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lunes, 1 de febrero de 2010

"En Tierra Hostil", ¡BOOOOM!

Nervios tensos como el acero en un extraordinario drama bélico.

El cine bélico es un género delicado. Las películas que se desarrollan contextualizadas en conflictos bélicos reales suelen meter el dedo en la llaga y recrear guerras recientes puede resultar algo difícil de encajar para el público (sobre todo el norteamericano, metido en todos los fregaos). Es por eso que normalmente suele haber un espacio de tiempo prudencial para que comiencen a aparecer películas cuyo eje argumental sea una guerra contemporánea; ahí quedan "Apocalypse Now", "Platoon", "La Chaqueta Metálica" o "El Cazador" entre otras muchas surgidas en la década posterior al fin de la Guerra de Vietnam, mientras películas como "Tres Reyes" o "Jarhead: El Infierno Espera" indagaron en la Guerra del Golfo Pérsico y sus consecuencias. Cada vez cuesta menos esfuerzos referirse a guerras actuales, sobre todo por lo largas que se están haciendo; de la presente Guerra de Irak (o Invasión de Irak), que comenzó en 2003 y aún sigue vigente, no han tardado en aparecer todo tipo de cintas, igual que de la Guerra de Afganistán (desde 2001 también vigente), la mayoría de ellas muy críticas como "Redacted" de Brian de Palma o "Leones por Corderos" de Robert Redford, otras basadas vagamente en este conflicto aprovechando el escenario y más enfocadas al espectáculo como "La Sombra del Reino" o "Red de Mentiras", e incluso ha habido miniseries como "Generation Kill" centradas en una disputa que parece que dará mucho que hablar mientras dure y una vez haya terminado. "En Tierra Hostil" ("The Hurt Locker") no se decanta por una visión explícitamente crítica ni mucho menos grandilocuente de la Guerra de Irak, pero muestra los peligros y presión psicológica a los que está sometido un grupo de zapadores de élite cuya misión consiste en jugarse la vida diariamente desactivando bombas y neutralizando artefactos explosivos en terreno iraquí.

"En Tierra Hostil" es una visión cruda, realista y nada poética de la guerra que se está disputando en Oriente Medio; Kathryn Bigelow se decide por una visión poco dramática, casi posicionándose como un espectador al pie del cañón que acompaña a los desactivadores de bombas, cuyo trabajo consiste en eso y solamente en eso. En cierto modo la película tiene un aire a lo "La Sombra del Reino", excelente película de Peter Berg donde un grupo del FBI investiga un atentado terrorista en el suelo americano de Arabia Saudí, solo que en el caso de "En Tierra Hostil la película está desprovista de ese halo de acción y thriller, aunque contenga sus dosis de suspense (¡altísimas!) y su escasa y excelentemente rodada acción. De hecho la BSO es prácticamente anecdótica, ambiental, presente en pocas ocasiones para acentuar el tono realista de la cinta.

En la película nos topamos con francotiradores que fallan, bombas que explotan y matan a inocentes, complejo de superioridad del ejército estadounidense con el pueblo iraquí, incluso se puede ver de soslayo una crítica a las maneras del ejército que se toma la justicia por su mano aprovechando el contexto de la guerra (en la breve, carismática y excelente aparición de David Morse como el Coronel Reed). El realismo impera. En algún aspecto me recordó a la crudeza de la segunda mitad de "La Chaqueta Metálica", y es que la cinta no se recrea en aspectos vistosos o teatrales, de hecho siquiera tiene una línea argumental principal, solamente se deja llevar a lo largo de los días en que la tropa de zapadores desactiva una bomba tras otra. Eso sí, la cuota de tensión que tiene es enorme y durante las dos horas de duración estamos con los nervios tensos como el acero ante cada nuevo reto explosivo que se le plantea a los protagonistas, una tensión que se masca y se sufre, desde el minuto uno.

