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lunes, 23 de noviembre de 2009

"2012", multidestrucción sin pretexto.

De nuevo R. Emmerich devastándolo todo... monotonía durante más de dos horas y media.

Invasión alienígena, cambio climático, profecía, contaminación... cualquier excusa es buena para reventar el mundo, y Roland Emmerich bien lo sabe. Si con algo se deleita el cineasta germano es con la destrucción de la raza humana o el planeta en cualquiera de sus vertientes, como por ejemplo en "Independence Day", con marcianos cabreados dando estopa a todas las naciones, "Godzilla", con el gigantesco reptil campando a sus anchas por NY, y "El Día de Mañana", sumergiendo el planeta en una era glacial extrema, siempre con la tendencia de ir a más. Todas estas películas tienen en común el mismo factor: seres humanos huyendo e intentando sobrevivir a la mayor catástrofe que hayan podido vivir jamás en el momento más crítico de la raza humana. En "2012" al director, guionista y productor se le ha ocurrido recrear el fin del mundo con la profecía maya como excusa, la cual vaticina el fin de los días para el 2012, año en el cual la corteza terrestre sufrirá un devastador efecto debido al calentamiento del núcleo del planeta por el efecto del incremento en las tormentas solares. Entre Michael Bay y Roland Emmerich ya deben de haber destruido cuarenta veces nuestro planeta y nuestra raza, deleitándose con la destrucción de ciudades —en concreto destrozando monumentos históricos, curioso— como aquel niño que disfruta rompiendo un castillo de arena o una maqueta, y en este caso la película no va mucho más allá, ya que si el calendario maya es una simple excusa, el hilo argumental lo es más descaradamente aún, pues el guión gira sobre los intentos de supervivencia de una familia desestructurada (toma tópico) y un par o tres de historias más entrelazadas y carentes de cualquier trascendencia real. Lo dicho: una mera excusa.

El primer pecado capital de "2012" es la repetición. Como he comentado, el director ya ha hecho unas cuantas películas acerca de la destrucción del planeta, y pocas novedades puede añadir ya a estas alturas. Sí, desde luego "2012" es realmente espectacular, un desfase de efectos y multidestrucción sin reparos que no se había visto con tanta intensidad hasta el momento y que supera sus masacres anteriores, pero se olvida de lo principal, que es diseñar un argumento con el cual el espectador pueda conectar. La película no aporta nada nuevo, de hecho se nutre de todos los tópicos habidos y por haber, sin ningún tipo de sonrojo, siendo el vivo ejemplo de lo previsible y lo injustificado, pues todo se reduce a escenas en las que los protagonistas o bien huyen o bien mueren, viendo como el suelo se hunde, el cielo estalla en llamas y el mar engulle la tierra. Constantemente. Porque la película, además de no aportar nada, comete el segundo error garrafal: ser tremendamente larga y tediosa, repitiéndose constantemente durante los casi 160 minutos que dura, los cuales se hacen realmente eternos.

Probablemente si la película hubiese durado solamente una hora y media el conjunto no habría acabado bajando en picado de la forma que finalmente lo hace, ya que con cada escena nueva que introducen lo único que ganan es tiempo, ya que las propias escenas son repeticiones de sí mismas. ¿Cuántos aviones esquivando rascacielos o montañas vemos? ¿Cuántos coches o furgonetas intentando no ser aplastados o enterrados bajo tierra? ¿Cuántos barcos tratando de salvarse de los tsunamis? Como mínimo hay un par o tres de cada una de estas escenas, lo cual al final le hace uno plantearse si el montador no podría haber suprimido unas cuantas secuencias y reducir considerablemente el tedioso metraje. Desde "Transformers: La Venganza de los Caídos" que no me revolvía tanto en la butaca esperando que se cumpliera el tiempo.

A Emmerich se le va completamente la mano en esta "2012" a la hora de destrozar el planeta, lo cual no veo mal pues si tienes que cargarte todo lo conocido por el ser humano debes hacerlo a lo grande, pero parece ser que a la hora de construir una historia humana (que al fin y al cabo estamos hablando de un tema tan interesante como la desaparición de nuestra raza) pone el piloto automático y decide no jugársela, introduciendo todos —y cuando digo todos quiero decir TODOS— los tópicos existentes en este tipo de cintas, como la pareja separada con hijos que se reencuentra, el marido estirado, la pareja de viejos inseparables, el presidente de los EEUU y su clásico discursito moralista, el científico ético, el loco conspiranoico, el hijo de perra sin escrúpulos, etc. Incluso llega un momento en el que comprobamos que las historias están metidas con calzador hasta tal punto que la importancia que se les acaba dando en la película es nula, como el dúo de abuelos del crucero y sus historias, el ruso mafioso, o la hija del presidente (cuyo intento por forzar una relación romántica con el científico resulta ultrajante). Además, siquiera hay lugar en la película para plantearse dilemas morales más allá de los evidentes, tan solo hay un ridículo intento de conversación al final que resulta hasta insultante por lo breve, superficial y manido. Emmerich y Harald Kloser deciden deliberadamente obviar, pese al extenso metraje, todo tipo de debate o polémica más allá de los clásicos clichés de la oposición de bondad/maldad de la raza humana, tocando superficialmente temas religiosos, leyendas y asuntos más científicos, yendo directamente al grano con las escenas de acción.

