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martes, 20 de octubre de 2009

"Ágora", paganos, cristianos y judíos conviviendo... un polvorín.

Impecable puesta en escena para la mayor superproducción española de la historia.

Probablemente Alejandro Amenábar sea uno de los cineastas más célebres de nuestro cine, y desde hace varios años está siendo descubierto fuera de nuestras fronteras, especialmente en EEUU, donde se ha convertido en uno de los portavoces de nuestro cine, pisándole los talones a Pedro Almodóvar, creándose una fama a base de películas sólidas y dispares que abarcan un amplio abanico de géneros. Su primer largometraje fue "Tesis" en 1996, una formidable sorpresa que lo puso en el punto de mira de todo el país, un año más tarde volvió con "Abre los Ojos", una tremenda cinta de Sci-Fi/Fantasía que rebosaba originalidad y talento que incluso tuvo su remake americano protagonizado por Tom Cruise ("Vanilla Sky"), en 2001 rodó su primera película rodada íntegramente en inglés, "Los Otros", con una estupenda Nicole Kidman en una obra de terror y suspense que se ha convertido en referencia y que definitivamente hizo de Amenábar una figura internacional; una cinta opresiva y siniestra que se colmó de premios y hasta recibió una nominación a los Globos de Oro por la interpretación de Kidman. En 2004 llegó quizá su obra más galardonada, "Mar Adentro" (la única que aún no he visto), rodada de nuevo en español y con la cual Amenábar acabó formando parte del reducido círculo de directores españoles que han ganado un Oscar, esta vez a la Mejor Película Extranjera, una película en la que Javier Bardem destacó muchísimo y Belén Rueda dio la sorpresa, y que llegó a hacerse con 14 Premios Goya. Cinco años después (la mayor pausa que ha hecho entre películas) Amenábar vuelve a escribir y dirigir la que es su quinta película, "Ágora", de nuevo en inglés y contando con el mayor presupuesto del cine español en toda su historia, 50 millones de euros, para narrar la vida de Hipatia de Alejandría, filósofa, astrónoma y matemática egipcia, y el contexto de su historia, en pleno choque de culturas y religiones en el crisol de la Alejandría del Siglo V.

El cine de Amenábar atrae al público español, la sala de cine llena hasta los topes así lo confirma como también lo hace la espectacular recaudación en su estreno; actualmente es el mejor estreno en España del 2009 superando a "Ángeles y Demonios" y a exitosas obras nacionales de años anteriores como "El Orfanato" (2007) o "Alatriste" (2006). La promoción de "Ágora" ha sido por todo lo alto y no merece menos pues para impulsar nuestro cine se necesitan de este tipo de obras cinematográficas que no solo atraigan el interés del público sino que evidencien la intención de cambiar de estilo, de adaptarse a las demandas del público y de ratificar que en España somos capaces de salirnos de la tónica habitual. Como no quiero que esto se convierta en un discurso acerca del interés del público español respecto de nuestro cine me centraré en "Ágora" como obra cinematográfica; Amenábar se lanza al peplum con valentía y sobre todo con mucha seriedad. El cineasta no se ha vendido y su impecable estilo sigue patente, así como el tono de la película destila un profundo respeto por la historia y la figura de Hipatia sin ceder ante los artificios propios de este género en los últimos años. "Troya" y "300" son muy espectaculares y divertidas, pero ha hecho mucho "daño" al cine histórico y épico en general, ya que el público parece haberse mentalizado que una "película con romanos" debe mostrar una serie de dramatismo desmesurado y ser más una caricatura de la historia que un fiel reflejo (u honesto intento) de ella; atrás quedan obras como "Ben-Hur", "Espartaco" o "La Caída del Imperio Romano" cuya espectacularidad no estaba del todo reñida con el hecho de mantener su tono sobrio.

"Ágora" puede parecer pecar en un principio de ser una película algo "fría", que transmite poco, pero realmente su tono histórico le permite recrear el periodo en el que transcurre la película de una forma convincente e intachable, sacrificando momentos excesivamente llamativos o pasionales en pro de una realidad contenida pero no por ello poco espectacular. Me explico, "Ágora" recupera el estilo sobrio de las películas de la edad antigua que se centraban en explicar la vida de un personaje y con ella el contexto cultural de dicha época; en cierto modo "Ágora" me recordó a la excepcional "La Pasión de Cristo" —aunque sin las idas de olla de aquella— una película que, al igual que esta, prestaba especial atención a los detalles históricos sin dejar de lado la pasión, el sentimiento y la intensidad del relato, pero irremediablemente los efectos de éstos se ven sometidos a la fidelidad y veracidad de la historia y la frialdad que ello conlleva (aunque en el caso de la cinta de Mel Gibson estemos hablando de un personaje ficticio). No es que "Ágora" sea una película que desprenda frialdad —así, tal cual— sino que por exceso de otras parece que sea de esa manera, una película menos pasional de lo que cabría esperar.

