domingo, 6 de julio de 2008

"Senderos de Gloria": Stanley Kubrick, una visión única (IV).

La primera obra maestra de Kubrick. GUERRA y CINE.

Una de los primeras películas polémicas de Kubrick fue "Senderos de Gloria" (1957). Kirk Douglas se encargaría de producir una película en la que las productoras no tenían demasiada fe y cuya colaboración fue clave para tirar adelante el proyecto. Douglas acababa de crear su propio sello en 1955, Bryna, y andaba en busca de nuevos talentos que reclutar. Después de ver una proyección previa al estreno de "Atraco Perfecto" quedó impresionado del talento de Kubrick y se puso en contacto con él. Kubrick y Harris habían pensado en Kirk Douglas para que interpretara al protagonista, el Coronel Dax (otras opciones fueron Richard Burton, James Mason y Gregory Peck), pero éste tenía ya otros compromisos para otro papel a pesar de su interés por la película. Gracias a que ése proyecto acabó retrasándose Kubrick pudo contar con Douglas que se involucró de pleno en el film.

Kubrick escribió el guión de "Senderos de Gloria" junto con Calder Willingham y Jim Thompson (que ya le ayudó en anteriores guiones) basándose en la novela homónima de Humphrey Cobb de 1935, que Kubrick leyó cuando tenía tan solo 14 años. El guión mostraba una clara tendencia antibelicista que no estaba bien vista por aquella época, y es que no se querían arriesgar con un producto así. Pero fue Douglas el que se atrevió a tirar del carro y fue la pieza clave para que la United Artists acabara produciendo la película, aunque contara con un bajo presupuesto. La producción conjunta de Harris-Kubrick y la de Kirk Douglas significó un paso importante en la carrera de Kubrick, que comenzó a verse como un director potencial y un buen partido para las productoras sin perder su independencia como artista.

La novela de Cobb (que ya tuvo una adaptación en Broadway) está basada en una historia real que ocurrió realmente en el ejército Francés durante la IGM, cuando cinco soldados fueron ejecutados injustamente por amotinarse. Años más tarde las familias de los ejecutados denunciaron al ejército y pese a ganar el juicio las compensaciones fueron paupérrimas. Kubrick se hizo con los derechos de la obra de Cobb una vez que murió (Harris-Kubrick pagó $10.000 por los derechos), y quiso mostrar la esencia de esa absurda reacción con una historia muy similar que reflejaba claramente la poca coherencia que tiene la guerra en sí misma, y a la vez hacer una especie de llamamiento o denuncia sobre la situación en el campo de batalla. Por cierto, el título de "Senderos de Gloria" viene de un poema de Thomas Gray, titulado "Elegía en el Cementerio de una Aldea", cuya línea reza: «Los senderos de gloria conducen al cementerio». A pesar de ese aspecto, Stanley Kubrick nunca se refirió al film como una clara interpretación anti-belicista, sino más bien como una apología anti-ignorancia autoritaria. "Senderos de Gloria" es una de las películas más humanistas y sentimentalistas del director, mostrando las penurias de los condenados y el sufrimiento y la impotencia a través del Coronel Dax que solo puede asistir como espectador al crimen de guerra que sucede impune ante sus ojos. El argumento nos sitúa en la Francia de 1916, cuando se ordena un ataque suicida del ejército francés contra las posiciones alemanas en Agnoc, un punto estratégico de vital importancia para el desarrollo de la Primera Guerra Mundial que tiene todas las papeletas para convertirse en un fracaso estrepitoso. El General Mireau, uno de los principales responsables del ataque, deberá aplicar a las tropas un castigo ejemplar con tal de escarmentarlas y dar ejemplo.