Ya que Roland Emmerich decide centrarse solamente en la acción apocalíptica pura y dura hay que reconocerle el más que correcto trabajo tras la cámara, aunque parezca irónico, pues su planificación de las secuencias de acción está realizada con pulso para que no perdamos detalle y disfrutemos plenamente del espectáculo pirotécnico. Lo malo es que todas las secuencias se resuelven de la misma forma: si hay un terremoto el suelo se romperá siempre un segundo antes de que el coche haya arrancado, si un edificio cae rozará la cola del avión una vez lo haya superado, si hay un acantilado el coche se quedará suspendido en el borde, y si el protagonista cae por él aparecerá su mano en el último momento, y cuya posterior huida no estará exenta del típico corre-que-te-pillo para escapar en la última fracción de segundo. Este tipo de detalles restan una cantidad de tensión tremenda a las escenas, pues estás viendo claramente (sobre todo después de ver un par de estas escenas) que los protagonistas principales no sufrirán ningún daño salvo sorpresa mayúscula y en el caso de que la película quisiera tener poco de mala leche, de lo cual, dicho sea de paso, está completamente carente. Sinceramente no se moja mucho en cuanto a crueldad.

Los efectos especiales son, de calle, lo mejor de la película. La espectacularidad está servida y se ha echado toda la carne al asador, ya que no faltan escenas grandiosas en su más amplio sentido, una puesta en escena total donde no se ha escatimado en explosiones, terremotos, destrucción, muertes y miseria. El movimiento de la corteza terrestre trae consecuencias terribles y todo el mundo entero sufre un cambio considerable, así que los pobres protagonistas se ven forzados a huir por tierra, mar y aire, por lo que todos los elementos tienen su porción en esta orgía de destrucción. En todos los ámbitos los efectos especiales cumplen con solvencia, los efectos marinos son increíbles, los terremotos en la costa oeste de los EEUU es brutal, así como las inundaciones de las montañas tibetanas, e incluso los efectos en interiores al final de la cinta (los cuales me recordaron completamente a "Titanic" y "Poseidón") están muy bien hechos. Solamente en algunos momentos muy puntuales la fluidez en los movimientos de personas y vehículos pierde algo de credibilidad, pero el 90% de las veces los efectos visuales y sonoros son de una intensidad brutal y una calidad excepcional. A destacar los efectos de sonido cuando los terremotos asolan California, casi que puedes sentir en el pecho como se hunde el suelo. Emmerich hace un excelente trabajo con los efectos especiales, eso debe reconocerse.

El problema de "2012" es que bebe demasiado de otros clásicos o películas recientes en los que el mundo se va al garete o hay una terrible catástrofe, como "Titanic", "Poseidón", "Cuando los Mundos Chocan", "La Guerra de los Mundos", "Ultimátum a la Tierra", "El Día de Mañana", "Independence Day", etc. Uno no puede desquitarse de la sensación de haber visto lo mismo en múltiples ocasiones; realmente "2012" no aporta nada nuevo, y ese es el quid de la cuestión, porque al no ver nada original acaba aburriendo soberanamente. Eso sumado a lo excesivamente larga que es acaba por hacer que el espectador pida la hora. No hay duda que la película triunfará en taquilla como lo ha hecho "Transformers: La Venganza de los Caídos", ya que ambas son de un corte parecido y "2012" ha recuperado su inversión de $200M en tan solo 3 días, pero al igual que en la cinta de Michael Bay la taquilla estará reñida con la calidad pues es una película de consumo rápido y olvido aún más veloz de una calidad más bien reducida. No es que no fuera consciente de que iba a ver una película palomitera, de hecho mis expectativas estaban bastante bajas y no pensaba demandarle mucho a la película, pero esperaba que la historia se sustentase un poco mejor o que tuviera una carga emotiva algo mayor, elemento en el que falla estrepitosamente a pesar de los múltiples e insistentes intentos que caen en saco roto. Que la película esté centrada en destruir la Tierra no impide que al espectador se le respete como tal. Lo único realmente destacable de "2012" es el primer teaser-tráiler que sacaron, un pedazo de homenaje al tráiler de "El Resplandor" (con la misma música, incluso), que ponía los vellos de punta. La indiferencia que me ha producido la película solo puede compararse con el bochorno de algunas escenas, aunque debe reconocerse la espectacularidad general de la película. «Estábamos advertidos», reza el eslogan de la película... y qué razón tenía, pues no es que no se viera venir precisamente.

Mi puntuación: 3/10.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

"Cuando el Destino nos Alcance", ¿Cuál es el secreto de Soylent Green?

Clásico de Sci-Fi que presenta otra distopía ulterior; la desesperanza de nuestro porvenir.