Una de las cosas que más sorprende de la película es lo poco española que parece. Quiero decir, la película es española, o así está considerada, pero los actores, gran parte del equipo técnico y los escenarios son claramente extranjeros, en concreto de un corte de cine norteamericano, y la misma dirección de Amenábar tiene un tono muy yankee, aunque no por ello significa que haya cambiado de estilo ya que en "Los Otros" demostró que se le da muy bien adaptarse a ese tipo de cine. A pesar de haber estado rodada en Malta la película ni siquiera transpira un tono europeo, y es curiosa la forma en que se ha rodado la cinta desprendiéndose de todo ese halo nacional típico de nuestras películas; no es algo malo, es simplemente llamativo. El reparto de "Ágora" es extraordinario, y no solo el reparto sino también los extras, algo que puede parecer algo nimio o un factor secundario pero que realmente es clave para introducirse en la película (al final de "El Perfume" me remito, donde lamentablemente los extras no estaban del todo a la altura), ya que a la hora de la verdad los extras, o ciudadanos de Alejandría, son los que te ayudan a olvidarte que estás viendo una película de la edad antigua y te facilitan la inmersión en la cinta.

El mérito no es solo del bien escogido casting de extras (luego iré al casting principal) sino también del elaborado trabajo de vestuario y maquillaje que personifica la suciedad y a la vez elegancia del pueblo de la ciudad, así como la diferencia de clases y culturas. Es interesante destacar el buen hacer de los directores artísticos y responsables de los aspectos de ambientación que han logrado que podamos distinguir con facilidad el grupo o cultura al que pertenece cada persona que vemos por pantalla, ya sean judíos, cristianos, parabolanos (¡menudos!), paganos o esclavos. En general el trabajo de ambientación es de lo más exquisito del año; Alejandría es una ciudad con personalidad y carisma, un crisol de culturas y religiones donde la influencia de éstas queda patente, sobre todo la pagana, con sus estatuas y su arquitectura presentes en toda la ciudad. No solo se hace agradable sino que resulta ciertamente espectacular la forma de ambientar la ciudad, en este aspecto y sin dudarlo la película es de diez, una maravilla visual que se ve complementada por el excepcional trabajo de Amenábar tras la cámara, una realización que goza de una serie de planos, secuencias y travelling brutales, destacando los planos espaciales y sobre todo aquel que hace un zoom hasta la misma ágora de Alejandría, una secuencia aparentemente sencilla y absolutamente fascinante. En general el cineasta lleva a cabo una dirección delicada con zooms suaves en espacios cerrados y grandes travelling y planos cenitales en los espacios abiertos de la ciudad, aprovechando las posibilidades que le da el escenario y luciéndose al fin y al cabo en un trabajo que personalmente considero de lo más destacado del año; Amenábar ha vuelto a demostrar por qué es un realizador tan preciado en nuestra tierra.

El reparto principal es quizá el mayor reclamo que tendrá la cinta en su estreno en el extranjero. La ganadora del Oscar por "El Jardinero Fiel", Rachel Weisz (aunque yo se lo habría dado más bien por "La Fuente de la Vida"), se luce en la piel de Hipatia, la pensadora, matemática y amante de la astronomía que influye enormemente en la sociedad del Siglo V y que revolucionó muchas de las áreas en las que estuvo involucrada. Esta Hipatia es una mujer madura, bella, extremadamente inteligente y avanzada a su tiempo en muchos años, con una total indiferencia por la religión y un profundo amor por la ciencia y la filosofía, además de ser una valiente mujer (y atención: mujer) en una época difícil para cualquier librepensador. Hipatia es una referencia para sus alumnos e incluso para su venerado padre, un excepcional Michael Lonsdale interpretando al ya ajado Theon. Weisz realiza una interpretación extraordinaria y no solo destaca su belleza sino su enorme talento, una viva muestra de que esta actriz tiene muchas facultades y la cual me sigue dando la sensación que aún tiene mucho que decir. Quizá uno de los actores que más destaca es Max Minghella interpretando a uno de los personajes más interesantes de la película, Davo, el esclavo de Hipatia devoto de la misma, inteligente, atrapado en su cuerpo de esclavo, apasionado y con ganas de expresarse. Este esclavo bien podría haber protagonizado una película él solo, y el joven Minghella hace una exhibición en un papel que le ofrece un amplio abanico de sentimientos con los que lucirse. Quizá el actor que más logra destacar por eso es el líder de los parabolanos, o por lo menos el que se alza como la voz cantante de éstos, Amonio, interpretado por Ashraf Barhom (papelón en "La Sombra del Reino") de una forma pletórica, convenientemente sobreactuado y radical, y quizá la más viva expresión no solo del cristianismo sino de la radicalidad de las religiones, que al fin y al cabo es uno de los elementos principales (sino el que más) que destaca en la película. Entre el amplio reparto principal destacan finalmente con un extraordinario trabajo el guatemalteco Oscar Isaac como el eminente Orestes, y en un papel más solemne Sami Samir como el implacable Cirilio, un personaje realmente escalofriante desde que aparece en pantalla por primera vez.