Por su temática el film tuvo que rodarse en Alemania, en los Estudios Geiselgasteig cerca de Munich; a pesar de que la historia transcurría en Francia no pudieron rodar en ese país ni en los Estados Unidos. Debido al reducido presupuesto de la cinta y al alto porcentaje del beneficio que se iba a llevar Douglas hubo poco dinero a destinar en otros aspectos. Es por eso que para la fotografía se tuvo que contratar a un veterano director de fotografía alemán no muy conocido, Georg Krause, que trabajó toda su carrera en su Alemania natal. Una de las secuencias más cuidadas y famosas de "Senderos de Gloria" es la de las trincheras en primer plano/primera persona o los travelling laterales a lo largo de ellas en plena batalla cámara en mano para dar esa sensación de estar en el campo de batalla que luego por ejemplo explotaría Steven Spielberg en la mítica secuencia del desembarco de Normandía en "Salvar al Soldado Ryan". La fotografía del film no tiene desperdicio, de corte clásico y con una sobre-saturación en las escenas nocturnas, pero era lo que había por la época. No faltan los encuadres vistosos y la exquisita fotografía que caracterizó al director a lo largo de toda su carrera.

La música Gerald Fried es de corte clásico y militar, muy adecuado al film, y a pesar de no ser omnipresente a lo largo de todo el metraje se hace protagonista de la acción en momentos clave como la incursión nocturna de los tres hombres en campo enemigo, la ejecución de los condenados o la cantinela del mítico final.

Douglas realiza una interpretación magnífica del Coronel Dax, un militar que se preocupa por sus soldados y no cree en que el sacrificio de vidas en vano sirva para llevar a la gloria a sus generales. Se muestra en contra del ataque a la Colina de las Hormigas desde el principio pero se ve obligado a ceder ante las presiones, chantajes y amenazas de sus superiores. Es un Coronel estricto, pero justo y preocupado por sus tropas, y no duda en hacerse partícipe de la batalla por muy descabellada que la encuentre. Cuando se culpa a su batallón de cobardía no cesa en su empeño en defenderlos de forma acérrima, pero la política se impone y el Coronel solo puede tratar de negociar un mal menor. Ese es el destino de la guerra, la frustración y condescendencia, el ser humano se arrastra al vacio a sí mismo en una batalla contra un enemigo que no es sino su propia representación.

Cuidado con los Spoilers porque hablaré de la película con detalle. La película comienza con la conversación entre los dos altos mandos que ordenan la toma de la Colina, y en ella se puede ver como "comercian" con la vida de los soldados como si de carnaza se tratara. De hecho para ellos, que ven la batalla tranquilamente sentados en sus balcones, el ejército no es más que eso, una simple herramienta que usar para sus fines particulares aunque sean tan viles como un ascenso en la escala social. La Primera Guerra Mundial le vino muy bien a Kubrick para representar ese aspecto en concreto, ya que en una guerra de trincheras como esa las bajas se contaban a miles por cada pequeño acercamiento que se realizaba. El valor de la vida humana se limitaba a unas cifras al final de la campaña, y parece ser que los generales ya tenían asumida esa pérdida como algo necesario para un bien mayor.

El General Paul Mireau interpretado excelentemente por George Macready utiliza la toma de la Colina como escusa para conseguir un glorioso ascenso bajo las seductoras ofertas del General George Broulard (Adolphe Menjou), pese a que él mismo reconociese que no tiene hombres suficientes para dicha misión. Pero su ambición, su avaricia y su soberbia se imponen a la lógica y decide presionar al Coronel Dax para que el ataque tenga lugar en un periodo de tiempo muy limitado y con unos medios más limitados si cabe.

Con el Coronel Dax no pueden funcionar las mismas técnicas de persuasión que con el General Mireau, y por eso este último lo motiva con lo que cree que puede convencerle, con patriotismos. A pesar de ellos el Coronel tiene las ideas claras y se da lugar a una de las mejores frases del film: «La patria es el último refugio de los canallas.» ("cobardes" en versión original). Finalmente consigue que Dax acceda amenazándolo de un permiso obligatorio, y éste acepta tomar la Colina de las Hormigas con sus hombres antes que abandonar a su regimiento.