El concepto de utopía siempre ha sido objeto de relatos de Ciencia Ficción de toda clase, un mundo perfecto donde el ser humano alcanza la plenitud en todos los ámbitos y donde normalmente por algún motivo u otro el concepto acaba siendo fastidiado ("Equilibrium", "Fahrenheit 451"), pero más interesantes que esas utopías siempre han sido las distopías, es decir, el término opuesto, aquel lugar en el que todo ha sufrido un empeoramiento y la decadencia es la tónica de la humanidad, que desciende en picado hacia su condena absoluta en todos los ámbitos fruto de su naturaleza destructiva ("Akira", "Doomsday"). En los relatos utópicos normalmente se acaba descubriendo una falta de libertad, a la que está asociada dicha supuesta felicidad, que sirve de paso de elemento crítico y metafórico de la sociedad contemporánea; en cambio en los relatos distópicos la crítica no es tan subliminal, de forma mucho más obvia se señala el destino que nos ha reservado nuestro comportamiento a lo largo de miles de años de historia, algo nada optimista y cargado de desesperanza, de ahí que la distopía también reciba el nombre de utopía satírica. Precisamente una de las películas de Si-Fi más famosas de los años 70' es "Cuando el Destino nos Alcance", cuyo título en español es toda una declaración de intenciones.

"Cuando el Destino nos Alcance", basada en la novela "¡Hagan Sitio! ¡Hagan Sitio!" de Harry Harrison, es junto a "El Planeta de los Simios" y "El Último Hombre Vivo" una de las tres cintas que definieron el género de la Sci-Fi a finales de los 60 y principios de los 70 y que tuvieron como factor común al actor protagonista, Charlton Heston. El mítico intérprete, que fue tan famoso por su faceta de actor en superproducciones épicas como "Ben-Hur" o "Los Diez Mandamientos" como lo fue por otras obras más modestas como "Cuando Ruge la Marabunta" o "Terremoto", supo adaptarse y seguir siendo un actor de referencia a pesar de los años, haciendo evolucionar los personajes que escogía desde los héroes galanes iniciales hasta los tipos duros y experimentados que fue interpretando más tarde. En "Cuando el Destino nos Alcance" Heston se decide por un personaje de esta última clase, un ajado, tremendamente ambiguo y corrupto policía en una Nueva York apocalíptica en el año 2022, víctima de la superpoblación y la carencia de alimentos y agua, así como de la delincuencia y el terror generalizado. Heston interpreta a Thorn, detective de un cuerpo de policía que ha evolucionado para ser capaz de afrontar la delincuencia y los múltiples asesinatos y crímenes diarios, convirtiéndose en un grupo con libertades casi ilimitadas, temido por el pueblo y corrupto hasta la médula. En la ruinosa y superpoblada ciudad de Nueva York los muertos son lanzados al vertedero como un desecho más, la gente acude a edificios preparados especialmente para realizar agradables eutanasias, los edificios reservados para los ricos incluyen un "mobiliario" que no son sino jóvenes señoritas que hacen las veces de prostitutas para amenizar la estancia del huésped, y la comida escasea hasta tal punto de encontrar un manjar en un tomate o una hoja de lechuga (la escena en la que Thorn y Sol degustan semejantes exquisiteces en la "comilona" es absolutamente genial) y la población se alimenta principalmente de pastillas sintéticas elaboradas a base de algas y otros elementos vegetales concentrados, las llamadas Soylent Green, Yellow o Red (lo que da título a la película en su idioma original).

Thorn es un canalla despreciable, cansado y sin escrúpulos pero al fin y al cabo tiene principios, es humano, y a pesar de robar todo lo que puede en las casas que visita —en vez de investigar el caso que le haya llevado a dicha casa— siente la necesidad de imponer la justicia requerida, teniendo la necesidad de saber qué se esconde tras uno de sus últimos casos, el que parece ser un hecho conectado a una conspiración que no alcanza a entender. Cabe comentar que uno de los elementos que ha hecho de "Cuando el Destino nos Alcance" un clásico es su inesperado, impactante, sorprendente y sobresaliente giro final, y aunque yo no lo he podido disfrutar como tal (a estas alturas por una cosa o por otra servidor ya se había enterado de la "sorpresa" final dese hace mucho tiempo) igualmente resulta una conclusión magnífica y siniestra que remata una excelente cinta apocalíptica, a pesar de lo anticlimático de su escena final y lo abierto de la misma. La película me ha parecido una obra extraordinaria, reconozco su categoría de clásica del cine, pero hay que admitir que, igual que "El Último Hombre Vivo", es una película que no soportaría un análisis exhaustivo, además de haber envejecido muy mal. Igualmente a su favor ambas películas cuentan con dos grandes atractivos: su preciado y nostálgico tono de Serie-B y el carisma que desprende Charlton Heston, dueño y Señor de la cinta por muchos elementos que se vayan añadiendo. Porque Thorn, además de gozar de un look muy fardón (recordemos, estamos en 1973 y la película ambientada en 2022) con su gorra, chaqueta marrón y pañuelo al cuello, es un personaje que se come la pantalla y él solo aguanta todo el peso de la cinta, a pesar de que el romance añadido con Shirl (Leigh Taylor-Young) es totalmente forzado y descafeinado, y es quizá uno de los pocos "peros" que se le puede dar a la película. Otro personaje que aguanta el envite del rol de Heston es Sol Roth, interpretado estupendamente por Edward G. Robinson ("Los Diez Mandamientos", "El Rey del Juego") en su último papel antes de fallecer de cáncer pocos días después de finalizar el rodaje, que representa el recuerdo de una humanidad olvidada cuando la comida sabía a comida o las calles estaban limpias y tranquilas. Sol protagoniza además una de las escena más importantes e impactantes de la película hacia el final de la misma, tratando un tema bastante atrevido para la época como es la eutanasia, una escena muy recordada de la cinta.