Por primera vez en su filmografía Amenábar no compone la BSO de su película, siendo esta vez el ganador del Oscar por "Expiación" Dario Marianelli quien pone la música en esta cinta. La BSO del italiano peca de ser algo típica, muy adecuada pero demasiado habitual para este tipo de cintas donde no dejamos de tener la sensación de haber escuchado ese mismo acompañamiento sonoro en muchas otras cintas similares. Además está lejos del brillante trabajo que hizo en "Expiación" (merecidísimo galardón), pero no sería justo tildar de mediocre siquiera la BSO de "Ágora", ya que tiene un nivel excelente e incluso al final alcanza cotas que logran emocionar acompañando muy bien la intensidad de las escenas. La fotografía del español Xavi Giménez ("Transsiberian", "Los Sin Nombre") es otro de los factores excepcionales de "Ágora", con unos tonos claros y luminosos algo saturados y cobrizos, aprovechando la luz natural de los escenarios que les da un tono muy histórico o realista; en interiores la cosa mejora e incluso hay escenas a la luz de las estrellas que gozan de una iluminación algo artificiosa pero espectral a su vez.

El guión del propio Alejandro Amenábar, co-escrito con Mateo Gil (colaborador habitual del cineasta), profundiza en detalles que giran en torno a Hipatia, sus sentimientos, su pasión por la ciencia y la humanidad, su prodigiosa mente que iba más allá de donde los demás llegaban, que estaba obcecada en desentrañar los misterios del universo y su creación, pero también hace una jugada inteligente trazando historias secundarias, tratadas como tales, que complementan perspicazmente la historia principal y hacen el relato más ameno. La de Davo, así como la de Orestes, son historias que profundizan en aspectos más terrenales que los de Hipatia y su obstinación con la astrología, es decir que tratan temas como la libertad, el poder, la pasión, la ambición, el odio, la incomprensión, el amor... un abanico que cualquier película épica debería ofrecer para triunfar, aunque en este caso no se llevan el mayor protagonismo por lo que la historia principal acaba girando fundamentalmente sobre la intolerancia y el fanatismo religioso, que es quizá el mensaje más claro de "Ágora". Turbas de cristianos acorralando a paganos y quemando a judíos, venganzas, ataques públicos, linchamientos y posturas irracionales, además de ceguera proporcionada por el tumulto y la fe extrema, así como el uso de la religión por parte de los que ambicionan el poder a modo de elemento subyugador, donde aquel que se oponía a los "razonamientos" oportunos (genialmente mostrados en conversaciones como la del parabolense rebatiendo porqué la Tierra es plana) era tachado de enemigo del pueblo, brujo, hereje y cosas similares, elementos que hemos seguido viendo durante la historia de la humanidad hasta el día de hoy. Una película que deja claro que las religiones han llevado a la humanidad a las peores guerras, y donde no solo la religión cristiana queda en mal lugar (porque esto debe quedar claro, la película hace hincapié en la radicalidad inherente de TODAS las religiones), sino que deja claro que todo razonamiento basado en "seres todopoderosos que nos gobiernan" siempre va acompañado de intolerancia, sectarismo y fanatismo.

"Ágora" es una buena película, quizá no tan definitiva como podía preverse, aunque bien es cierto que el tráiler ya vaticinaba algo semejante a lo que finalmente hemos podido ver. A su favor tiene una ambientación y dirección artística brutal y una dirección magistral por parte de Alejandro Amenábar, en contra que es algo fría y le falta cierta alma, además de no acabar de salirse de los tópicos del género. Hay una cierta sensación de "esto ya lo he visto antes", aunque de todos modos se agradece que no tirara hacia derroteros más vacíos y artificiosos como los de las películas comentadas cuya espectacularidad prima por encima de la fidelidad histórica del relato o las ganas de transmitir un mensaje. Ojo, que no digo que "Troya", "300" y sucedáneos estén mal (de hecho esta última me parece una de las mejores películas de los últimos años), pero de vez en cuando es necesaria una película que enfoque desde un punto de vista más serio un periodo tan sumamente interesante como es la historia antigua desde la perspectiva del género del peplum. Es una categoría de cine que debería ser representada por películas realizadas con escrupulosidad y respeto, y en este caso "Ágora" cumple el requisito, así que estemos de enhorabuena porque el cine español se atreva con superproducciones de este tipo y lo haga tan bien. Quizá a la próxima oportunidad el cine patrio logre acabar de convencer del todo a los más reacios, y cree la película de historia antigua definitiva. De momento la cosa está bastante bien encaminada.

Mi puntuación: 7/10.

Aprovecho para hacer una recomendación literaria que seguro interesará a mucha gente, pues recientemente ha salido a la venta el libro "Hipatia de Alejandría" de Guillermo Díaz que trata de esclarecer la verdad sobre una de las figuras más influyentes de su tiempo y su contexto histórico. No os lo podéis perder.

lunes, 10 de agosto de 2009

"En Busca del Fuego", maestría sin diálogos.

Sin palabras. Literal y figuradamente; cine prehistórico, épico y de aventuras de una calidad extraordinaria.

La época prehistórica es una de las peor tratadas en la historia del cine. Son relativamente pocas las películas que se han centrado en la época correspondiente a los albores de la humanidad, todo y su amplio espectro de tiempo, y si descartamos producciones de Serie B y Z y películas repletas de anacronismos colosales (voluntarios o no) la lista se reduce considerablemente. Dentro de este escaso grupo de películas con temática prehistórica hay pocas que realmente se centren en el género en sí o en las andaduras de hombres o razas primigenias exclusivamente; un ejemplo es el mítico tramo inicial de "2001: Una Odisea del Espacio" denominado El Amanecer del Hombre, el cual intenta mostrar un ápice del comportamiento de nuestros antepasados aunque el evidente tono de Ciencia Ficción de la cinta acaba alejándolo por completo del género. Otro ejemplo reciente es la película animada "Ice Age", que adopta en clave de comedia la época prehistórica como escenario, centrándose esta vez en un grupo de animales parlanchines lo cual, obviamente, también le quita seriedad a la película como fiel reflejo de la edad prehistórica.