Otra escena curiosa es la del General Paul Mireau paseando por las trincheras para dar ánimos a los soldados. «¿Qué tal soldado? ¿Dispuesto a matar alemanes?». Cuando ve que uno de los soldados se encuentra aturdido y confuso rehúsa completamente que éste se encuentre mal por la guerra, pues un soldado francés no se doblega ante un bombardeo. A pesar de la poca fe que tiene en su ejército el General se muestra prepotente y orgulloso con su regimiento (quizás para auto convencerse a sí mismo), y no concibe que se hallen sentimientos de cobardía o inseguridad entre ellos, confunde el instinto de supervivencia humano con la cobardía. Mireau defiende hacer la guerra en el campo de batalla y no en los despachos, pero aún así acepta que su regimiento se lance a una misión suicida mientras él se queda observando los acontecimientos a una distancia segura bebiendo coñac. Resulta muy cínico que quién critique constantemente a los que hacen la guerra sentados en butacas sea el primero en hacerlo. Creo que la palabra que define al personaje del General Paul Mireau es el cinismo puro, que a su vez representa una imagen de los que hacen la guerra, no los pobres soldados que se dejan la vida y las esperanzas en el campo de batalla, sino los que crean y destruyen a placer desde poderosos puestos. Además cuando las órdenes de atacar son rehusadas por los hombres en el campo de batalla ordena que se les dispare en un berrinche que no puede controlar, hasta el punto de pedir el consejo de guerra que condenaría a 100 hombres del regimiento 701. Otra forma de mostrar la hipocresía de la guerra es cuando el Capitán Rosseau, que se niega a atacar a sus propias tropas, se presenta ante el General Mireau por orden expresa de éste y el General se hace el loco para no mostrar su tiranismo frente al General Broulard.

Una conversación muy interesante entre dos soldados la noche antes del ataque refleja muy bien la otra cara de la moneda, la que no ven los altos mandos: la del miedo a la muerte. Los soldados eran personas de a pié que por las circunstancias de la vida habían acabado en una trinchera, y eso acrecentaba el hecho de que tenían tanto miedo a morir como poco valor para los generales. En dicha conversación los soldados muestran sus preferencias ante una muerte rápida y mostraban el miedo que les causan las bombas, bayonetas o el gas. Es como quien asume que va a morir y habla de ello para obtener el valor de afrontarlo, y mediante ese punto de vista Kubrick muestra el lado humano de la guerra, no aparece un solo alemán en la cinta pero nos imaginamos que su miedo debe ser parecido al de los franceses. Tengo la sensación de que Clint Eastwood se basó en este film para realizar su particular visión de la batalla de Iwo Jima en "Banderas de Nuestros Padres" y sobre todo "Cartas desde Iwo Jima".

Más cosas que se ven al inicio del film es la cara oscura de la que no se tuvo constancia en los libros de historia: la de las traiciones y negligencias de los soldados que podrían convertirse en una especie de "Señores de la Guerra" en miniatura al poder jugar con la vida de sus propios soldados a placer. Ese es el ejemplo del Teniente Roget (Wayne Morris) que inicia una exploración nocturna del terreno con dos soldados más después de haberse bebido una botella de alcohol, lo que provoca que se pierda la vida de uno de ellos por su culpa. Este hecho provoca la ira del Cabo Philippe Paris (interpretado por Ralph Meeker) que al querer denunciar la acción del teniente acaba siendo uno de los tres "seleccionados" para el fusilamiento que debe dar ejemplo al resto de tropas. No solo el Teniente queda impune, sino que se demuestra la moraleja de que en el ejército, y más en concreto en una guerra, todo vale y el que quiera seguir las normas morales será excluido y/o eliminado.

Una vez fallido el ataque, el Coronel Dax llega incluso a ofrecerse como "cabeza de turco" para expiar la frustración del General Mireau poniendo su vida en manos del consejo de guerra, pero los generales rehúsan y después de la negociación lo dejan en tres hombres, uno por cada compañía, como si estuvieran siendo benévolos y comprensibles. Una vez más la vida de los soldados es una simple cifra con la que negociar, aunque cínicamente quieran mostrar lo contrario. Para demostrar que todo en el General Mireau son apariencias, cuando no está el General Broulard éste amenaza a Dax para que se olvide de la defensa de los tres hombres o se encargará de arruinar su carrera y su vida. Pero eso da más fuerza si cabe al Coronel, símbolo de la pureza y la humanidad en el ejército, y emprende con más vigor su tarea de defender a los tres seleccionados para la ejecución.