"Cuando el Destino nos Alcance" puede definirse como Sci-Fi de Serie-B de calidad, a pesar de adolecer de algunos recursos bastante míseros y secuencias cutres es bastante buena al fin y al cabo, y es que el realizador Richard Fleischer se especializó en el género, contando en su filmografía con algunas cintas míticas como "20.000 Leguas de Viaje Submarino", "Viaje Alucinante" (la cinta que inspiró la novelización de Isaac Asimov), la indescriptible "Conan, el Destructor" y "El Guerrero Rojo" entre otras, así que el director no era novel en películas de esta clase. Hay secuencias auténticamente memorables como la disolución de la revuelta en el último tercio de película, donde unas excavadoras recopilan gente hambrienta como si de basura se tratase, también la destacable escena final en la depuradora de desechos, y finalmente la citada secuencia de la agradable eutanasia, motivos repetidos y homenajeados en cantidad de series y otras cintas. El guión de Stanley R. Greenberg se basó en la novela de 1966 "¡Hagan Sitio! ¡Hagan Sitio!" que narraba la profunda pobreza en la que estaba sumida la sociedad y lo decadente de la misma a principios del s.XXI debido a la alteración del medio ambiente por obra del hombre, y para la película se cambiaron varios conceptos significativos, incluyendo además trazos manifiestamente pertenecientes a la corriente del sexploitation y blaxploitation que a principios de los 70' reinaba en las salas. Resulta curioso además ver cómo se mostraba el lejano futuro (casi 50 años vista) en el que Shirl juega a un videojuego supuestamente puntero (una versión primitiva del Galaga), la gente vivía en casas destartaladas y los ricos en edificios con puertas automáticas e impecable blancura en el mobiliario.

Sorprende el discreto uso de la música, prácticamente ausente durante todo el metraje excepto momentos puntuales, destacando sobre todo la escena protagonizada por Sol al final de la cinta, una banda sonora adaptada de música clásica, y los metálicos y electrónicos sonidos utilizados en la fase final de la película que se mezclan con el estruendo de la maquinaria de la fábrica, fusionándose en una sola melodía. También es curiosa la introducción de la película, un mosaico de imágenes alternativas que materializan, intercalando imágenes reales antes de un relato ficticio, que el futuro distópico mostrado en "Cuando el Destino nos Alcance" puede no ser tan lejano, ni improbable, ni irreal. A nivel técnico la película tiene algunas carencias pero dado su corte y la época son bastante aceptables, teniendo además una dirección artística y decorados bastante aceptables y sobre todo un look muy interesante y curioso, gente vestida con harapos, durmiendo en escaleras amontonados como conejos esperando el próximo suministro de Soylent.

Llevamos muchos años dedicando novelas y películas al desgaste que el ser humano está infligiendo no solo en la naturaleza sino en sí mismo pero seguimos sin hacer caso. Muchos son los estilos adoptados, el grado de fantasía o el tipo de género, ya sean cintas más "realistas" como "Hijos de los Hombres" o más fantasiosas como "1997: Escape de Nueva York", desde futuros tan desmoralizadores y funestos como "Doce Monos" hasta tan extraños e inciertos como "THX 1138" o "1984", pero la cuestión es que la raza humana lleva mucho tiempo prediciendo una decadencia auto infligida a pesar de que no parece que pongamos mucho de nuestra parte para evitarla. Es un tema muy recurrido, la lista de cintas distópicas y utópicas es interminable y aún así seguimos disfrutándolas como obras de ficción, ingenuos quizá de su valor como obras de denuncia o de aviso, y aunque nos resulta curioso ver lo convincentes que pueden llegar a ser seguimos evitando empatizar con ellas. "Cuando el Destino nos Alcance" se sustenta en un interesante planteamiento, una sociedad en plena decadencia que ha tocado techo en cuanto a desesperación y mezquindad en un futuro ausente de sofisticaciones, a lo "Videodrome", teniendo como hilo argumental el McGuffin de la investigación del asesinato del detective Thorn, un estupendo Charlton Heston que no hace sino sumarle enteros a la película y hacerla suya, y sin duda como elemento final que otorga interés a la película tenemos ese tono cutre y humilde que da como resultado una cinta con un gran encanto y sinceridad. Moral reducida a cenizas, crueldad al servicio de la población, y desencanto con el modelo actual de sociedad (35 años después el mensaje sigue vigente), bienvenidos a "Cuando el Destino nos Alcance", bienvenidos al futuro.

Mi puntuación: 7/10.

martes, 9 de junio de 2009

"Terminator Salvation". Si estás leyendo esto, eres la resistencia.

Cambio de rumbo para la saga, un nuevo comienzo. Irregular pero muy entretenida cuarta entrega de nuestro apocalipsis preferido.

