a "2001: Una Odisea del Espacio"— o "La vie en Rose" de Louis Armstrong. Aunque aún queda mucho ya se comienza a hablar de los próximos Oscar, y personalmente creo que la canción "Down to Earth" de Peter Gabriel debería llevarse la nominación a la Mejor Canción como mínimo.

El tercer aspecto que hace posible el soberbio espectáculo inicial es quizá el segundo mejor apartado del film tras la animación gráfica: el sonido. El sonido de la película ha estado cuidado al detalle, y el artífice de esta obra de orfebrería ha sido ni más ni menos que Ben Burtt, que aporta al film multitud de sonidos y ruiditos espectaculares destacando por encima de todo la voz de WALL•E al pronunciar a duras penas su nombre o el de EVA, que hace aún más entrañable y emotivo al personaje. Burtt es el responsable del sonido de las sagas de "Indiana Jones" y "Star Wars" entre otras, ganador 2 Oscars (Mejor Montaje de Sonido por "ET" e "Indiana Jones y la Última Cruzada") y con 6 nominaciones más (Mejor Montaje de Sonido por "Star Wars. Episodio I: La Amenaza Fantasma", "Star Wars. Episodio VI: El Retorno del Jedi" y "Willow"; Mejor Sonido por "Indiana Jones y la Última Cruzada" y "Star Wars. Episodio VI: El Retorno del Jedi"; y Mejor Corto Documental por "Special Effects: Anything Can Happen"), además de poseedor de dos premios especiales de la Academia por el Sonido de "La Guerra de las Galaxias" y por el Montaje de Sonido de "Indiana Jones en Busca del Arca Perdida". Se puede comprobar que no es un novato en este mundo y que tiene talento para rato, y en esta película explota una vez más su potencial ofreciendo una gama de sonidos que se integran del todo en la película, el factor definitivo para hacer formar parte del film al espectador.

Por último y siguiendo con la enumeración de elementos que hacen perfecta la primera mitad del film hay que destacar lo primero que he dicho, la dirección que pone la guinda al conjunto y sorprende con efectos y movimientos nunca vistos en películas de animación, secuencias más propias de una película con actores de carne y hueso que son el elemento final para creer que lo que hay en pantalla es real, para olvidarse del resto del mundo mientras estás viendo la película, sobre todo si es en el cine. Porque esto es muy importante, no es que gane nada yo promocionando ir a una sala de cine (y sobre todo con lo caro que está ahora, que se ha puesto a precio de oro) pero disfrutar de "WALL•E" en una sala de cine perfectamente condicionada es clave para enamorarte de la película y ser capaz de apreciar todos los detalles de los que estoy hablando.

La segunda mitad del film, la que desarrolla propiamente la trama no es tan absolutamente brillante como la presentación de WALL•E y el resto de elementos, pero nos introduce en un mundo cibernético fascinante donde los personajes y las situaciones su multiplican y donde el espectáculo crece exponencialmente. Las situaciones de humor se suceden entonces con las de acción y suspense y no falta momento para la emotividad. Personajes carismáticos, muy simpáticos que tienen la propiedad de hacer las delicias de los más pequeños y los más mayores, M-O el robot limpiador con su obsesiva compulsión, el robot masajeador y su nerviosismo y un sinfín de robots con una tarea asignada en un mundo robotizado donde el ser humano ha sido relegado a un sofá deslizante y donde ha degenerado su cuerpo debido al sedentarismo. Aquí hay otro mensaje para los niños, el cual tampoco es nada forzado y es necesario para los días que corren: es necesario hacer ejercicio. Los humanos viven enganchados a la comida en formato bebida (para hacer menos esfuerzo aún), conectados continuamente a un monitor con publicidad y hablando por "teléfono" todo el día, sin enterarse siquiera qué es lo que pasa frente a ellos. Una lobotomización universal fruto de el confort provocado por el excesivo y abusivo uso de los robots en la vida cuotidiana. Incluso hay lugar para guiños/homenajes, el piloto automático es una clara referencia al ordenador HAL9000 de la obra de Kubrick "2001: Una Odisea del Espacio" en cuanto a aspecto y actitud, entre otros homenajes ya comentados de la misma película y de la novela en que se basa "Blade Runner".

Muy ligeramente previsible en esta segunda parte, "WALL•E" destapa aquí en cambio todo su potencial visual y sonoro en una ciudad de luces y tecnología superando todo lo visto hasta ahora incluida la comentada y multicolor "Robots", y le da el carácter épico al film que le dota de peso argumental y no solo de una simple y magnética contemplativa preciosa y espectacular.

A destacar, el diseño de WALL•E es impresionante, sus ojos son más expresivos que cualquier otro objeto en pantalla y enternece el corazón de los espectadores ipso facto, es intensamente entrañable y simpático, como el niño pequeño fascinado con el mundo que dejamos atrás. Escenas memorables como aquel en el que enseña el baile aprendido del musical a EVA, el momento que ésta ve el video de cómo ha estado cuidando de ella cuando hibernaba o todos los momentos en los que WALL•E sueña con dar la mano a EVA para fundir al espectador en la más tierna situación. Realmente espectacular.

Casi se me olvida comentar que Pixar ha adquirido una costumbre digna de las más sonoras ovaciones, que es la de regalarnos un corto de su propia creación antes de sus películas. El corto es un medio muy poco valorado y verlo de otra forma (legal) sería casi impensable, a no ser que estuviera incluido en algún pack de extras de la edición en DVD. En este caso el regalo que nos han hecho ha sido el de "Presto", un corto de tan solo 5 minutos en el que vemos las peripecias y malabarismos que debe hacer el mago Presto DiGiotagione para que su conejo aparezca en la chistera sin dar problemas. El problema es que el conejo no aceptará participar en el show si no recibe una zanahoria a cambio, y en ningún momento se lo pondrá fácil. Digno del más puro espectáculo de trompazos a lo Cantinflas vemos la cantidad de gamberradas que se intercambian ambos personajes en una mágica perla animada que tiene la calidad de dibujo de las mejores películas. El corto está dirigido y escrito por Doug Sweetland, animador de las grandes películas del estudio: "Cars", "Los Increíbles", "Buscando a Nemo", etc.

En definitiva creo que Pixar ha firmado su obra culmen (hasta el momento) a la que dudo que sea capaz de superar en el futuro próximo, aunque teniendo en cuenta el equipo del que disponen sería muy pesimista pensar lo contrario. Una película redonda, enfocada a todo tipo de público (no exclusivamente a los críos) y capaz de sorprender y encandilar a todo aquel que se deje llevar por la magia de sus imágenes, su música, su sonido y sobre todo su carismático y entrañable protagonista. Lo único malo es quizá que tendremos a "WALL•E" hasta en la sopa debido a su tremendo éxito y el uso del marketing que está hoy en día establecido en este negocio, pero eso es simplemente un factor completamente independiente de la calidad cinematográfica del film. La calificaría de Clásico Instantáneo y le daría la etiqueta correspondiente, pero seré precavido en ver las reacciones del público, aunque a estas alturas es evidente el éxito que está logrando. Para mí es una película que cumple su cometido a la perfección, es capaz de sorprender, emocionar y hasta de abrumar por la perfección en todos sus apartados, un conjunto redondo que nadie debería perderse en una sala de cine grande, y que con suerte pasará a ser una de las películas mejor consideradas de Pixar, lo cual es decir mucho.

¡Pon un WALL•E en tu vida, no te arrepentirás!

Mi puntuación: 10/10.