Los tres pobres desgraciados que tienen que enfrentarse al juicio son el Cabo Philippe Paris (Ralph Meeker), el soldado Pierre Arnaud (Joe Turkel) y el soldado Maurice Ferol (Timothy Carey). Los métodos para seleccionar al cabeza de turco de cada compañía son diferentes, el caso del Cabo Paris como he comentado le viene muy bien al Teniente Roget ya que así se libra de un testigo de su negligencia, a Arnaud lo eligen a suertes, y a Ferol lo escogen por "ser un indeseable social". La razón por la que fueron elegidos es indiferente, la cuestión es que tenía que ser alguien y a estos tres pobres desgraciados les toca servir de dudoso ejemplo para mostrar que la cobardía se paga con la vida, y no que la valentía se colma con la gloria.

Como es de prever el juicio es una pantomima, las preguntas del fiscal son completamente absurdas y el jurado rehúsa una y otra vez los argumentos del coronel Dax. «Caballeros miembros del tribunal, hay ocasiones en que siento vergüenza de pertenecer a la raza humana, y esta es una de ellas.» espeta en su alegación final, y es que el amaño es tan claro que no queda otra que dar un grito desesperado. Hasta en la supuesta aplicación de la ley hay cinismo y mezquindad dentro del ejército.

La desesperación se apodera de los soldados cuando se les declara culpables y es entonces cuando el soldado Arnaud (Joe Turkel, que también aparecía en "Atraco Perfecto", además de ser Eldon Tyrell en "Blade Runner" y el camarero de "El Resplandor") abre otro de los debates del film, el papel de Dios. Arnaud pierde los papeles con el padre Dupree cuando éste viene a confesar sus pecados antes de la ejecución, pone en tela de juicio que sea Dios el que deje que pasen estas injusticias pues Kubrick quiere mostrar que no es cosa divina que el comportamiento humano sea tan vil. Un enfrentamiento entre el escéptico Arnaud, el padre Dupree y el cabo Paris acaba con una fractura de cráneo para el primero, lo que le deja en un estado comatoso y moribundo que no le salva de la pena de muerte. Hay que destacar el uso de tempo que hace Kubrick para ayudar a crear esa atmósfera de tensión y suspense acerca de la vida de los acusados, en todo momento tenemos la esperanza que se salven por una trampa legal, por una negociación o simplemente una fuga, pero el final y se acerca y no tienen esperanzas. Hasta que las balas no atraviesan sus cuerpos no caemos en la desesperanza, el director sabe cómo hacernos sufrir.

Dax no consigue hacer que se haga justicia con los reos pero sí que consigue dos cosas, primero hacer que el Teniente Roget sea el encargado de ejecutar a los tres soldados ya que está enterado de su negligencia en la incursión nocturna y sabe que eligió a Paris para librarse de su testimonio, por lo que obliga al Teniente a llevar a cabo tan pesada tarea. Roget no quiere hacer de ejecutor pero Dax se muestra firme, no piensa permitir que el Teniente se vaya a dormir tranquilamente a su casa el día de la ejecución, su forma de pagar por lo que hizo será mantener el recuerdo de la imagen de la ejecución por el resto de su vida. La segunda cosa que consigue es gracias a una afortunada visita del Capitán Rosseau, que le cuenta la orden que recibió del General Mireau de disparar a sus tropas (conversación que no se ve, se intuye para agilizar la cinta). Esta información la utiliza luego cuando habla con el General Broulard para evitar la muerte de los condenados, pero éste se muestra reacio a ello. El General George Broulard no es tan tirano como el General Mireau, pero también tiene sus presiones políticas y de la prensa, lo que lo condiciona a tomar decisiones como la de la ejecución. Durante la conversación Broulard acepta que el ataque "quizá" fue un error y le echa tierra encima, pero acepta el revulsivo de la ejecución, se cree un disciplinador y motivador. De nuevo vemos como el método de motivación en la guerra no es premiar a los buenos, sino castigar a los "malos", mano dura, además de ver cómo aún reconociendo la inutilidad del ataque no se preocupa excesivamente por el fracaso y la vida de los soldados. Pero en el último momento Dax negocia con Broulard a partir de la información acerca de la orden de Mireau, pero ya no de la forma que lo haría normalmente, sino utilizando el chantaje con lo que más importa a Broulard, la opinión pública, política y periodística. Un guión previo al rodaje tenía un final alternativo en el que finalmente esa negociación salvaba la vida de los soldados, pero Douglas convenció a Kubrick de que un final feliz minaría el mensaje pacifista de la cinta. Dax no consigue su objetivo pero consigue que se abra una investigación al General Mireau, lo que da un mínimo de esperanza en el film de que se haga justicia. El cinismo de Mireau dura hasta el último momento: «Me conviertes en cabeza de turco, a mí, el único inocente de todo el asunto... El hombre al que apuñalas es un soldado.». No solo el cinismo del Gral. Mireau queda patente al final de la cinta, sino también la ignorancia del Gral. Broulard, la estupidez de los hombres al mando, ya que una vez que se ha deshecho de Mireau le ofrece su puesto a Dax, como si éste solo hubiera hecho todo eso para ascender, sin entender que el motivo real era salvar la vida de unos valientes soldados. Por enésima vez vuelve a quedar claro que el valor de la vida de un soldado es nulo para un general.