En "En Tierra Hostil" los personajes parecen personas reales y no personajes propiamente, no están excesivamente estereotipados; quizá el único es el protagonista, el Sargento Will James, un desactivador de bombas, líder del grupo, demasiado temerario e insolente a la vez que experto y confiado. A Will lo interpreta espléndidamente Jeremy Renner ("28 Semanas Después", "El Asesinato de Jesse James por el Cobarde Robert Ford"), prácticamente se adueña de la película y es el personaje principal a pesar de no estar excesivamente construido. Sabemos de su actitud en el campo de batalla pero no sus motivaciones, quizá al final de la cinta de forma subliminal queda claro el porqué de su forma de actuar, y su curioso perfil es el que hace más interesante la película. El resto de personajes corresponden a algunos clásicos del género, como el joven soldado traumatizado, Eldridge, un extraordinario Brian Geraghty que refleja una de las facciones más problemáticas de la guerra, también el hombre sin nada que perder ni ganar, Sanborn, interpretado por Anthony Mackie que lleva a cabo un estupendo trabajo. Es sorprendente el extraordinario reparto de estrellas en papeles secundarios y fugaces: Guy Pearce, Ralph Fiennes, David Morse, Evangeline Lilly (Kate en "Perdidos"), Christian Camargo (brillante en "Dexter", aquí como el clásico psicólogo sentado tras una mesa en un despacho); es extraño que actores de tanto prestigio hagan papeles tan efímeros con tanta naturalidad y humildad. El cine en general debería parecerse más en este aspecto a "En Tierra Hostil", sin abusar de ciertos actores constantemente, dando prioridad a los personajes y no a los actores, sin llegar al extremo del Dogma 95.

Creo que de todos los aspectos positivos de la película hay uno que quizá destaque más que el resto, que es la extraordinaria labor tras la cámara de Kathryn Bigelow, la directora de películas como "Días Extraños" y "Le Llaman Bodhi". Bigelow lleva a cabo una suprema dirección, apoyándose en la visón de cámara al hombro, zooms rápidos y primerísimos planos, una dirección muy moderna y dinámica, con ausencia prácticamente total de planos fijos y uso en ocasiones de la visión en primera persona. El manejo de la cámara, la variedad de recursos (la primera explosión es una gozada a nivel visual), el manejo del ritmo y sobre todo la capacidad de crear una enorme tensión constante son algunos de los méritos de Kathryn Bigelow en la película, así como la naturalidad y realismo de los sucesos y la acción dosificada y excelentemente rodada. Es curioso, además, que no veamos prácticamente nada desde el punto de vista del enemigo, de los iraquíes (como en las dos películas de Clint Eastwood acerca de la batalla de Iwo Jima, "Banderas de Nuestros Padres" y "Cartas desde Iwo Jima"), todo lo que hacemos es seguir las misiones del grupo de EOD (Explosive Ordnance Disposal - Desactivación de Artillería Explosiva) y el paso de los días, con algunas pinceladas acerca de la personalidad del trío protagonista y el cómo les afecta la guerra.

La película es muy neutral, no toma partido explícito salvo en ocasiones contadas ni hace demasiados balances filosóficos. Psiquiátricos sí, pues ahonda en las motivaciones de los soldados norteamericanos en la guerra y en concreto las del grupo de zapadores que se juegan la vida a diario con uno de los métodos más peligrosos y usados en Irak como son los atentados bomba. Esa visión más o menos objetiva, esa grandísima calidad técnica con unos efectos visuales y sonoros magníficos, la exquisita fotografía y las estupendas interpretaciones, además de la soberbia dirección de Bigelow, han hecho de "En Tierra Hostil" una de las películas más aclamadas por la crítica en 2009/2010, siendo la mejor película y dirección del año según muchas asociaciones de críticos de toda Norteamérica, lo que la sitúa como una importante candidata a ganar el Oscar y el Globo de Oro y la favorita de los círculos especializados junto a "Up in the Air" de Jason Reitman. "En Tierra Hostil" es una película magnífica, de una calidad cinematográfica suprema y de un contenido emotivo correcto, que tiene en el tratamiento de la tensión y su dirección sus mayores virtudes y cuenta con un reparto de altura. Es una película plenamente disfrutable, una joyita que merece la pena degustar.

Mi puntuación: 8/10.

lunes, 5 de octubre de 2009

"Malditos Bastardos", ¡venganza judía!

Érase una vez en la Francia ocupada por los nazis...