«Volveré». Esta frase se ha ido repitiendo a lo largo de todas las películas (y serie) de la franquicia que enfrenta humanos y máquinas en un eterno conflicto, y vaya si ha vuelto cada vez, no ha faltado a su promesa en ninguna ocasión. El impacto que causó "Terminator" en 1984 fue tremendo y no solo supuso una innovación sin precedentes en cuanto a efectos especiales (obra del genio Stan Winston) sino que lanzó la figura del director y guionista James Cameron, que con una película sencilla de Serie B y mucha calidad logró figurar en los libros de la historia cinematográfica. Años después de ir renovando el género de la Sci-Fi Cameron se centró en realizar una secuela de su glorioso film, y en 1991 llegó la igualmente impactante "Terminator II: El Juicio Final", que no solo rompió con el tópico acerca de las segundas partes (ya sabéis, que nunca fueron buenas) sino que logró volver a sorprender y a superarse en el ámbito técnico de los efectos especiales, sobre todo por parte de una de sus mejores creaciones, el T-1000 y su metal líquido. Además de suponer una segunda revolución en el mundo del cine de acción y Sci-Fi la película y la saga se convirtieron en un icono popular, hito que solo consiguen las obras realmente memorables. «Volveré», «Ven conmigo si quieres vivir», «Sayonara baby» («Hasta la vista, baby» en versión original), «No problemo»... todas estas frases aún forman parte hoy en día de la cultura pop, y es que el personaje del Terminator caló muy hondo.

Si de la primera película a la segunda pasaron siete años, de la segunda a la inesperada tercera pasaron doce, y esta vez no fue Cameron quien se responsabilizó del proyecto sino un desconocido Jonathan Mostow que con "Terminator III: La Rebelión de las Máquinas" no convenció a la gran mayoría de los fans que durante tantos años habían esperado la vuelta de Arnold Schwarzenegger. Personalmente, y esto siempre lo diré, no entiendo la decepción que hubo acerca de esta tercera película, yo la vi en el cine y la disfruté mucho, contiene todos y cada uno de los elementos que caracterizaron a una película de Terminator y no está exenta de momentos realmente cumbres, como la persecución con la grúa o el combate entre los Terminators (aunque puedo aceptar que a Schwarzenegger ya comenzaran a pesarle los años). Por lo visto los productores se percataron de la escasa aceptación del público ante esta (en mi opinión, digna) tercera parte, y aunque la taquilla acompañó (no superó a "Terminator 2" pero obtuvo unos resultados nada desdeñables) se decidió no seguir por esa línea. Sin contar con la anecdótica y deplorable serie que se ha emitido durante estos dos últimos años, "Terminator: Las Crónicas de Sarah Connor", la cual ha acabado cancelada como era de esperar (menos mal, porque tela...), no ha sido hasta este 2009 cuando una cuarta película ha visto la luz, una cinta que tiene la intención de volver a comenzar con una nueva saga como por ejemplo hizo Christopher Nolan con el personaje de Batman en "Batman Begins", saga con la que casualmente comparte uno de los componentes que hizo que los fans pusiéramos nuestras esperanzas en "Terminator Salvation", Christian Bale.

"Terminator Salvation" rompe casi totalmente con el esquema que caracterizó a las otras tres películas de la saga, es decir ya no se centra en salvar a algún miembro de la familia Connor de un imparable Terminator proveniente del futuro que tiene como objetivo prevenir el éxito de la resistencia humana de raíz, sino que ahora se sitúa en el futuro apocalíptico que narraban Kyle Reese y los T-800, el futuro donde una incansable y menguada humanidad está en guerra con las máquinas después de la hecatombe nuclear que provocó Skynet, aquella que al final de "Terminator 3" pudimos ver por fin tras tantos años en vilo. El pequeño gamberro de John Connor que vimos en "Terminator 2" y el trastornado y hastiado John Connor de "Terminator 3" (el inútil John Connor de "Las Crónicas de Sarah Connor" no lo voy a contar) se ha convertido por fin en el auténtico y poderoso John Connor, aquel que todos esperábamos ver algún día, el líder de la resistencia humana, la esperanza de nuestra raza, el legendario JOHN CONNOR. Y lo pongo en mayúsculas porque el Connor que vemos aquí por fin se perfila como un líder, un hombre con iniciativa, con habilidad y capacidad para ser el paladín que llevará a la humanidad a la victoria definitiva contra las máquinas; tras tanto tiempo es ahora cuando podemos creernos por fin el verdadero mito que Kyle Reese adoraba, John Connor invita a confiar en él y a tenerlo en cuenta como un auténtico héroe y no un proyecto de superhombre. Gran parte del éxito de esta película desde antes de su estreno es, por supuesto, gracias a Christian Bale, un actor que sabe escoger cuidadosamente sus proyectos y en cuyo talento nunca he dejado de confiar. Bale se ha forjado una carrera de éxitos desde que protagonizara "El Imperio del Sol" de Steven Spielberg y que se ha ratificado en esta última década encadenando éxitos o bien de taquilla o bien artísticos o bien ambos simultáneamente, como en "American Psycho", "Equilibrium", "El Maquinista", "Batman Begins" y "El Caballero Oscuro", "Rescue Dawn", "El Truco Final (El Prestigio)", "El Tren de las 3:10", "I'm Not There" y varias más; un actor que no deja de trabajar ni de sorprender con sus grandísimas interpretaciones y que tiene un espíritu de inmersión en su papel tremendo. Aquí su John Connor es una de las dos almas de la película (la otra es quizá la que tiene mayor protagonismo, Marcus Wright), es el completo núcleo alrededor del cual gira el argumento de la cinta ya que paralelamente las historias de Kyle Reese y Marcus Wright tienen que ver directamente con su vida o muerte.