El final de la película es uno de los más recordados de la historia del cine, no por su espectacularidad sino por su efectismo y emotividad. Tras haber perdido sus hombres el Coronel Dax observa como una joven chica alemana es abucheada y humillada en un bar por decenas de soldados franceses. Cuando ésta comienza a cantar y maravilla a todos con su preciosa voz y su profunda tristeza todos los soldados avergonzados por su comportamiento se callan y entre lágrimas comienzan a tararear la canción junto a ella, mientras vemos las caras de los emocionados soldados. Este bonito y triste final da lugar a una reflexión que nos pone en el lugar de la pobre chica que por el simple hecho de ser alemana sufre una humillación de la que rápidamente se arrepienten los soldados franceses al ponerse en su lugar y entenderla. Como curiosidad, la chica que interpreta a la alemana que canta es Susanne Christian, que acabó convirtiéndose tras ese film en la esposa de Kubrick hasta el fin de sus días. «Lo mejor del film —según dijo el propio Kubrick, es que al final fui yo el que me acabé llevando a la chica». Después de "Senderos de Gloria" Kubrick se trasladó a Los Angeles y tuvo dos hijas más con Susanne, Vivian y Anya y definitivamente se situaba más cerca de la meca del cine.

Su estreno en EEUU transcurrió sin dificultades, pero cuando el film fue estrenado en Europa provocó una serie de reacciones contrarias al film que culminarían en su prohibición en países como Suiza, España o por supuesto Francia. Su proyección en Bruselas provocó incluso incidentes por la mala imagen que se le daba al ejército Francés, y es que debemos recordar que por aquellos años existían asociaciones de veteranos franceses y belgas de ex-combatientes la IGM que demonizaron el film. Gracias a las presiones del gobierno francés la película se prohibió en todo el país pero a su vez provocó una llamada a las protestas antimilitaristas que enfrentó a ambos bandos en Francia. United Artists no se atrevió a presentar la película en Francia hasta 1972, pero no consiguieron proyectarla en ese país hasta 1975 bajo una serie de cláusulas que incluían añadidos como una nota explicativa y la inclusión de la Marsellesa al principio de la proyección. En España hubo que esperar hasta 1986 para que el film se estrenara sin presiones.