Quentin Tarantino hace un cine especial, sus películas están provistas de un halo mágico, tienen un estilo único, inconfundible e inimitable que transpira devoción por el cine en cada descarnado fotograma y en cada añeja nota musical, un tipo de cine hecho por y para amantes del cine. La fórmula de Tarantino es sencilla: hace lo que quiere y como quiere sin atender a convencionalidades. Prácticamente se puede decir que ha inventado un lenguaje cinematográfico propio con unos elementos que le caracterizan y distinguen de los demás directores, y es que Tarantino ha logrado hacer algo tan complicado como conseguir un sello personal claramente definido. El director, escritor, productor y actor ha logrado ser una de las figuras más importantes del cine norteamericano y mundial a todos los niveles, tanto en los círculos independientes como en los ámbitos masivos de Hollywood, y todo ello gracias a una pasión por el celuloide que no deja de prevalecer sobre la figura de este verborreico norteamericano de 46 años que ya tiene en su haber un Oscar y una Palma de Oro. Tarantino dejó ver trazas de su poco convencional visión en 1992 cuando rodó "Reservoir Dogs", una película considerada hoy en día una obra de culto y para muchos quizá su mejor obra, aunque un par de años después llegaría la que está considerada de forma consensuada no solo su obra más popular, decidida e influyente sino un clásico del cine moderno y obra representativa de los 90', "Pulp Fiction".

Esta obra maestra del cine asentó definitivamente al director y guionista, que en 1997 volvería con otra obra de tintes añejos y setenteros, "Jackie Brown", que sin recibir las ovaciones de "Pulp Fiction" logró reafirmar su innovador estilo. Tardó seis años en volver con una de sus películas más originales y atrevidas que tuvo que dividir en dos partes, primero "Kill Bill: Vol. 1" y un año después "Kill Bill: Vol. 2", los personales homenajes de Tarantino al género de las Artes Marciales y al Spaghetti Western. Más evidente sería el homenaje al cine setentero del género exploitation que haría en 2007 con "Death Proof", que junto a la "Planet Terror" de Robert Rodríguez conformaría "Grindhouse" una sesión doble de terror+caspa que no haría más que demostrar lo mucho que bebe el cine de Tarantino de décadas pasadas. Además de dirigir, escribir e incluso interpretar en sus films ha realizado colaboraciones en el compilatorio de cortos "Four Rooms", en "Sin City" y en algunas series como el episodio doble "Peligro Sepulcral" de "CSI", y es responsable de los guiones de películas como "Amor a Quemarropa" y "Abierto Hasta el Amanecer" (y diría también del argumento de "Asesinos Natos" pero aquel destrozo por parte de Oliver Stone no tiene nombre). También es conocido en su faceta de actor, la mayoría de veces protagonista de algún cameo resultón, una de las últimas veces en la película de Takashi Miike "Sukiyaki Western Django", aunque no es la faceta del genio que más ha explotado.

La séptima película dirigida y escrita por Tarantino es "Malditos Bastardos", cuyo título original es "Inglourious Basterds", que literalmente sería "Bastardos Despreciables" (que no "sin gloria" como se le ha titulado en algunos países de Sudamérica; es un false friend del inglés), lo cual convierte a "Malditos Bastardos" en una traducción bastante aceptable. No debe confundirse con el título americano de la película italiana "Quel Maledetto Treno Blindato" (llamada precisamente "Inglorious Bastards" en EEUU —lo cual está correctamente escrito— y "Bastardos sin Gloria" en España —de nuevo el error—, o traducido literalmente "Aquel Maldito Tren Blindado") de Enzo G. Castellari en 1978, aunque Tarantino escribió el guión de su película inspirado ligeramente por dicha obra. Para acabar con las curiosidades acerca del nombre del filme es la primera vez que se traduce el título de una película de Tarantino en España. Aclarados los avatares acerca de la nomenclatura de la cinta esta vez Tarantino ha decidido meterse en un terreno muy interesante como es el de la Segunda Guerra Mundial, y cómo no, ha logrado hacer suyo un relato en un terreno tan explotado y trillado como éste sacando a flote una propuesta sumamente original, valiente y muy personal. Como muestra de la originalidad que suscita el tema: es la cuarta película de nazis que analizo en el año tras "Valkiria" (donde son los protagonistas), "The Reader (El Lector)" (aquí fantasmas del pasado) y "Dead Snow" (convertidos en zombies enfurecidos), y es que ya se sabe que nunca pasan de moda en el cine. Evidentemente el corte de las cuatro películas es diametralmente opuesto, pero lo interesante aquí es ver como el director decide tomar cartas en el asunto y reconstruir su propia historia de la IIGM en el periodo en que Alemania invadió Francia