Este castigado género tuvo que esperar hasta 1981 para encontrar una de sus obras más significativas (sino la más) y excepcionales, "En Busca del Fuego", obra conjunta de Canadá, Francia y EEUU, y desde entonces la temática no ha vuelto a tratarse con tanta calidad y esmero. De hecho las veces que se ha realizado un film de este tipo desde entonces pueden contarse con los dedos de una o dos manos, y en los últimos años es un género directamente olvidado, con "excepciones" como "10.000" de Roland Emmerich, que creo que sería un insulto a la inteligencia el hecho de considerarla una historia prehistórica no fantástica. "En Busca del Fuego" es una película muy especial, épica, una aventura realizada con artesanía y devoción, con un cuidado milimétrico de los detalles y una estructura y esencia bellísimas, un homenaje al cine.

Un pequeño texto introductorio nos pone al día del argumento a grandes rasgos tan solo empezar la película, aunque más que el argumento es un preludio/contexto, y esas serán todas las palabras inteligibles que veremos/oiremos en los 100 minutos de cinta; hace 80.000 años el ser humano necesitaba el fuego para subsistir ya que le proporcionaba calor, alimento y defensa, y la lucha por el fuego podía convertirse en una lucha esencial por la supervivencia ya que los seres humanos prehistóricos aún no sabían provocarlo (podía surgir por medios naturales como rayos u otros efectos meteorológicos) pero sí que eran capaces de mantenerlo vivo, tarea fundamental para asegurar su propia conservación. Los protagonistas de esta cinta son miembros de una tribu de neandertales, los Ulam, los cuales son víctimas del ataque de una tribu de Homo erectus, los Wagabou (especie que, por lo visto, no pudo coincidir con los neandertales ni los sapiens cronológicamente ya que se supone que la cinta transcurre en el Pleistoceno Superior), que obligan a los Ulam a abandonar sus cuevas y alejarse a terrenos más húmedos, libres de las amenazas de animales salvajes. El problema es que allí el fuego se apaga y toman la decisión de enviar a tres de sus miembros para que vayan a buscar fuego y traerlo de vuelta evitando así la inminente muerte que les sobrevendrá por los intensos fríos de la era glacial. Este es el hilo argumental a grandes rasgos y no se pueden dar más detalles porque durante el transcurso de la película el interés va creciendo y el atractivo de la cinta se fundamenta precisamente en contemplar el devenir de los hechos y cuán difícil es sobrevivir en los tiempos prehistóricos.

En su odisea los tres protagonistas, los llamados Naoh, Amoukar y Gaw, descubren el mundo de una forma que hasta entonces no habían experimentado, se topan con animales que desconocían o temían (o ambas cosas) dando lugar a escenas divertidas como la del árbol con los dientes de sable o directamente épicas y memorables como la de los mamuts, también demuestran su añoranza por el fuego, descubren el canibalismo de otras tribus de neandertales, aplican sus conocimientos con las lanzas y cruzan su camino con una raza superior, la de Homo sapiens, lo cual posibilita muchos de los mejores momentos de la cinta donde comprobamos el asombro, miedo y alegría que provoca en los neandertales asistir a los avances de los sapiens, desde una simple risa al uso de armas arrojadizas, pasando por supuesto por la forma de crear fuego (la cara de Naoh cuando presencia dicho hecho es colosal), el uso del maquillaje, joyería y disfraces, el descubrimiento de algo tan aparentemente trivial como una cabaña o la medicina arcaica. En todo este periplo es tal la cantidad y calidad de los detalles que enriquecen la cinta de forma considerable que el ritmo no cesa en ningún momento, alcanzando la cinta la categoría de obra de artesanía y de culto inmediatamente, al margen de sus inexactitudes históricas.