Definitivamente Stanley Kubrick comenzaba a dar que hablar, ya era un director a tener en cuenta y aunque "Senderos de Gloria" no fue la película que le proporcionó el éxito definitivo representó su primer paso importante para figurar entre los grandes de Hollywood. La censura que se le aplicó a "Senderos de Gloria" la mitificó aún más y aunque no recibiera ningún Oscar con el paso del tiempo ganó adeptos y acabó figurando en la lista de los clásicos del cine de la historia. Y eso tan solo con 28 años. Directores históricos como Orson Welles tuvieron palabras sobre él después del estreno de "Senderos de Gloria: «De los directores de la nueva generación, Kubrick es el único al que yo consideraría como gigante.» Un prometedor futuro albergaban estas palabras, y desde luego Welles no se equivocó. «Una convincente obra maestra del director y escritor de categoría mundial Stanley Kubrick y guionistas Calder Willingham y Jim Thompson, "Senderos de Gloria" es una crítica aplastante sobre la política militar y "una experiencia cinematográfica inolvidable".» decía el diario "Newsweek".

En palabras de Kubrick, a pesar de que Hollywood no fuera lo mismo que sus primeros años y carecer de esa ostentación que tenía, existía la necesidad de hacer mejores películas, más sinceras y estimulantes. Kubrick era un artista y un creador antes que un empresario. Sobre él primaba el deseo de crear historias mediante imágenes y sonido. Según Spielberg, Stanley Kubrick era un director atípico ya que a diferencia de otros trazaba a grandes rasgos su película, para luego ir depurándola y quedarse solo con lo interesante. En una analogía con un pintor dijo que frente a un papel blanco un artista comienza con pequeños y suaves trazos para ir definiendo su obra, pero Kubrick en primer lugar da unos grandes brochazos que definen lo que será su film, para luego ir borrando y quitando lo que no es necesario y obtener el producto final que necesita a partir de su idea principal.

Martin Scorsese, que también tiene palabras para Kubrick, dijo que "Senderos de Gloria" es ante todo un film honesto. A partir de los travelling en las trincheras y el uso de la cámara lo que el director pretendía mostrarnos es que bajo un punto de vista objetivo, como el que se encuentra en las trincheras, la acción que puede ver el espectador es lo que ocurre, y luego cada uno debe juzgar por sí mismo para ver el cinismo de la guerra. Además el final del film refleja claramente un sentimiento, y no algo tan fácil de caer como el sentimentalismo.

"Senderos de Gloria" tuvo un reducido impacto en la cultura popular a pesar de su éxito. Una influencia importante de la serie "L'escurçó Negre" ("The Black Adder"/"Víbora Negra", 1983) es por supuesto la obra de Kubrick. En la serie, en la parte que transcurre en las trincheras inglesas en la IGM, el General Melchett está claramente empapado del carácter de desprecio y cinismo del General Mireau. Juegos de rol y canciones se han basado en este relato que Kubrick llevó al cine, y sin duda marcó un hito en cuanto a sinceridad con el espectador.

Personalmente considero esta película la primera gran obra maestra del director americano, el conjunto de su belleza plástica, su perfil clásico, su excelente fotografía, el candente mensaje y las soberbias interpretaciones elevan al film al nivel de obra imprescindible, que es básica para entender la carrera de Stanley Kubrick.

«No podemos dejar que los soldados decidan si una orden es posible o no. Si una orden no es posible, la única prueba válida son sus cadáveres en las trincheras.»

Mi puntuación para "Senderos de Gloria": 10/10.

3 comentarios:

Christian dijo...

Como freak del cine bélico yo me hice polvísimo con este film y no me cansaré nunca de recomendarlo. Absolutamente de acuerdo con tu nota y el analisis. La escena final de la chica alemana cantando se me quedará grabada siempre.

Kubrick rules!!!

Rafa dijo...

Anteayer (16/10/2008) vi esta peli, en el Auditori de Caixa Tarragona, donde programan un ciclo de Kubrick.

Impresionante filme, que pese a tener 51 años su mensaje mantiene toda su validez. Fantástico.

Santi dijo...

Obra maestra absoluta. De mis favoritas del maestro.

Maldigo mi suerte por no poder ir a ninguna de las sesiones de los miércoles en la Caixa Tarragona, pecisamente ahora que hacen el ciclo de Kubrick. La semana que viene "¿Teléfono Rojo? Volamos Hacia Moscú", y la siguiente "2001: Una Odisea del Espacio", ambas en VOSE y en pantalla grande. Menudas dos obras maestras. Y menuda mi suerte...

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