"Malditos Bastardos" se fracciona en cinco capítulos, y no es esta una división aleatoria ya que cada capítulo corresponde exactamente a una escena o grupo de escenas que prácticamente puede analizarse independientemente y que corresponden a una parte de dos historias que finalmente acaban cruzándose. Sinceramente me parece que la película es una sorprendente y extraordinaria gamberrada de principio a fin donde Tarantino da rienda suelta a su imaginación y a su puesta en escena aplicando todos sus propios tópicos y recursos para hacer de sus dos horas y media de duración un disfrute constante. Básicamente la historia de "Malditos Bastardos" se centra en dos historias, la de Shosanna y la de los Bastardos, ambas historias de venganza y ambas con desarrollos prácticamente independientes hasta el capítulo final. Las escenas de la película que dan nombre a cada episodio son clásicas escenas que suele rodar Tarantino, diálogos y monólogos estirados convenientemente, algo que siempre ha caracterizado su cine, sin esconder ningún mensaje ni tener intención de dejar de ser una conversación cotidiana o mundana, una naturaleza en los diálogos que solo él es capaz de obtener y que resulta muy agradable (quizá en "Death Proof" se le fue la mano en este aspecto, pero aquí en "Malditos Bastardos" encuentra el punto exacto). En este caso el primer capítulo, "Érase una vez en la Francia ocupada por los nazis..." es todo un monólogo del actor sorpresa de la cinta, Christoph Waltz (sorpresa porque no es muy conocido fuera de Alemania, pero este pedazo de actor tiene casi un centenar de películas para TV a sus espaldas), que interpreta al Coronel Hans Landa, el personaje más destacable de la cinta que sin duda pasa a formar parte de los grandes personajes legendarios en la mitología del cine de Quentin Tarantino junto a otros como Jules Winnfield, el Sr. Rubio, Stuntman Mike, Bill o Pai Mei, un protagonista que en el primer episodio se convierte en el centro de atención y dueño de la función con un semi-monólogo extraordinario acerca de los judíos y los nazis. Simple y absolutamente brillante. No en vano Christoph Waltz ganó el premio a la Mejor Actor en Cannes.

En los siguientes episodios no faltan las gamberradas marca de la casa, como la suprema presentación de los llamados Bastardos, el brutal Oso Judío (imponente Eli Roth cuya entrada es de lo más épico y Spaghetti Western de la película), el famoso Hugo Stiglitz (Til Schweiger, legendario), y sobre todo el Apache, un espectacular y agradablemente sobreactuado Brad Pitt que también se adueña de la película los minutos en los que aparece. Pitt tiene tiempo también para monólogos y su carisma queda impreso en un personaje que podría elevarse como uno de los avatares de la película, el líder de los Bastardos y, efectivamente, un cabrón sin escrúpulos que comanda un batallón de locos sanguinarios que aplican su venganza por Francia a sus anchas. Aunque pueda parecer lo contrario las escenas de los Bastardos no son las que predominan en la cinta, y eso es quizá algo bueno ya que así no acaban saturando al espectador y cada aparición suya es mucho más grata. Todo el segundo capítulo es una bendición de violencia no contenida, un episodio donde Tarantino muestra su poca convencionalidad y el elemento que muchas veces le ha caracterizado: el uso descarnado de la violencia.