"En Busca del Fuego" empieza exactamente con el mismo plano que acaba, muestra un ciclo en la vida del ser humano primario, el neandertal, el clásico hombre de las cavernas. El Homo neanderthalensis se caracteriza en esta cinta por ser una criatura bastante avanzada con respecto a los Homo erectus que aparecen al inicio de la cinta, más parecidos a primates que a seres humanos; se comunican precariamente mediante algunos sonidos y palabras, sus movimientos no dejan de ser simiescos y son capaces de utilizar lanzas y garrotes para luchar y protegerse. Un aspecto interesante que se analiza en la cinta es la posibilidad que algunos neandertales fuesen caníbales y otros no, de hecho uno de los momentos más interesantes de la cinta es cuando el trío protagonista descubre que una tribu, los Kzamm, se comen a otras razas homínidas, lo que causa repulsión entre los Ulam. Otro hecho interesante es ver como la cinta se adelantó a los descubrimientos hechos años más tarde donde se concluía que los neandertales pudieron tener el cabello negro (como los Ulam) o pelirrojo (como los Kzamm), diferencia que se quiso acentuar más en la película dándoles un aspecto más bruto a estos últimos. Los Ulam demuestran inteligencia en algunos momentos, como aquel en el que al encontrarse rodeado Amoukar comienza a exhibir sus habilidades con las lanzas, lo que asusta a los Kzamm, también cuando utilizan la piel de un animal muerto para adentrarse en territorio rival, camuflando su olor al poderoso sentido del olfato que poseía la raza en aquellos tiempos. Pero también hacen gala de su barbarismo y su lado animal, salivando ante una manada de gacelas, mostrando su poco sofisticada forma de aparearse (momento único aquel en el que la Homo sapiens enseña a Naoh a fecundar en una posición distinta a la habitual), pero lo más interesante de este aspecto es que se introduce una historia de amor maravillosa entre Naoh e Ika, la Homo sapiens rescatada por los Ulam, un romance primitivo, prácticamente irreflexivo y sumamente puro. Es una especie de arranque, de coqueteo primerizo, de cariño neófito, de amor prehistórico. El espectador presencia cada parte de ese romance floreciente y lo ve fluir con naturalidad, casi como una cuestión de necesidades bilaterales, y finalmente lo comprende: "En Busca del Fuego" también habla de la tolerancia, dos razas distintas, incompatibles, son capaces también de aceptarse y sentir amor. Son unos Romeo y Julieta ancestrales.

No tengo ni idea de prehistoria pero por lo visto podría haber sido posible la co-existencia de Homo sapiens y neandertales durante el periodo mostrado en el film, y fruto de ese vínculo vemos como chocan dos culturas distintas, una mucho más avanzada que la otra, y parece que estemos viendo elementos que hoy en día se reproducen casi con la misma diferencia de costumbres y hábitos, el mismo choque cultural. El asombro no abandona los rostros del trío protagonista desde que se encuentran a los enmascarados y ornamentados sapiens de la tribu Ivaka, capaces de hacer fuego, de usar herramientas más complejas, de reflejar sus sentimientos con la risa, incluso de comunicarse con un lenguaje desarrollado, lo cual sobrepasa la capacidad de los neandertales que vuelven a su tribu con unos conocimientos que probablemente no sean capaces de transmitir. La curiosidad innata del hombre obtiene un fiel retrato en este film, la ingenuidad e instinto de supervivencia también.

Basada libremente en la novela de J. H. Rosny "La Conquista del Fuego" escrita en 1911 la película se intentó realizar minuciosamente, tratando de acercase lo máximo posible a la probable realidad prehistórica. Desde luego el tono realista está muy presente, por eso productos como la comentada "10.000" no pueden ni compararse a esta; el realizador Jean-Jacques Annaud se rodeó de antropólogos y arqueólogos prestando atención al comportamiento, aspecto y contexto de los homínidos que vemos en el film para retratarlos de forma verídica. Además de los detalles comentados del pelo de los Kzamm y de la ornamentación de los Ivaka, los Ulam se retrataron de la forma más cavernícola posible y con rasgos caucásicos, a diferencia de los Ivaka que tenían rasgos africanos. Se contó con varios especialistas para poder encarnar de forma convincente a los hombres prehistóricos, por eso fue esencial la colaboración de Anthony Burgess, el escritor inglés autor de "La Naranja Mecánica" y su particular jerga, el nadsat (responsable del título de este blog), para que inventara un idioma creíble para las diferentes tribus, el Ulam. El experto lingüista creó el primitivo idioma con el que se comunican los protagonistas, una serie de sonidos formando palabras confusas que vienen a representar determinados conceptos, como el fuego (¡azra!), por ejemplo. El mérito que tiene la cinta es colosal por el hecho de no tener una sola conversación claramente comprensible y mantener el hilo argumental constantemente, los pocos "diálogos" a los que asistimos son suficientemente evidentes como para no tener que prestar atención a las palabras, guiándonos por las necesidades de los interlocutores y los gestos que tan bien diseñó Desmond Morris, zoólogo y etólogo autor del polémico libro "El Mono Desnudo" que enseñó a los actores a comportarse de forma simiesca y desmañada, realizando un estudio del comportamiento humano realmente asombroso en su puesta en escena.

Jean-Jacques Annaud se atrevió con una película nada atractiva a priori, sin precedentes serios, con altísimas pretensiones, con un gran presupuesto, sin diálogos y con actores amateurs, y tras dirigir dos comedias se metió de pleno en el desconocido mundo prehistórico en una cinta de aventuras cavernícolas. Y la jugada le salió redonda, el ingenio del realizador y su prodigiosa visión se impusieron en una cinta sumamente equilibrada que refleja la naturaleza tal y como es, a veces es dura, a veces ridícula, pero todos esos sentimientos el director los refleja a su voluntad; lo que vemos en la película es el instinto primario, el ser humano en su estado puro, y ese mérito de conseguir vernos a nosotros 80.000 años antes es de una valía extrema. El director de "El Nombre de la Rosa" (que fue su siguiente película y obra maestra absoluta) y "Enemigo a las Puertas" logró una película a la que el tiempo no ha parecido afectarle en demasía, la época a la que pertenece argumentalmente ha ayudado a que no envejezca y siga siendo tan impactante ahora como entonces, casi 30 años después. Mucha parte del mérito artístico de "En Busca del Fuego" se debe a dos aspectos fundamentales en la cinta: la fotografía y la música.