El John Connor de "Terminator Salvation" es un soldado experto, su vida es la guerra y conoce todos los aspectos acerca de los Terminators, el terreno donde se mueve, y sobre todo la importancia de sobrevivir y permanecer juntos. Ayudado por las narraciones de su madre John intenta reproducir el futuro del que le habló, pero en 2018, el año en el que transcurre el film, aún no es el líder de la resistencia del que hablaba Kyle Reese, aunque al final de la película asistimos a tan magno momento en la historia de la saga. Connor tiene una capacidad innata para infundir respeto y esperanza entre la resistencia, y es que su palabra vale más que las órdenes de sus generales, es como si estuvieran completamente convencidos que está destinado a ser alguien realmente importante, y por eso le siguen en todo lo que diga. Hábil, experto combatiente, inteligente y sobre todo intrépido, este definitivo John Connor se convierte en un nuevo héroe de acción al que adorar, este es quizá el mayor y mejor descubrimiento de "Terminator Salvation". Pero no solo de John Connor vive el film, es más, si tuviésemos que nombrar a un y solo un protagonista de la cinta ese seria Marcus Wright, el personaje interpretado por el descubrimiento del año Sam Worthington. Y digo descubrimiento por que Worthington "ha salido de la nada", igual que el año pasado lo hizo Shia LaBeouf con "Transformers", "Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal", actores que pese a no ser novatos han tenido un año de gloria ya que Worthington está participando actualmente en "Avatar", el próximo y esperadísimo proyecto de James Cameron (tras 12 años desde su última película "Titanic"), y el remake de "Furia de Titanes", que se está rodando actualmente en España. Worthington, quien me recuerda tremendamente a Andrew Tiernan (Ephialtes en "300" y también con participación en "Survivors") físicamente, está estupendo en esta película como Marcus, un personaje salido de la nada que abre la cinta y cuyo misterio podemos deducir fácilmente pero no saberlo a ciencia cierta hasta el final de la cinta. Y ahora cuidado los que no hayáis visto la película por su destripo más de la cuenta. Wright representa en esta cinta al Terminator "bueno" que salva a los buenos, es la máquina que está con los humanos con la diferencia de que este es un proyecto único que no habíamos visto hasta la fecha en la saga, un cyborg mitad humano mitad máquina, con órganos internos incluidos. Ni el mismo Wright es consciente de su propia condición hasta que no lo comprueba con sus propios ojos; esta dualidad y dolor los refleja muy bien el actor, que recibe un mayor protagonismo que John Connor durante toda la cinta y cuyo objetivo queda claro al final cuando la Dra. Serena Kogan confiesa haberle programado para infiltrarse y atraer a Connor hasta la base de Skynet. Personalmente ese momento en el que la Dra. Serena (Helena Bonham Carter) le cuenta todo el plan a Wright me parece de lo más ridículo de la cinta, al más puro estilo del típico villano de cómic que cuenta su plan antes de realizarlo para demostrar su inteligencia, cuando realmente consigue lo contrario. Además, no hacía falta explicar todo lo sucedido de una forma tan explícita, en ese aspecto me recordó a la correctísima "Silent Hill" que pecó también de un final demasiado "para tontos", donde lo explicaban todo paso por paso por si te habías perdido, dando por entendido que el espectador no tiene la suficiente capacidad para enterarse de lo visto por sí mismo.

Además de Sam Worthington (que en español ha tenido un doblaje algo "extraño") y Christian Bale hay otro actor que hace un breve pero correctísimo papel, Anton Yelchin, que tiene la responsabilidad de ser nada más y nada menos que Kyle Reese, el que sería en este caso el miembro al que proteger ya que Skynet lo tiene como objetivo para evitar que vuelva al pasado y fecunde a Sarah Connor en 1984. El joven pero no inexperto Yelchin muestra retazos de la valentía y arrojo de Reese en varias ocasiones, protagonizando dos escenas de acción muy dignas, quizá de lo mejor de la cinta, que es el primer contacto con Marcus y luego la huida en el camión-grúa, realmente espectaculares. El resto del reparto está más bien desaprovechado, comenzando por Bryce Dallas Howard que interpreta a Kate Connor (interpretada por Claire Danes en "Terminator 3") pero cuyo protagonismo se reduce a la nada más absoluta, contrastando con la importancia del personaje en la anterior película, una actriz con supuesta categoría que solamente da la cara en un par de ocasiones sin la mínima trascendencia. También Barnes, interpretado por Common, parece que tendrá un supuesto protagonismo pero finalmente su rol lo podrían haber realizado otros personajes cualesquiera ya que el suyo acaba por no aportar nada importante a la cinta. Quizá para futuras entregas —ya que se ha pensado en relanzar una nueva trilogía a partir de esta cuarta película— se tiene pensado potenciar el protagonismo de estos personajes, pero en esta película sus aportaciones son más bien nulas. Otro que tiene un papel importante pero de poca participación es Michael Ironside (que ya colaborara en una rebelión en "V") como uno de los líderes de la resistencia humana, los cuales viven en un submarino (cosa muy inteligente) y que tiene una forma de pensar opuesta a la de Connor. Como siempre Ironside se come la pantalla en cada aparición que tiene, por breve que ésta sea.