Por otro lado está la historia de Shosanna (una espectacular y preciosa Mélanie Laurent, joven actriz francesa), una exiliada judía que posee su propio cine y se topa con la oportunidad de vengarse a lo grande de las torturas sufridas por su gente. Por cierto, es muy destacable el esfuerzo que hizo Tarantino a la hora de procurar que los personajes y los actores escogidos tuvieran la misma nacionalidad para que se vieran mucho más naturales en su desarrollo en la cinta, como por ejemplo el austriaco Christoph Waltz, la francesa Mélanie Laurent, los alemanes Til Schweiger, Gedeon Burkhard, Martin Wuttke y August Diehl (entre otros), el reparto americano (incluso los que son judíos lo son en verdad), y hasta el español de familia alemana Daniel Brühl que interpreta extraordinariamente al héroe de guerra alemán Fredrick Zoller con gran acierto. La historia del "romance" (que no lo es) entre Zoller y Shosanna es una historia interesante, sobre todo por la parte que concierne a los méritos de guerra de Zoller, y en ese tercer capítulo se da otra de las exhibiciones de Waltz como Hans Landa dialogando (monologando) con Shosanna. Quizá uno de los capítulos más tensos y personalmente excelentes es el cuarto, el que transcurre prácticamente entero en un sótano. Una escena aparentemente alargada pero en la que se palpa una gran tensión desde el primer momento. Ese tipo de escenas, especialidad de Tarantino a nivel de diálogos y situaciones tensas, están llevadas a cabo con una naturalidad y un acierto que le dan a la película un tono único e impecable, y precisamente es el tipo de escena que se busca en las películas del director.

Michael Fassbender ("300", "Eden Lake") sorprende y mucho en este episodio como el teniente Archie Hicox, un actor que últimamente estoy viendo en alza, y hasta tenemos participación sorpresa de Mike Myers ("Austin Powers") como General inglés. El cuarto capítulo tiene además uno de los elementos más típicos de la filmografía de Tarantino como es el del fuego cruzado, además de otra buena tanda de diálogos insustanciales que llevan a un final tenso y espectacular, como siempre. Finalmente la película acaba estallando en el quinto y último episodio "La Venganza del Rostro Gigante", donde no solo tenemos un final con carcajadas aseguradas (por Dios, los Bastardos en el cine casi hacen que me descoyunte de la risa) sino que es tremendamente épico, espectacular y desfasado. La escena en la sala de proyección con Zoller y Shosanna de protagonistas me parece sublime en todos los apartados, tanto interpretativos, como de dirección, como musical y a nivel emotivo. Brutal todo ello. Tarantino demuestra que es un genio no solo en los pequeños pormenores sino que creando personajes es un artista, y además es capaz de rodar escenas épicas con elementos simples pero llevados a cabo con mucho descaro e insolencia. Toda la película me parece una genialidad, pero el final en concreto es un cúmulo de factores bien realizados que acaban poniendo la guinda al pastel.

Otro factor característico del cine del realizador es la utilización de una banda sonora adaptada, algo que durante toda su filmografía ha hecho tomando temas de otras películas o canciones populares. En principio se habló de contratar al gran Ennio Morricone para realizar la banda sonora original de la película, algo que hubiera significado la primera BSO para un film de Tarantino, pero finalmente no se llegó a un acuerdo (el compositor estaba realizando otro trabajo para una película del italiano Giuseppe Tornatore) y el realizador decidió tomar prestados temas del propio Morricone de tono muy Spaghetti Western —de hecho hay más de 8 pistas suyas de películas anteriores— e incluso repite dos pistas de la banda sonora de "Kill Bill", "White Lightning"/"Hound Chase" de Charles Berstein y "L'arena"/"Il Mercenario" de Ennio Morricone (original de la película "Salario para Matar" de Sergio Corbucci). La inclasificable banda sonora de "Malditos Bastardos" está formada por cantidad de estilos musicales desde el clásico y el jazz hasta canciones de puro Rock, incluso hay una pista de David Bowie, "Cat People (Putting Out The Fire)", una canción que por cierto suena en un momento clave y se apodera de la escena. Sinceramente me parece una banda sonora extraordinaria. El apartado técnico en general no tiene desperdicio, la dirección artística, el estupendo vestuario y la ambientación creada por Tarantino invitan al espectador a adentrarse de lleno en la década de los 40'.