El director de fotografía Claude Agostini ya trabajó en las dos anteriores películas de Annaud y repitió en esta tercera, y puso al servicio del film su talento sacando el máximo partido imaginable a los escenarios, cuya dificultad a la hora de dar un aspecto épico era sumamente difícil. Los escenarios son rudimentarios, naturales, "sosos", no tienen prácticamente ningún elemento artificial puesto que en esa época el ser humano no dejaba demasiados vestigios de su presencia por lo que el trabajo de Agostini se centra en dotar de amplitud y magnificencia a los paisajes naturales, sacándole buen partido a los paisajes abiertos y a las escenas nocturnas iluminadas por el todopoderoso fuego. La exquisitez del trabajo visual de Agostini se ve complementada por el aspecto quizá más imprescindible y fundamental de la cinta, la banda sonora. El francés Philippe Sarde, consciente de la importancia de dar réplica sonora a la preciosidad visual y lo esencial de compensar la falta de diálogos, realiza una de las BSO más completas, preciosas y apropiadas que he tenido el placer de escuchar en mi vida. Sarde, que por aquel entonces llevaba ya más de diez años de bandas sonoras a sus espaldas, compuso unas melodías primitivas, elaboradas con instrumentos de viento y percusiones por la London Symphony Orchestra y Les Percussions de Strasbourg bajo la dirección de Peter Knight, que dan una apacible sensación de tranquilidad, también de tensión, a la vez que dotan a la película de grandeza y esplendidez; y no solo tienen una gran presencia sino que sabe cuando desaparecer estratégicamente y dejar lugar a los sonidos de la naturaleza. La poderosa y cuidada BSO es perfecta para la cinta como también lo es el sonido, que está realizado con una calidad extraordinaria, pieza elemental en el film. Y es Jean-Jacques Annaud realiza un trabajo digno de figurar en los registros con esta película. De hecho ganó un Premio César (de la Academia de Cine Francesa) a la Mejor Dirección, además de recibir el galardón a la Mejor Película.

Otro de los premios que recibió la cinta fue el Oscar al Mejor Maquillaje, la segunda vez que se otorgaba el premio después de que un año antes "Un Hombre Lobo Americano en Londres" inaugurara la categoría, y es que el trabajo de caracterización no fue para menos. Cuatro actores brillan con luz propia en el film, empezando por el más famoso, Ron Perlman, en la que fuera su primera interpretación en el cine. El polivalente y camaleónico Perlman es Amoukar, el hábil y simiesco cavernícola que se impone de forma brutal, se come la pantalla en cada aparición con su aspecto rudo y su suprema interpretación. Solo son gestos, andares, muecas, pero su interpretación es digna de mención especial. También el de Everett McGill fue un magnífico rol como Naoh, el valeroso candidato a líder de los Ulam que es quien tiene la oportunidad de mostrar un amplio abanico de sentimientos, desde la risa hasta el amor, pasando sobre todo por el asombro constante ante animales gigantescos o tribus desconocidas. El simpático Gaw es interpretado por Nameer El-Kadi, quizá el más secundario de los protagonistas que tiene sus momentos de gloria, sobre todo hacia el final con la secuencia del oso, y que también consigue una magnífica representación, recordando especialmente su graciosa risa. La miembro de la tribu Ivaka es interpretada por Rae Dawn Chong, actriz que luego veríamos trabajando codo a codo con Schwarzengger en "Commando" y muchas más películas, y en la piel de Ika también lleva a cabo una representación magnífica, la avanzada Homo sapiens cuyo descubrimiento supone para los Ulam la apertura de un nuevo mundo. Los cuatro actores realizan unas interpretaciones complicadísimas y magistrales.

"En Busca del Fuego" es una película especial, atípica, magistral, y debe verse obligatoriamente para entender hasta qué punto el cine puede resultar un placer para los sentidos sin tener un guión complejo ni una estructura tradicional. Su diseño de producción es increíble, el vestuario, el maquillaje y la ausencia de efectos especiales son factores que engrandecen la película y están realizados extraordinariamente y el profundo estudio del comportamiento humano dota de un realismo extremo a la cinta, que sin ser un documental consigue que podamos disfrutar de una película corta, de ritmo pausado en la que no dejan de pasar cosas maravillosas y creíbles constantemente, fruto del excepcional tempo al que Jean-Jacques Annaud dota al film. Sin palabras, literalmente la película no tiene una sola palabra comprensible, y aún así consigue enganchar y ser completamente accesible. Sin palabras, Annaud consigue dejar sin palabras al espectador, que asiste a una lección de cine de una forma poco convencional y totalmente épica. Todo un ejemplo de cómo debe hacerse una película legendaria.

Mi puntuación: 9/10.

lunes, 22 de junio de 2009

"Furia de Titanes", la ira de los Dioses es incontenible.

El último gran clásico del cine de la mitología Griega.