El guión de "Terminator Salvation" es un acierto en cuanto a planteamiento, el hecho de romper con los cánones vistos hasta el momento es una opción inteligente, de hecho tras ver los flashbacks del oscuro futuro de la tierra en las primeras películas de la saga el público demandaba una entrega en la que se explotase ese inframundo oscuro, lleno de runas y con rayos y naves cruzando el cielo (bonito detalle también ver como en 2018 aún no habían esos rayos de los que hacía gala el futuro de anteriores películas que transcurrían en 2029). También el guión de John D. Brancato y Michael Ferris tiene buenas intenciones en cuanto a estar concebida como una película de acción desenfrenada, como lo fueron sobre todo la segunda y tercera partes, y no faltan las escenas trepidantes, pero donde realmente falla es en detalles concretos que echan por la borda mucho del trabajo hecho en el resto de cinta. La película no está exenta de todo tipo de errores como el forzado final de Wright con respecto a su origen y misión, o el hecho de que Connor se lance al mar en plena tormenta para que le rescaten en un submarino, o que entrar a Skynet sea tan difícil en un momento y tan fácil al siguiente, o que en un campo lleno de minas anti-Terminators al principio tengan que ir con pies de plomo (nunca mejor dicho) y luego ya no les importe nada, o como el hecho de que a Connor le donen un corazón y casualmente sea compatible, y muchas otras incongruencias de las que es imposible no percatarse y obviar, aunque por el bien de la cinta deba hacerse. Quizá le busque los tres pies al gato, pero son detalles que no se me pasaron por alto. Para contrarrestar esos fallos la cinta está llena de detalles y guiños, como el Terminator imitando voces para atraer y engañar al enemigo, la forma en la que John se hizo la cicatriz en la cara que luego luciría en la introducción de "Terminator 2" (un momento absolutamente espectacular en esta cuarta película), Kyle y su «Ven conmigo si quieres vivir», el Terminator sin piernas atacando a Connor como le pasó a Sarah en la primera película o el truco de la cuerda y la escopeta que en la primera cinta Kyle Reese utilizaría. Este tipo de detalles le hacen a uno esbozar una sonrisa y darse cuenta de lo integrada que tiene la saga en la mente.

Pero sin duda si la película tiene un fallo descomunal ese es el montaje. El montaje de Conrad Buff IV, que ha trabajado mucho con James Cameron y otros directores de renombre, es una auténtica chapuza con todas las letras, no es digno de pertenecer a una película que pueda denominarse seria. Estamos hablando de momentos en los que de repente debes encogerte de hombros y preguntarte que es lo que está pasando, de un momento a otro cambia la acción de lugar o de situación sin previo aviso, sin corte que lo notifique y ponga en alerta al espectador. Hay dos ocasiones en concreto que son de escándalo, cuando Marcus y Blair llegan a una especie de granja/cobertizo del cual, de un corte a otro, aparecen tres tipos con malas intenciones para con Blair (¿de dónde cojones salen esos tres tipos?) y luego el ridículo y sonrojante momento en el que Marcus pasa de estar malherido y mugriento a recién reconstruido y cambiado de ropa por obra y gracia de Serena en la centralita de Skynet, sin más aviso ni razón. Momentos que te hacen plantearte seriamente si es que el proyector ha perdido alguna bobina de cinta y se ha saltado 10 minutos. Esas escenas de la nada minan completamente el resultado de la cinta, soy consciente de que el montaje atropellado y caótico seguramente tendrá su origen en las imposiciones de la productora y en el forzoso recorte de la duración, pero yo como espectador tengo que ajustarme a lo que me han proyectado, y me parece una chapuza con todas las letras. ¡Por lo menos faltan 10 minutos de película para que algunas cosas tengan sentido! Otro aspecto que no me ha convencido del todo, aunque no a cotas tan desastrosas, es el de la Banda Sonora Original de Danny Elfman. Siendo de Elfman uno espera una composición musical de alta calidad, como no, que destaque y tenga protagonismo, pero en esta película pasa muy desapercibida incluso llegando a tener momentos desafortunados, y no le saca ningún partido a la mítica melodía de la saga, de la cual solo podemos oír fragmentos al inicio y final de la cinta (momento de carne de gallina, por cierto).

El trabajo del director McG, que solo ha dirigido las dos películas de "Los Ángeles de Charlie" (así que buenos precedentes no tenía precisamente), es algo irregular, por momentos goza de una calidad tremenda destacando por encima de todas el excelente arranque de la cinta con los ataques a la base de las antenas y especialmente al brutal plano secuencia del helicóptero pilotado por Connor, una toma genial que me ha sorprendido muchísimo y ha puesto el listón muy alto para el resto de la cinta, aunque no se haya repetido ninguna toma más de semejante calidad. McG es capaz de intercalar ese tipo de maravillosa secuencia con otras donde el pulso le temblaba y la acción se tornaba caótica, sobre todo en las peleas del final contra el T-800, aunque las persecuciones están grabadas con una buena disposición. La dirección de McG es como la película, irregular, pero de media hace un trabajo aceptable.