En taquilla ha funcionado muy bien, siendo actualmente la 15ª película con más recaudación en el año con $246M y consiguiendo la mejor taquilla en toda la filmografía de Quentin Tarantino, superando incluso a "Pulp Fiction" (y si no consideramos las dos partes de "Kill Bill" una sola película). La película ha conseguido un completo éxito en los festivales por los que ha pasado, incluido Cannes, y ha cumplido con las expectativas puestas sobre Tarantino, un director y guionista que nunca deja indiferente al público con el estilo que imprime a sus películas. Tarantino ha demostrado que es capaz de tocar cualquier género y darle una nueva dimensión (cuando dijo que crearía un Spaghetti Western con la iconografía de la IIGM todos alucinamos) con un carácter gamberro, políticamente incorrecto y lleno de detalles que no hacen más que agrandar la mitología y calidad de sus películas (detalles como la chorrada-película de Zoller, "Stolz der Nation", son una muestra de la dimensión del filme), con escenas que transcurren presumiblemente de forma banal pero que siempre acaban estallando por algún lado. "Malditos Bastardos" es una gamberrada pura y dura que pasará a formar parte de la imprescindible filmografía de uno de los grandes directores de nuestra época, con estupendas interpretaciones donde destacan un supremo Christoph Waltz, una maravillosa, estupenda y preciosa Mélanie Laurent, un extraordinario Brad Pitt y un elenco de secundarios magníficos como Diane Kruger, Michael Fassbender, Daniel Brühl, Til Schweiger y varios más. Una película sencilla, realizada con mucho corazón y de una originalidad suprema. Solo Tarantino se podía atrever a reescribir la historia así, solo Tarantino podía ser capaz de afrontar una historia de la IIGM con esta visión tan poco convencional, pero es precisamente lo que mejor se le da, construir su propio camino y triunfar con su magnífico sello propio. Que siga siendo así.

Mi puntuación: 8/10.

viernes, 25 de septiembre de 2009

"Náufragos", fascismo a la deriva.

Gente confinada, aislada y hambrienta... se masca la tragedia.

En 1944 Alfred Hitchcock ya formaba parte de la historia del cine; por aquellas alturas el Maestro del Suspense ya había realizado algunas de sus obras más célebres como "El Hombre que Sabía Demasiado", "Sabotaje (La Mujer Solitaria)" (y su propio remake americano "Sabotaje"), "Rebeca", "Treinta y Nueve Escalones" y "Sospecha", teniendo más de treinta películas a sus espaldas. Habiendo cuajado su etapa norteamericana con seis películas realizadas para Hollywood —a razón de una o dos películas por año— y tras el éxito de "La Sombra de una Duda" Hitchcock buscó una historia que convenciese a la Twenty Century Fox, y para ello decidió adaptar un relato del escritor John Steinbeck que narraba el martirio de un grupo de supervivientes perdidos en el océano fruto de un naufragio por el ataque de un submarino alemán, "Náufragos".

La séptima película de la etapa americana de Hitchcock gozaba de un planteamiento de una simplicidad extrema pero a la vez estaba provista de una gran dificultad para el director, que debía hacer de una película que transcurría en un solo escenario aislado algo entretenido y original. La historia de Steinbeck (que más tarde quiso que se le retirara de los créditos por algunas referencias racistas —principalmente en referencia al "derecho al voto" de Joe, supongo— y problemas con la adaptación de Hitchcock) mantiene un formato muy teatral, con un bote salvavidas en medio del océano a modo de escenario en el cual los nueve protagonistas deben interrelacionarse a la vez que reflejan inquietudes de la época, en plena Segunda Guerra Mundial. El guión de Jo Swerling, avezado guionista que se dice que colaboró en el guión de "Lo que el Viento se Llevó", necesitó que Ben Hecht, también colaborador en "Cleopatra", reescribiera el final, y aunque no es un argumento complejo sienta las bases de un recurrido y clásico tipo de historia en la que unos personajes variopintos, cada uno representando un aspecto de la humanidad/sociedad, son recluidos en una situación de peligro sin vistas a acabar en breve; gente encerrada y asustada que debe convivir, conspirar, mentir, amar... sacar a flote su auténtica personalidad y sus instintos animales y mostrar la verdadera cara del ser humano. Hay que añadir además un elemento detonante que en este caso, además de estar perdidos en medio del océano, es la llegada de un náufrago alemán cuya identidad e intenciones no tienen muy claras, posicionándose en actitudes extremas respecto a qué hacer con él. Muchas películas han partido posteriormente de un argumento parecido aunque no necesariamente con el océano como escenario, un ejemplo es "La Noche de los Muertos Vivientes" donde un variopinto grupo de personas luchan por salvar la amenaza de los zombies recluyéndose en una casa, o también valdría como ejemplo reciente "La Niebla" (2007) de Frank Darabont, donde una amplia masa pierde la cordura ante una amenaza externa desconocida; solo hay que sustituir la soledad del océano por la amenaza externa y el bote salvavidas por el supermercado para ver que en el fondo la historia es la misma.