El género conocido como péplum abarca un amplio espectro de películas que están relacionadas con algún tipo de mitología y que generalmente adaptan textos religiosos, mitológicos, legendarios, históricos y/o de aventuras. Dentro de este gran género pueden comprenderse todo tipo de subgéneros que incluyen las películas de romanos, del antiguo Egipto, bíblicas, etc. películas mayormente épicas que tratan temas de la antigüedad y donde es habitual encontrarnos con un héroe sobre el cual gira el argumento, aunque el término péplum se refiera mayormente a películas protagonizadas por héroes de la mitología Griega. Este género, cuya esencia fue padre de muchos otros incluido el western, tuvo su época de mayor auge sobre todo en las décadas de los 50 y 60 donde se realizaron decenas de filmes de todo tipo de presupuesto y en las cuales Hércules, Ursus y Maciste eran los protagonistas más recurrentes. Considerando en aquella época el péplum (o colosal) como el género de aventuras por excelencia las películas fueron pasando de moda gradualmente y se pasó de la sobresaturación del mercado en los 60 a casi el olvido durante las décadas posteriores; en los 70 y 80 eran raras las producciones de este tipo mientras que en los 90 fue un género absolutamente olvidado. En la década actual una producción de este tipo también es una pieza algo rara pero Hollywood ha apostado por algunas superproducciones con temática fundamentalmente épica que han logrado un gran éxito, sobre todo a partir de la obra de Ridley Scott "Gladiator" que dio pie a otras como "Alejandro Magno", "Troya" o incluso "300", aunque es posible que éstas se lo deban más a la trilogía de fantasía épica de "El Señor de los Anillos" que a otra cosa. En los 00 el péplum se ha recuperado ligeramente, siendo la década con más películas de este tipo en los últimos cuarenta años, pero si nos centramos solamente en películas que traten temáticas de la mitología Griega la última gran pieza de culto es "Furia de Titanes", si no tenemos en cuenta su remake (que se espera para el año que viene) ni "Troya" de Wolfgang Petersen.

Nos tenemos que remontar hasta 1981 para dar con la última perla del cine mitológico, aunque en aquella década se realizaran dos o tres películas más sobre todo centradas en el eterno Hércules. En "Furia de Titanes" se adapta el mito de Perseo; la película comienza con Zeus ordenando a Poseidón destruir la ciudad de Argos cuyo Rey Acrisio condena a su hija Dánae y su bebé Perseo a muerte arrojándolos al mar en un cofre en un arranque de celos al descubrir que Perseo es hijo del mismo Zeus. Perseo forma parte de ese grupo de hombres o semidioses que son considerados héroes en la mitología Griega, y como tal es una de aquellas piezas con las que los Dioses saciaban sus caprichos, invitándoles a desafiarles o a superar los retos que les proponían para diversión propia o por antojo. La tensión aumenta entre Zeus y Hera y Tetis, la primera por la infidelidad de Zeus y la segunda al ver que su hijo Calibos recibe peor trato que Perseo, por lo que Tetis acaba urdiendo una terrible venganza por puro despecho. Lo interesante de la película es en primer término ver cómo, al igual que en otras películas como en "Jasón y los Argonautas", los Dioses deciden y discuten sobre el destino de los hombres, dándonos una imagen fantástica muy cercana al concepto de Deidad que tenemos en realidad. Todo el halo de majestuosidad y encanto de las escenas del Monte del Olimpo son magníficas, le dan un tono nostálgico a la cinta, cuando un solo escenario borroso sugería terreno mágico y fantástico.

Perseo, interpretado con gracia por el entonces desconocido Harry Hamlin que posteriormente se convertiría en una estrella de televisión, tiene que llevar a cabo una gran epopeya para superar la prueba de los Dioses y ganarse el amor de Andrómeda, y en esta película vemos cómo se enfrenta al Kraken, vuela sobre Pegaso, derrota a Medusa, lucha contra escorpiones gigantes, el Cerbero y Calibos entre otras peripecias dignas de un auténtico héroe, una auténtica maravilla. El Perseo de este film es el héroe que personifica todos los ideales propios del bien, no da siquiera un ápice de debilidad como Ulises al atarse al mástil del barco para evitar la tentación de sucumbir a las sirenas, en este caso Perseo, con una extraña aureola ochentera y no demasiado varonil, es la pura bondad, el héroe perfecto: inteligente, físicamente un portento, generoso, hábil en combate, valiente... un perfecto héroe mitológico.

Entre todo el baile de personajes "Furia de Titanes" tiene un reparto realmente notable, comenzando por Laurence Olivier que interpreta a Zeus, en pocas ocasiones aparece pero su presencia es magnánima, Maggie Smith (Minerva McGonagall en las películas de Harry Potter) como Tetis, la Diosa vengativa y celosa, Ursula Andress (la más famosa de las Chicas Bond) es Afrodita, aunque su papel es prácticamente un "cameo" del mismo modo que lo son Jack Gwillim como Poseidón o Claire Bloom como Hera. La joven y bella Judi Bowker fue quien personificó a Andrómeda, la mujer por la que Perseo se lanza a la aventura, y su papel es tan discreto como vistoso. Si hay que destacar a algún actor en concreto este sería Burgess Meredith quien interpreta a Ammon, el poeta, que acompaña a Perseo en gran parte de su periplo y le ayuda con su sabiduría. También es curioso el papel de Neil McCarthy como Calibos cuando éste no está animado por la técnica del stop-motion, obra del maestro de los efectos visuales artesanos Ray Harryhausen.