Si hay algo a destacar positivamente eso es el sonido; normalmente es un apartado en el que no suelo fijarme especialmente si este no es básicamente un componente clave (en "El Caballero Oscuro" o las películas de Bourne es un aspecto que destaca muchísimo) pero en "Terminator Salvation" el sonido es algo completamente espectacular, especialmente apto para disfrutar en una sala de cine acondicionada perfectamente para la ocasión. Los efectos sonoros que se pueden percibir en el campo de batalla son una maravilla, estruendosos pero sin llegar a molestar, y los sonidos de las armas y los Terminators son asombrosos. Otro aspecto notable es el de la fotografía, obra de Shane Hurlbut, y que al parecer fue un aspecto al que prestaron especial atención, ya que se aplicó una triple cantidad de plata para dar un color mucho más saturado que en la mayoría de fotos no se puede apreciar pero que visto en directo es un tono perfecto para la cinta, sobre todo para dar sobriedad al tono metálico de los Terminators y demás abalorios metálicos. La fotografía es el complemento perfecto al estupendo trabajo en el diseño de producción, pues el universo representado en el film es una hermosura en términos apocalípticos. Toda la ambientación es una maravilla, aunque no se parezca tanto al espectáculo oscuro visto en "Terminator" y "Terminator 2" la verdad es que es mucho más refinado y depurado de la forma que lo han mostrado en esta cuarta película; casualmente mientras veía la película me venía a la mente la novela de "La Carretera" de Cormac McCarthy, y por lo visto el mismo McG confesó haberse inspirado en dicha novela para la ambientación post-apocalíptica del film. Han logrado un tono perfecto, el ambiente expresa tristeza, soledad y perdición, pero sin parecer constantemente un bombardeo nocturno.

La cinta ha vuelto a estar desprovista del humor que se incluyó en "Terminator 2" y luego en "Terminator 3", dando por entendido que este nuevo comienzo no necesita el componente de comedia para tirar adelante, y ese aspecto me parece un acierto. En cambio tampoco tiene el suspense de otras entregas, donde la caza del Terminator de turno siempre resultaba de una excitación máxima. Este aspecto se echa ligeramente de menos, pero a cambio tenemos las clásicas escenas de acción que caracterizan a la saga, con persecuciones trepidantes, incluyendo esta vez motos-terminators (que sinceramente me han parecido una ida de olla total) o extraños combates con esa especie de anguilas mecánicas (otra idea loca). Lo que sí que debe agradecerse es el uso de maquetas y robots en vez de implantar los efectos por ordenador (CGI) de primeras, lo cual le da un tono mucho más cercano y realista, por muy bien que estén hechos los efectos por ordenador hoy en día aún no son capaces de engañar a nuestro subconsciente (también se ha usado el CGI, pero no tanto como se suele utilizar hoy en día). También es todo un acierto el diseño de los Terminators, sin duda es lo que más se echaba a faltar y donde han tenido mucho tino, los T-600 son realmente espectaculares (estéticamente me parecen lo más acertado del film) y la secuencia en la cual tienen el primer encuentro con Wright en Hollywood es una gozada. También debe destacarse, como no, uno de los momentos cumbres de la película: la aparición (digital) del grandísimo Arnold Schwarzenegger como el T-800, el último modelo de Terminator preparado para infiltrarse. Pese a notarse el renderizado está muy lograda la integración de la cara en el cyborg y su escena es una de las que más se deberían aplaudir en la cinta. Merecidamente el T-800 es quien acaba teniendo el espectacular enfrentamiento con Connor y Marcus, recordándonos el pavor que debíamos tenerle al Terminator en un final que recuerda a las otras dos películas que abrieron la saga, enfrentándose al cyborg en un entorno industrial sin nada que hacer contra él.

"Terminator Salvation" es una estupenda película de acción y Sci-Fi, no sigue para nada la línea de las tres anteriores películas y se decanta por resetear la saga, lo cual es bueno si siguen por este camino, pero antes de volver a rodar otro film deberían plantearse el tomarse las cosas con calma y no volver a repetir errores tan garrafales como el inconsistente montaje, las incongruencias y lo predecible del guión y la atropellada banda sonora, que atribuyo simplemente a las prisas e imposiciones de la producción. Si consiguen depurar esos aspectos y mantener la excelente calidad de la grisácea fotografía, el fabuloso nivel del sonido y las grandes interpretaciones pueden mejorar mucho la siguiente película de la saga, lo cual es algo muy positivo ya que tienen la posibilidad de depurar dichos aspectos que darían como resultado una película muy superior. También el hecho de que la película tuviera algo más de violencia y no estuviera clasificada solo para mayores de 13 años daría un tono más serio a la producción, que al fin y al cabo es lo que buscan. Si no fuera por la espectacularidad de las secuencias de acción, que son uno de los mayores ejes de la película, porque realmente el apartado técnico me ha convencido y porque me ha encantado la fabulosa aparición del nuevo y definitivo John Connor, le daría menos puntuación a la película, sobre todo por el elemento que más me ha mosqueado, el montaje, pero como finalmente ha logrado distraerme y en algunas ocasiones muy puntuales fascinarme le daré un siete muy justito que la avala como una película que merece ser vista, porque aunque sea irregular puede ser bastante disfrutable si la ves con amigos. Lo malo quizá sea que no será una película excesivamente memorable, pero para eso ya estarán las siguientes entregas, eso seguro.

Mi puntuación: 7/10.