"Náufragos", la quinta película que he visto del director tras "Psicosis", "La Soga", "La Ventana Indiscreta" y "Los Pájaros", se rodó en blanco y negro pese a que la idea inicial era rodarla en Technicolor, y su reparto iba a ser en principio enteramente masculino pero finalmente se incluyeron tres papeles femeninos, uno de ellos cabeza de cartel: Tallulah Bankhead. La actriz norteamericana, estrella a finales de los años 20 e inicios de los 30, llevaba más de diez años sin trabajar en Hollywood ya que centró sus esfuerzos en el teatro y de la mano de Hitchcock tuvo la oportunidad de volver al escenario cinematográfico (aunque luego pasaran de nuevo más de diez años sin aparecer en la gran pantalla) protagonizando la cinta en la piel de la cínica y adinerada periodista Constance 'Connie' Porter, sin duda el mejor papel de la película y el que muestra más matices, con una gran evolución durante los 96 minutos que dura. Bankhead ganó por este papel el premio de la crítica neoyorquina a la mejor actriz, y es desde luego la que más brilla en la película, mostrando al inicio su impasible actitud, prácticamente ajena al naufragio aunque gozando de una solidez extraordinaria, y finalmente su desesperación y humanización con su acercamiento a Kovac y el hecho de verse desprovista de todo lo que la alza como una intocable. El resto del plantel está formado por personajes variopintos, cada uno de ellos representa un valor de la sociedad, igual que en "El Señor de las Moscas"; John Kovac, interpretado también estupendamente —aunque algo sobreactuado en ocasiones— por John Hodiak, actor de corta experiencia y gran presencia, es el tipo duro, el "hombre anuncio" como le bautiza Connie, un tipo de clase obrera hecho a sí mismo y proveniente de los bajos fondos que lidera la cruzada contra el nazi y se empecina en capitanear el bote siguiendo como única máxima llevarle la contraria al alemán. Podría representar no solo el orgullo y la desconfianza sino también el desprecio por otras clases sociales, aunque en este caso por las que reprimen, evidentemente. Personalmente creo que uno de los dos actores que más destaca en la cinta es William Bendix como el bueno de Gus Smith (o Schidmt), el bailarín con el que "Náufragos" hace al espectador conectar y sentir lástima por él y su esposa, amantes del baile que desean volver a verse. No tienen desperdicio las escenas en las que bebe el coñac y en las que empieza a sufrir alucinaciones, todo un acierto de personaje que cae bien y que vemos como irremediablemente se lanza hacia el abismo de la locura. El otro actor que destacaría en el plantel masculino es Henry Hull, eterno actor secundario, que como Charles Rittenhouse representa la lógica, el raciocinio, la verdadera intención de aplicar ley y humanidad en el bote salvavidas, siempre con su puro en la boca y sus argumentos por delante; la voz de la razón.

A Willy lo interpreta el actor austriaco Walter Slezak, y también es uno de los actores que brilla en la cinta aunque de forma más discreta. Sobre él gira la principal trama acerca de las misteriosas intenciones del alemán, si realmente piensa salvarlos o es una traición, y es que durante la cinta tenemos la certeza de que aunque sea esta segunda intención la que tiene es la única esperanza que les queda a los ocho náufragos restantes para sobrevivir. A su misma vez Willy representaría la desconfianza y perversidad, aunque durante la cinta tenemos la duda si también refleja la ingenuidad y la bondad. De todos modos la película se estrenó en 1944 (tras muchos retrasos en el rodaje que inquietaron a la Fox) y aquella época no era la ideal para mostrar demasiadas dualidades con respecto a los nazis. Tampoco para poner en duda la funcionalidad de la democracia, y es que el mensaje no fue entendido por el público. La fe es personalizada en Joe, cuyo intérprete fue el primero en formar parte del casting, Canada Lee, que antes de "Náufragos" solo había realizado una película (y que luego no llegó a tener demasiado éxito tampoco). Joe también desprende bondad e ingenuidad y es el enlace con la fe y lo divino en la cinta, pero por ello mismo es despreciado en algún momento, por no aferrarse a lo terrenal cuando debe. Mary Anderson interpreta a la enfermera Miss MacKenzie, quien también representa ingenuidad y sobre todo bondad, no tanto como Joe, desde luego, pero también quiere mantenerse ajena a toda la violencia y conflictos generados en el bote. Su historia pasada también cobra importancia, algo de lo que no todos los personajes gozan en la cinta, y finalmente su historia se vuelve algo más tierna junto a la del también prudente Stanley, interpretado por Hume Cronyn, actor de corta experiencia, rostro llamativo y voz aguda que recibió una nominación al Oscar en el mismo 1944 por "La Séptima Cruz". Heather Angel cerraría el reparto como la Sta. Higley, cuyo breve papel protagoniza una de las escenas más espeluznantes de la cinta, cuando estando en shock sus brazos sujetan a un bebé ya imaginario.