Precisamente uno de los elementos más destacables del film y que hacen de éste una cinta memorable y obra de culto inmediata son los efectos visuales, realizados con maestría por el veterano Harryhausen quien tiene una exquisita filmografía como animador en películas de aventuras como "Sinbad y la Princesa", "Jasón y los Argonautas", "Los Viajes de Gulliver", etc. y cuyo gran estandarte siempre ha sido el uso de la técnica de animación stop-motion (cuyo último exponente se encontraría en "Los Mundos de Coraline") integrando imagen real con maquetas animadas que, siendo sinceros, se ven de forma algo cutre ahora en 2009, pero (seguramente) lo harían de forma maravillosa en 1981. Emulando la exquisita "King Kong" de 1933 tenemos todo tipo de monstruos atacando a nuestro héroe, por ejemplo el imponente buitre gigantesco, el majestuoso Pegaso, el temible Kraken —quizá una de las imágenes más recordadas del film— que nada tiene que ver con el de "Piratas del Caribe. El Cofre del Hombre Muerto", el malvado Calibos, el violento Cerbero bicéfalo, el simpático y juguetón búho metálico (el punto más eminentemente cómico de la cinta), los escorpiones gigantes y sobre todo la terrorífica Medusa, con toda seguridad el emblema de la película y por lo que más es recordada. De hecho yo tengo un recuerdo de la escena que protagoniza la Gorgona que debí ver cuando era pequeño, una escena que se me grabó a fuego y me aterrorizó por lo peligroso y monstruoso de la criatura. Esa secuencia y la final con el gigantesco Kraken, que recuerda mucho a nuestro amigo King Kong, son las más emblemáticas de la cinta, y son las que sin duda le dan el toque tan encantador a la cinta, la que la convierten en una obra ochentera a tener en cuenta, un clásico imperecedero que aunque con los años pierda seriedad también gana carácter, personalidad, y sobre todo nostalgia. El espectacular Harryhausen realizó en "Furia de Titanes" su último trabajo como creador de efectos visuales para una película, por lo que ésta es la última perla que sella su gran legado para el cine fantástico.

La banda sonora es un gran acierto, proporciona un tono épico al film, que es justo lo que necesita. Laurence Rosenthal es capaz de proporcionar melodías grandilocuentes para los momentos en los que Perseo viaja o conoce nuevos lugares mientras que intercala a la perfección temas de gran tensión para las secuencias de suspense o combate, dando gran poderío sonoro a la cinta y siendo un apartado muy destacable, como también lo es el sonido en general de todas las criaturas sobre todo. El guión de Beverley Cross (guionista de "Jasón y los Argonautas" y "Sinbad y el Ojo del Tigre") está repleto de emoción y aventuras, sin dar tiempo al respiro en los 110 minutos de cinta muy bien repartidos por el director Desmond Davis, que durante su carrera realizó la mayoría de sus trabajos para televisión, y no deja de tener cierto aire a telefilm aunque de gran calidad.

Pese a ser la última de una larga extirpe la película funcionó bien en taquilla, en 1981 fue el undécimo estreno más taquillero, y eso que aquel fue el año de "Indiana Jones en Busca del Arca Perdida", "Superman II", "Carros de Fuego", "Sólo Para Sus Ojos", etc. y a nivel artístico es recordada con cariño, pero por razones desconocidas el género siguió sin levantar cabeza hasta esta década, que aunque lejos de la época dorada de los años 50 y 60 por lo menos ha reavivado un poco el interés del público en las historias épicas. Fruto de ese interés el año que viene se estrenará el remake de esta cinta, dirigido por Louis Leterrier ("El Increíble Hulk") y escrito por Lawrence Kasdan ("Indiana Jones en Busca del Arca Perdida", "Star Wars: El Imperio Contraataca") la película ha comenzado el rodaje e incluso Tenerife ha tenido la oportunidad de servir de escenario para algunas de las escenas del film tras muchos años sin recibir la visita de una superproducción de Hollywood. El film contará con un reparto estelar: Sam Worthington (Perseo), Liam Neeson (Zeus), Ralph Fiennes (Hades), Alexa Davalos (Andrómeda), Mads Mikkelsen (Draco), Gemma Arterton (Io), Jasón Flemyng (Rey Acrisio), Danny Huston (Poseidón), Izabella Miko (Atenea), Pete Postlethwaite, etc. caras más o menos conocidas donde destacaría un Sam Worthington en alza tras "Terminator Salvation" y un Liam Neeson en la piel del poderoso e implacable Zeus. No creo que iguale en carisma a la cinta original, pero seguramente será un espectáculo interesante de ver.

Sea como fuere, a pesar de los años "Furia de Titanes" sigue siendo clásico indiscutible que goza de un componente nostálgico muy grande pero que también tuvo en su día unos elementos que la hicieron memorable, unas interpretaciones muy correctas, una BSO potente y unos efectos visuales simpáticos y añorados, que sumados a lo ochentero de la cinta en su estilismo redondean el resultado. Una película mítica, nunca mejor dicho, para ver recordando lo simple que puede ser el cine y lo bonito si le echas imaginación, y sobre todo el buen rato que se puede pasar viendo una película de aventuras y fantasía como Zeus manda.

Mi puntuación: 8/10.