Hitchcock es especialista en hacer parecer fácil lo difícil y hacer parecer difícil lo fácil. En "Náufragos" es capaz de hacer que una película difícil aparente ser algo fácil de rodar, y es que el mérito de rodar en un solo escenario y además minúsculo es tremendo. Con solo ocho personajes más uno es capaz de mantener un buen grado de tensión, hacer que el ritmo no decaiga y se vayan sucediendo inteligentemente los capítulos de la historia de supervivencia de los tripulantes del bote, donde la convivencia, las sospechas y la falta de provisiones y agua pronto hace mella en sus relaciones. El realizador rodó todas las escenas en un set y más tarde añadió transparencias del mar y el cielo, y acostumbrado a innovar con técnicas de rodaje consiguió que la fotografía del film se adaptase a la teórica hora real que transcurre en la historia. De hecho una de las tres nominaciones que la película recibió fue a la Mejor Fotografía (en Blanco y Negro), mientras que las otras dos fueron para el Mejor Guión y Mejor Dirección, la forma de premiar el esfuerzo de Hitchcock en la cinta. No se llevó ninguno de los premios a los que optaba ("Siguiendo mi Camino" y "Laura" le arrebataron los galardones), y su nominación a la Mejor Dirección fue la segunda de las cinco a las que el Maestro del Suspense optó durante toda su carrera, un premio que siempre se le negó y que demostró merecer en más de una ocasión. Premios aparte, Hitchcock hace un trabajo excepcional, en ningún momento la cámara abandona el interior del barco y en toda la cinta no hay ni una nota musical, exceptuando las que la flauta de Joe emiten o Willy cantan o las de los títulos de crédito iniciales, un ausencia de música a favor del sonido ambiental y el realismo que funciona perfectamente, logrando esa sensación de soledad, desamparo y abandono tan adecuada para la cinta. Otro de los méritos de Hitchcock es comprobar cómo se las ingenió para realizar su habitual cameo, algo harto difícil teniendo en cuenta que la acción transcurre en un bote salvavidas alejado de toda civilización, así que introdujo una escena en la que uno de los personajes lee un periódico en el que Hitchcock aparece en un anuncio de un producto adelgazante como el "Antes y Después".

Hitchcock demostró su maestría una vez más con esta cinta, y aunque su mensaje de unión entre los aliados no fue bien interpretado puede recibir lecturas más llanas que hacen disfrutar igualmente de la película. De hecho, fruto de la incomprensión Hitchcock se decidió a realizar dos cortometrajes propagandísticos de la IIGM en ese mismo año: "Bon Voyage" y "Aventure Malgache", y un año después se decidiría a seguir con otra de sus películas más recordadas, "Recuerda", y es que a Hitchcock aún le quedaban muchas obras con las que demostrar su infinito talento. "Náufragos" es una película sencilla, con partes sobrecogedoras y trágicas, un retrato del ser humano que puede recibir varias lecturas y que es capaz de generar tensión, odio y lástima a partes iguales, con una inconmensurable Tallulah Bankhead que se come la pantalla y un trabajo en la fotografía y el sentido del ritmo magníficos. "Náufragos" es una película con un mérito titánico, de formato teatral, grandes interpretaciones y situaciones tensas, todo realizado de forma discreta, y es que cuando el espectador encuentra sencillez en una cinta de Hitchcock... seguro que en realidad no la hay.

Mi puntuación: 7/10.